Vista Medina
Titulo
Villa histórica, monumental, escultórica y paisajística
Villa de las Ferias

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Plano de D. Gerardo Moraleja Pinilla de Medina del Campo.
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MONUMENTOS EXISTENTES

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1- PARROQUIA MAYOR DE SAN ANTOLÍN: ANTIGUA COLEGIATA. Desde tiempos remotos existió en este mismo sitio una parroquia dedicada al mismo Santo Patrón, acaso desde que Andrés Voca trajo, según testifica la Crónica Premostratense de la Vid, su venerada reliquia, la cual, por cierto, no es la que actualmente veneramos, pues el 29 de julio de 1614 se registró un acuerdo consistorial en virtud del cual, respondiendo a una súplica del Cabildo Colegial, dos regidores en unión de dos canónigos, irán a Palencia para tratar de obtener de aquel Obispo y Cabildo una reliquia de San Antolín "por no tenerla en si iglesia". Luego no existía la que se supone que trajo el legendario Voca.

a) De la bula de creación de la Colegial, dada por S. S., Sixto IV en 11 de junio de 1480, a petición de Fernando el Católico, consta:

Que esta iglesia de San Antolín fue fundada y edificada por elinfante D. Fernando el de Antequera (40 R. b) con el fin de erigirla en catedral o colegial; deseo frustrado con su elección para rey de Aragón y con su prematura muerte. Que su nieto D. Fernando el Católico (40 R. b) con el fin de erigirla en catedral o colegial; deseo frustrado con su elección para rey de Aragón y con su prematura muerte. que su nieto D. Fernando el Católico logró realizar este piadoso deseo de su abuelo por la bula de referencia, en virtud de la cual quedaba extinguido el antiguo arciprestazgo, libre y exento de la villa, y se creaba la Colegial con abad, chantre, tesorero, maestrescua, doce canónigos y otros tantos beneficiados --subdivididos en raciones enteras y medias raciones, por mitad--. Que en vacando la abadía, el Cabildo Mayor ..constituido por los beneficiados de todas las parroquias de la villa-- elegía canónicamente persona idónea para la dignidad de abad, por cuanto el arciprestazgo desaparecido así lo practicaba, según antigua, pacífica y aprobada costumbre que la bula ratificaba; estableciéndose como requisito para tal idoneidad la circunstancia de ser hijo patrimonial de la villa. Que el Cabildo estaba obligado a hacer presentación del elegido al Consistorial o Ayuntamiento, para que éste diera letras testimoniales de presentación al obispo de Salamanca, a fin de obtener del mismo la colación o canónica institución, bien entendido, que si el obispo rehusaba hacerlo, por el mero hecho, quedaba confirmada la elección y convalidada la institución. Que en cuanto a las demás dignidades, canonjías y beneficios, al vacar, iban sucediendo automática y gradualmente, de beneficiario a racionero y canónigo y de canónigo a dignidad, y éstas en el orden `preestablecido, de tal suerte que al prior era forzosamente el decano; y porque los feligreses de la parroquia tenían por costumbre inmemorial derecho de elegir sus curas --igual de las demás parroquias de la abadía--, los confirmaban en el mismo de elegir los beneficiados alternativamente con el abad y Cabildo (uno de los feligreses y otro el abad y Cabildo juntamente). Que el abad podía usar mitra, guantes, anillo y báculo pastoral y además insignias pontificales, no limitándose su jurisdicción a la Colegial sino extendiéndose a todas las iglesias de la abadía.

El procedimiento electoral era el siguiente: Ocurrida la vacante, , el Cabildo Mayor acordaba fijar los edictos de convocatoria en las puertas de la Colegial y de San Nicolás. Llegado el día señalado para la elección, muñidos individualmente y llamados a son de campana teñida de la iglesia de San Juan del Azogue (quizá por haber sido la más céntrica dela población antigua), se reunía el Cabildo mayor en San Nicolás ( cuando ésta desapareció en San Facundo). Los capitulares oían la misa del Espíritu Santo y presentaban juramento; todo a puerta cerrada. Seguidamente el decano salía con el secretario a la puerta de la iglesia y el voz alta invitaba a cuantos quisieran mostrarse opositores, pues serían admitidos, no siendo contra lo prevenido en los estatutos. Si alguno se presentaba, verificada de idoneidad, hacía su plática ante el Cabildo y terminada salía de la iglesia, acompañándole hasta la puerta los comisarios. Cerrada de nuevo la puerta, el decano hacía idéntica invitación a los mismos capitulares, y los que de éstos se mostraban opositores, platicaban igualmente, terminado lo cual se procedía a emitir el voto regularmente secreto. Al efecto se distribuían a cada capitular tantas cédulas como eran los opositores, con los respectivos nombres y entonces, ordenadamente, iban depositando la cédula preferida en caja prevenida en el altar mayor. Quien alzaba mayoría de sufragios esta el instante promovido a la dignidad abacial, dándole testimonio para notificar la elección al Ayuntamiento que previamente reunido recibía con todos los honores al electo y comisarios, acordando darle testimoniales para obtener del Obispo la institución canónica.

N. El electo habrá visto lo más interesante del texto latino de la referida bula de la creación de la Colegial en nota correspondiente al nº. 25. Copiamos ahora el edito referente a la elección practicada el 10 de marzo de 1600: "Aedictum electionis Abbatiae. Universi et singulis notum sit quod dignitas Abbatialis Aecclesioae Collegiatae divi Antonini dicatae hujus inclitae et no bilis admondum villae de Medina del Campo, multis ab hinc diebus cavat et Capitumum majus cleri ejusdem villae cujus interest hujusmodi Abbatiae electionem facere, remisa prius sibi dicta electione per decretum Regalis Supremi Consilii, ordinavit et decrevit eamdem fieri ad diem veneis deciman proximan ventura mhujus mensis martii in ecclesia parrochiali divi Nicolai (ut de more habetur) ad horam ejusdem diei nonam. Ideo praesens edictum publice prefigi mandavit ut omnes illi ad quos in hujusmodo electione vix actica spectat el filii patrimoniales dictae eccleside aut incolarum hujus oppidi ad quos spectat passiva vox, juxta bullam erectionis dictae dignitatis Abbatialis datam a felicis recordationis Sixto papa quarto, ad praedictam diem et horam in dictam ecclesiam conveniant sive hujusmodi dignitatis praetensionem inituri, sive hujusmodi electionem facturi, alioquin adveniente die et hora supradictis, nullo alio spectato, dictum capitulum procedet ad actum praedictae electionis. Datum Maethimnae del Campo die octavo mensis martii, anno milessimo sexcentéssimo, mandato decanit et Capituli Majoris..."

En la elección practicada ese dicho día, nadie se mostró opositor y los capitulares eligieron, por 33 votos de 35, a D. Domingo de león y Alba, hijo patrimonial que no estaba presente porque era racionero en Salamanca.

Ossorio da detalles curiosos acerca de la presentación del nuevo Abad al Ayuntamiento, pág. 109: "Desde allí (San Nicolas) le lelvan con gran acompañamiento de lo bueno del pueblo, con chirimías, clarines y abatales a presentar al ilustre Ayuntamiento, donde restá el corregidor y regidores para darle la presentación para que el obispo de Valladolid le dé la colación y con ella tome la posesión en la iglesia Mayor, a la cual va con grande acompañamiento, y llegando los canónigos de ella le tienen puesto en el patio de la iglesia un sitial muy autorizado, y llegado allí salen el prior y Cabildo con su cruz a recibirle, y los cantores cantando un Te Deum laudamus y allí reciben de él el juramento que los demás abades han hecho, y luego lo sientan en su silla, que es la principal del coro, y derrama algunos reales, y ante el notario de la iglesia pasan todos estos actos".

De los antiguos arciprestes que regentaron consuetudinamente la omnímoda jurisdicción eclesiástica, no ha quedado rasgo saliente alguno. El último, D. Alonso Rodríguez Manjón, tuvo la suerte de ser promovido a la dignidad abacial al ser erigida la Colegiata. Fue capellán de los Reyes Católicos y de su Consejo y señor de Peñaranda. Los que le sucedieron en el cargo, algunos con marcado relieve en la historia de Medina y aún en la de España, fueron:

b) D. JUAN RUIZ DE MEDINA, el más destacado y benemérito de todos. D. Julián de Ayllón escribió su biografía en estos términos: "Nació de una de las familias más antiguas e ilustres, que tiene por tronco a Rodrigo de Medina, quien tomó el patronímico Ruiz de Medina, el cual fue hijo de Berengario de Medina, fundador de la iglesia de San Bartolomé, hacia los fines del siglo XII. Estudió en la Universidad de Salamanca las ciencias mayores, y en 14 de noviembre de 1467 se hizo colegial mayor en el colegio de San Bartolomé de dicha ciudad, y continuando la carrera literaria con agigantados pasos se graduó de Doctor en ella misma, y no mucho después pasó a la de Valladolid a ser catedrático de Prima. Extendióse luego por todas partes de fama de su literatura, y como entonces se formaba en Castilla el tribunal de la Inquisición, echaron mano de nuestro D. Juan Ruiz de Medina los Reyes Católicos para hacerle uno de los primeros inquisidores, y para que concurriese a la formación de las primeras ordenanzas, por donde se gobernó dicho tribunal. Sus grandes méritos le fueron conduciendo por los puestos más distinguidos..., y así le confirieron el arcedianato de Almazán, dignidad de la iglesia de Sigüenza, chantre en la de Sevilla, en la cual manifestó su piedad dejando edificada una magnífica capilla de la Generación Temporal de Jesucristo, expresada en célebre cuadro de Luis de Vargas, con otros dos a los lados de San Pedro y San Pablo, y otros en el basamento donde está retratado el mismo fundador... En el año 1479 fue enviado a Francia por los Reyes Católicos a jurar las paces capitulares entre las dos coronas. Asimismo fue enviado a Roma juntamente con el Conde de Tendilla, a pacificar las desavenencias y discordias originadas entre Inocencio VIII y el rey D. Fernando de Nápoles..., lo cual ejecutaron tan a satisfacción de todos que las paces asentadas fueron de mucha utilidad... Concluida tan felizmente esta comisión , y dando el Conde la cuenta por España, nuestro doctor se quedó en Roma de orden de los Reyes para tratar otros negocios..."

"En la erección de la Colegiata de la villa, hecha en 1480, en la cual tal vez intenvendría el Sr. Medina, por hallarse en la sazón en Roma, fue creado primer Prior por ella. Poco después pusieron los Reyes la mirada en nuestro doctor pasara remunerarle los sobresalientes méritos contraídos en las gravísimas comisiones que supo desempeñar con tanto honor y acierto, y le nombrasron para ocupar la silla episcopal de Astorga. De aquí fue trasladado a poco tiempo a la de Badajoz, y de ésta a la de Cartagena y últimamente a la de Segovia, en cuya ocasión, habiendo vacado la abadía de Medina, fue elegido con aplauso de todos sus patrienses, cuya dignidad admitió agradecido y muy gustoso. Vino, pues, a Segovia el año 1502, y entonces le confirieron la presidencia de la Chancillería de Valladolid".

"También hizo resplanceder su piedad en varias obras que dejó edificadas a su costa, como son la capilla mayor y torre de esta Colegiata, y la capilla mayor de la iglesia de Santa María de la Antigua, en cuyos edificios estaban colocados los escudos de sus armas partidos en palo, a un lado los trece roeles y al otro unas bandas que son las antiguas y modernas que usó y actualmente usa esta villa de Medina. En 23 de enero de 1507 otorgó su testamento en Segovia, y falleció el 30 del mismo mes y año, y en una de sus cláusulas dice: "Mandamos que nuestro cuerpo sea sepultado en la nuestra capilla que hacemos y edificamos en la Colegial de San Antolín de Medina del Campo, ante las gradas del altar mayor en medio de la dicha capilla, y es nuestra voluntad que no nos hagan sepultura alta de piedra ni monumento que ocupe el servicio de la dicha capilla, salvo que nos pongan encima una piedra llana de las de Toledo, con sus letras, para que se sepa quien está allí sepultado, e los que la vieren se conviden a rogar a Dios por mi alma". La capilla estaba hecha desde 1503.

Ossorio dudó que estuviera enterrado aquí, pero así fue en efecto, porque en el correspondiente libro de acuerdos del Cabildo constaque dicho sepulto fue descubierto el 22 de abril de 1801.

c) A la muerte de D. Juan Ruiz de Medina ya se manifestó el antagonismo, fruto natural del régimen democrático en nuestro temperamento apasionado, que había de ser motivo, años más adelante, para perder la principal preeminencia consagrada por la bula de erección. En efecto se presentaron dos candidatos, medinenses por supuesto: D. BERNARDINO GUTIÉRREZ, canónigo de Sevilla y maestro de ceremonias del Papa León X, y D. ALONSO GARCÍA DELRINCÓN, abad de Alcalá de Henares. El resultado de la elección fue dudoso, más el último, que se hallaba presente en la villa, se posesionó de la abadía, no sin que los electores que le fueron adversos, algunos regidores y gente del pueblo, el partido contrario en una palabra, promovieran ruidosos incidentes impidiéndole el ejercicio pacífico de la jurisdicción. Llevado el pleito a la Chancillería de Valladolid, ésta le remitió a los jueces eclesiásticos, quienes decidieron ser electo D. Bernardino, quien efectivamente ejerció la dignidad abacial que ilustró, cuan menos, alcanzando para sí y sus sucesores el privilegio de usar insignias episcopales, hasta su fallecimiento, ocurrido el año 1520. Entonces fue cuando logró, sin opositor, su frustrado deseo D. Alonso García del Rincón, sien abad hasta su muerte que le sorprendió en Roma, año 1533. A este D. Alonso correspondió presidir los destinos eclesiásticos de Medina en el periodo difícil, por lo turbulento, de las Comunidades, cuya causa favoreció, por lo que fue uno de los exceptuados del perdón general que otorgó el Emperador en Valladolid el 28 de octubre de 1521, aunque alcanzara el indulto en fecha posterior.

Antes que supieran los medinenses la nueva de la muerte de su abad, impetró de S. S. para sí la abadía D. Francisco de Mendoza, quien a la sazón estaba también en la Ciudad Eterna, viniendo muy ufano con sus letras apostólicas `para lograr la posesión. Fue en vano, el Cabildo Mayor, celoso de sus prerrogativas, protestó en forma el nombramiento de Mendoza y eligió a

d) D. DIEGO RUIZ DE LA CÁMARA, obispo que fue de Salón (Italia) y antes beneficiado de Santo Tomás. Promovido el oportuno pleito, concluyó con sentencia favorable a los fueros de la villa, aunque el derecho reservaba a la Sede Apostólica la provisión de las piezas eclesiásticas que vacaban por fallecimiento en Roma del poseedor, y pudo D. Diego ejercer las funciones pontificales por espacio de 32 años. dándonos al fin de su vida un ejemplo peregrino de integridad y de lealtad a su pueblo. El rey Felipe II le envió a llamar diciendo que tenía ciertos negocios que comunicar con él, y fue luego a Madrid a verse con el Rey, el cual le manifestó cuán complacido sería si renunciase la abadía en S. M. para proveerla de su mano. D. Diego le suplicó le dejase pensar en ello; que volvería a besar sus manos... Miróse y remiróse en el caso... Era cosa fuerte no complacer al Rey, y un Rey cono Felipe II; pero era más duro traicionar al fuero de la villa. Hizo, pues, secretamente una renunciación en el Cabildo y enviósela para que la proveyese. Volvió efectivamente a besar las manos del Rey y ledijo con tanto respeto comodignidad: "--Señor, la abadía es el Cabildo Mayor de Medina del Campo, quien la tiene que proveer conforme a la bula de creación. El me la dio y yo se la he vuelto; ya no soy abad; haga V. M. lo que fuere servido".

Sintiólo mucho el Rey y mandóle que no saliese de la Corte. No salió en verdad. Como si al tiempo de dimitir la dignidad abacial hubiera hecho también dimisión de la vida, la visitó la muerte a los pocos días, el 3 de junio de 1565.

La elección del sucesor fue aplazada de Orden Real hasta el 18 de mayo de 1570, en cuyo día, el Cabildo Mayor favoreció con la totalidad de sus sufragios,que fueron 68, a

e) D. JUAN ANTOLINEZ DE BRICIANOS, obispo a la sazón de Jovenazo (Italia), sin que consolaran con voto alguno al otro opositor, el Maestro Francisco Jil., de Nava del Rey, catadrático de la Universidad de Salamanca cuya candidatura vino altamente patrocinada. El señor Antolínez fue pesentado el día de la elección al Concejo, se felicitó éste por ser el elegido "hijo patrimonial, de muy buena vida, fama y letras". No defraudó ciertamente las esperanzas concebidas en su elección, al menos por el medinismo que demostró el nuevo abad. En sus días se propuso el obispo de Salamanca hacer la Visita Pastoral y la llevó a efecto, no obstante la oposición que le hizo el abad Antolínez, sostenido por la clerecía y el pueblo, promoviéndose un largo pleito ante la Rota, que se resolvió por sentencia de 16 de enero de 1577, declarando legítima la erección de la abadía, amparando al abad, a la Colegiata y a los demás pueblos de su distrito en la posesión en que estaban y anulando lo actuado en la Visita que hiciera, contrafuero, el Obispo a quien condenó en costas (29). Cuéntase que el señor Antolínez hizo hasta diez y seis viajes a Roma para sostener el privilegio medinense, triunfando de sus contrarios, dice Ayllón, pero no de la muerte que en su último viaje le sorprendió en Roma el 21 de septiembre de 1581.

Que la actuación de D. Juan Antolínez respondía a los sentimientos e ideas de la villa, lo prueba que el Ayuntamiento, en sesión de 8 de marzo de 1580, acordó expresarle su reconocimiento por la afortunada defensa que había hecho de la jurisdicción y librarle cien mil maravedises para ayuda de costa. Pero si la autoridad pontificia de Roma nos era propicia, en otras esferas se veía con desconfianza nuestro tesón en mantener la tradicional independencia, Cuatro años antes de la muerte de D. Juan Antolínez, el 22 de febrero de 1577, daba Felipe II una Real Provisión al Consejo y Cabildo medinenses decía: "...por haberse ido a Roma D. Juan Antolínez, abad que al presente es desa villa, y ser hombre de más de setenta años,podría morir, y sabiéndolo por vos, os entremetiésedes en querer hacer la dicha elección sin darnos noticia dello..., y entendiéndolo, vos mandamos que antes de innovar en nada avisaréis a los del nuestro Consejo dello pa que por ellos visto se provea lo que conviniere, y no fagades ende al ..." Por esto, cuando el 30 de octubre llegó la noticia de la muerte, comunicada por Alonso Gutiérrez, procurador que allí tenía la Villa, acordó ésta que "un peón lleve a su mag. la noticia de la muerte". Hasta el 1 de febrero del año siguiente no se recibió la Real Cédula sobre el caso, diciendo: "nos por algunas juntas causas e consideraciones, teniendo fin a que el la elección y provisión del dicho abad se diere la orden que más conviniere al servicio de nuestro Señor e bien e beneficio público desa villa e abadía, proveímos y ordenamos que se difiriere la elección, como en efecto se difirió, y como quiera que en este medio tiempo , después de la muerte del dicho obispo, por vuestra parte se nos ha hecho instancia sobre lo tocante a la dicha elección, no se os ha dado a ello lugar, por haber primero querido entrender e informarnos particularmente de las personas que, entre los naturales desa villa e abadía, de presente hay en quien concurran las cualidades que para esta dignidad son necesarias y habiendo tenido desto relación y habiéndose visto, comunica y tratado, hemos tenido por bien que podáis proceder e procedáis en la dicha elección, guardando ansí en ella como en lo que toca a la colación lo que se ha acostumbrado y debe guardar y la forma y orden que el rvdo. en Xpo padre D. Antonio de Pazos, electo obispo de Córdoba, presidente del nuestro Consejo, os escribe y advierte..." Lo que advertía ese señor Presidente en carta de 28 de enero al Cabildo Mayor, era lo siguiente: "Su mag. por la cédula que con este envío, tiene por bien que vras. señorías procedan a la elección de la abadía de esta vaca por haber fallecido D. Juan Antolínez, obispo de Jovenazo, su último abad...; habiendo tenido relación desto (de las personas idóneas) ha nombrado al maestro Francisco Jil, natural desa abadía..., de cuya xpndad, virtud y letras se tiene mucha satisfacción. Vras. mds. le elegirán para ello, que demás de ser tan benemérito por las buenas partes que en él concurran, su mag. se tendrá por servido".

Los capitulares del Cabildo que se allanaron a la voluntad, tan categóricamente manifiesta, del poderoso Monarca. En el Ayuntamiento del 6 de febrero se presentaron tres de ellos manifestando a la Villa que el Cabildo obedecía y acataba la Real Cédula, pero que enviaban un clérigo a Madrid y otro a Lisboa, donde estaba el Rey, para que informaran al Consejo Real y a S. M. de que la bula de erección de la Colegiata les autorizaba a elegir libremente, sin limitación alguna, y que por los estatutos del Cabildo, que ellos había jurado guardar, tenían precisión de elegir precisamente a un capitular del mismo, circunstancia que no concurría en el Maestro Jil. El obispo Pazos les contestó entonces que tan dificultad tenía fácil solución con nombrar previamente capitular al real candidato, pues efectivamente algunos capitulares que eran naturales de la villa. Los del Cabildo Mayor admitieron este hecho, pero precisando que los tales y no el Jil eran beneficiados por elección parroquial, insistiendo en sus puntos de vista con resolución inquebrantable.

La prudencia de Felipe II quedó patentizada en esta ocasión, porque el 2 de mayo del mismo año de 1582 escribía el presidente del Consejo Real al Cabildo la siguiente carta: "Muy magníficos y revdos. señores: La buena intención que su mag. a tenido de que en esa villa, pa el gobierno espiritual obiere abad tan calificado que dél se pudiera promover mucha quietud e sosiego, y que atendería más al servicio de Dios que a disensiones, se le ha agradecido poco, pues atenta contradicción han vrs. mds. puesto en las intenciones de su mag., y aunque dello se pudiera tomar otro camino, no ha querido su mag. hacerlo, y es su mag. servido e le place que vrs. mds. hagan su elección de abad libremente, encargándoles, que de su parte les encargo, escojan persona tan calificada que justifiquen sus pretensiones y se compruebe lo que han ofrecido por sus cartas, porque, cuando así no fuera, mano le queda a su mag. pa enmendar lo mal hecho, y de todo lo que se hiciere manden luego dar aviso. Dios les guarde y tenga en su mano..."

Dio cuenta el Cabildo a la Villa expresiva comunicación y los regidores, impresionados por su manifiesto alcande, "dijeron y encargaron a los dichos señores decano, mayordomo e secretario del dicho Cabildo que hagan la elección en persona cual convenga al servicio de Dios nuestro señor y de su mag. y al bien y sosiego, quietud e justicia desta villa e su abadía... questa villa se le pide ansí y si res necesario se le requiere, porque haciéndolo así harán lo que son obligados..." El 22 del mismo mes se verificó la elección, favorable por 29 votos a

f) D. JERÓNIMO DE DUEÑAS ORMAZA, beneficiado de San Salvador, arcediano de Nájera y deán de Zamora, contra 27 que obtuvo el otro opositor D. Diego de Montalvo, si bien, verificado el escrutinio, todos los capitulares "de un acuerdo e voluntad, nemine discrepante, dieron y prestaron su obediencia al nuevo prelado, el cual juró en forma de guardar los estatutos" . Las disensiones que temía Felipe II no trascendieron, es cierto, pero sí dejaron huella en el libro de acuerdos, pues en el auto correspondiente a aquella misma mañana leemos: "Los del Cabildo Mayor que tenían a presentar al abad que tienen nombrado, trajeron consigo algunas personas entre las cuales y otros caballeros del dicho ayuntamiento obo diferencias e palabras de que se podría seguir daños e invenientes...", por lo que el corregidor aplazó el ayuntamiento para el día siguiente. ¿Estaría la razón suficiente de aquellas diferencias y palabras en el hecho cierto de llevar a la sazón dos regidores el mismo apellido Dueñas, y otros dos el de Montalvo? En efecto, el electo era hijo del famoso Rodrigo de Dueñas, y el preferido, además de Montalvo, era nieto del Dr. Beltrán y enterado del influyente Juan de Álamos y Barrientos. Ayllón dice que la repulsa que mereció a los electores la recomendación regia "nos ha sido y todavía nos es tan costosa que no dejarán de llorarse los perjuicios que nos acarreó", porque es de advertir que por aquel entonces Medina, por comisión de los regidores que tenía en Lisboa, no cesaba de instar y suplicar al Rey a su Consejo que pusiera remedio a la decadencia de las Ferias que se acentuaba de año en año. Por eso, aquella obstinada defensa del mote de su escudo, rayaba en la terquedad, fue evidentemente impolítica. Al conocer Felipe II el resultado de esta última elección, disimuló el disgusto, pero el 13 de noviembre de 1582 remitió al corregidor de la Villa, Gante del Campo, una Real Provisión mandándole hiciera información sobre la antigüedad de la dignidad abacial, por quien se instituyó, quienes sus electores, cuáles sus bienes y rentas, atec., presintiéndose futuras y desagradables resoluciones. Consciente del gran riesgo que corría tan preciado fuero, el abad Dueñas trató con empeño de llegar a concordia con el obispo de Salamanca, y le consiguió, pero malquistándose en grado sumo con sus subordinados dos clérigos del Cabildo Mayor que en documento público dirigido a la Villa calificaron la concordia de "seminario de perpetuas lites".

Cuando falleció D. Jerónimo el 10 de octubre de 1585, la temida resolución no se hizo esperar porque, habiéndose fijado los correspondientes edictos para la provisión de la vacante, llegó la cédula de S. M. con mandato de suspensión hasta nueva orden. Recurrió el Cabildo en defensa de su derecho y le probó tan complicadamente desde el punto de vista canónico, que ganó sentencia favorable y procedió a la elección del nuevo abad.

g) D. DIEGO RUIZ DE MONTALVO, beneficiado de San Esteban, opositor postergado en la elección anterior y favorecido en la presente por 40 votos contra tres que obtuvo el canónigo Dr. Morejón. Dirigió sus preocupaciones en el cargo a dos fines principales: mantener la concordia lograda con el obispo de Salamanca, en evitación de pleitos, y recabar del Rey que aumentase el patrimonio de la abadía, harto mermado entre otras causas por la misma pleitomanía. La última finalidad no era congruente con el pensamiento que abrigaba Felipe II sobre el particular y que se patentizó a la muerte de D. Diego, ocurrida en 1592. Entonces el fiscal de S. M. propuso al Rey que ejercitara el derecho de patronazgo presentando al nuevo abad, y por Real Cédula de 8 de julio del mismo año se resolvió que el Cabildo hiciera la elección en forma acostumbrada, pero que antes de publicar y presentar la persona elegida, notificara la elección al Consejo Real para proveer en consecuencia. Representaron y suplicaron Cabildo y Ayuntamiento contra esta provisión que desvirtuaba notablemente el privilegio ejercido hasta entonces, pero todo fue en vano. En 7 de octubre se confirmara plenamente y conforme a ella se verificó, el 24 del mismo mes la elección del nuevo abad, una de las más laboriosas. El Maestro Jil de Nava del Rey, a la sazón abad de Medinaceli, vino esta vez amparado en la doble recomendación del Consejo Real y del obispo de Salamanca, quien, bajo graves amenazas, requirió al Cabildo Mayor a que no verificase la elección antes de dilucidar el pleito entablado por el mismo candidato sobre la legitimidad de su oposición, rechazada por los nuestros porque no era medinense, aunque fuera de la abadía. A este pleito se unió el promovido por el Cabildo Colegial que vindicaba también que sus miembros la cualidad de elegibles y presentaba como opositor al maestrescuela D. Melchor de Amusco. El Cabildo Mayor admitió al fin la elegibilidad de entrambos pero dio la mayoría de sus votos a uno de sus capitutales.

D. MIGUEL DE BRICIANOS, último que usufructuó de jure, aunque no de facto, la jurisdicción, pues llevaba si u pretensión al Consejo Real, éste, a vista de los recursos establecidos por los candidatos desdeñado, aplazó, sine die, el acto de posesión, y mientras tanto se lograba de S. S. Clemente VIII en 7 de octubre de 1595, la creación de la nueva diócesis de Valladolid, a la que quedaba incorporada esta abadía, con pérdida de su jurisdicción ordinaria que pasaba íntegra al Obispo que la había de ejercer precisamente por ministerio de un vicario residente en ésta.

Para allanar las dificultades que suscitaba la singular integridad de los medinenses, el rey Felipe II pidió y obtuvo del obispo de Ávila, a quien correspodía presentar para la abadía de Burgohondo, hiciera merced de ella D. Miguel de Bricianos, cuya buena disposición se había asegurado previamente; y de esta mañana , en agosto de 1597, quedó vaca esta abadía y verificada la condición exigida para la bula pontificia para que el obispo de Valladolid se posesionara de la jurisdicción vacante y comenzase a ejercerla, prohibiendo bajo graves censuras que el Cabildo mayor se juntara para tratar de nueva elección, lo que vedaba paralelamente una Resal Provisión.

Hubo de resignarse la clerecía medinense a la inevitable aceptación del hecho consumado de la extinción de la abadía en cuanto a la jurisdicción, preeminencias e insignias episcopales inherentes a ella. Las otras funciones concernientes a la primacía y presidencia de los cabildos, subsistieron por mérito principal del nostálgico anhelo de todos los medinenses que añoraban y añoraron siempre un cambio favorable a sus intenciones, malogrando así el propósito acariciado por el obispo de Valladolid de convertir esta dignidad abacial en un miembro del cabildo vallisoletano.

Cuando el nuevo estado de cosas se consideró consolidado, después de practicada una prolongada visita por el obispo de Valladolid en los dos primeros meses del año 1598, y después de reiteradas instancias hechas al Rey, tanto por la Villa como por los Cabildos, se logró por fin concesión regia para proceder a nueva elección, el 10 de marzo de 1600, resultando elegido por unanimidad.

h) D. DOMINGO DE LEÓN Y ALBA, ilustre medinense, beneficiado de Santa María de la Antigua en que había sido bautizado el 9 de mayo de 1554, y canónigo de Salamanca, autos de una Historia de Medina, por desdicha no impresa y desaparecida hasta el presente, que compuso con el objeto de presentarla como memoria al rey Felipe III, para reivindicar la exención y prerrogativas de las que veía despejada de su dignidad, que no pudo ver realzada por su prematura muerte acaecida el 1 de mayode 1603.

N. Prueba de la presunción legal que asistía a los medinenses --o que creían asistirle--, justificativa del tesón con que defendieron su fuero, y de la no disimulada prevención con que miraron la actuación del vicario, en la siguiente carta que el medinense D. Baltasar Xilimón de la Mota, presidente del Consejo de Hacienda, dirigió a la villa el 25 de septiembre de 1628: "...desde que S. S. de pedimento de S. M., unió al obispado de Valladolid la jurisdicción de la abadía de Medina, sentí dos cosas: la una, que no se podía hacer por no ser perjuicio de patronazgo de legos, que es la villa, porque, aunque, por ser dignidad mayor, esta elección no toca a seglares sino a clérigos, pero que da el patronazgo en pie, que consiste en la presentación que V. S. hace el obispo para que dé la colación. La otra, que los señores que en aquel tiempo entraban en el Ayuntamiento se gobierno negligentemente en no contradecir, apelar, protestar e introducir la causa en la Rota y dejarlo así, para, pasado aquel tiempo de favor, se habrían aceptado, así para el camino de justicia como para el de gracia... Del mismo parecer soy ahora y lo seré cada día..."

Tanto Ossorio como Ayllón ponderan con fervoroso encomio los talentos y virtudes de este D. Baltasar que, en efecto, fue jurisconsultor notable y anotó la obra de D. Luis de Molina sobre el "Origen de la Primogenitura Española".

Tanto Ossorio como Ayllón ponderan con fervoroso encomio los talentos y virtudes de este D. Baltasar, que en efecto, fue jurisconsulto notable y anotó la obra de D. Luis de Molina sobre el Origen de la Primogenitura Española. Su predicamento fue tan sobresaliente que pasaba por una de las maravillas de Valladolid, según lo proclamaba un refrán, traído y llevado en su tiempo. Había nacido el 6 de enero de 1555 y murió en 5 de septiembre de 1629, siendo presidente del Consejo de Hacienda, contador Mayor de S. M. e individuo de su Consejo de Estado.

Los sucesores de D. Domingo en la abadía, reducidos a la mera presidencia de los cabildos, sin jurisdicción externa alguna que pasó a los vicarios, aunque el pueblo siguiente tributándoles las mayores distinciones, hubieron de vivir en una categoría mucho más modesta, paralela ciertamente a la gran pobreza que se enseñoreó de la Villa antes opulenta. Fueron los siguientes:

D. JUAN DE RIBERA MOREJÓN, primero canónigo de esta Colegial, inquisidor después de Córdoba y Valladolid, y últimamente del supremo de la Inquisición. Regentó la abadía 24 años, desde el 16 de octubre de 1603 hasta su muerte acaecida en Madrid el 19 de julio de 1628.

D. FRANCISCO DE GALISTEO, beneficiario de Santa María del Castillo, elegido el 16 de noviembre de 1628 y muerto el mismo día del mismo mes del año 1637.

D. DIEGO POLANCO GIRALDO, beneficiado de San Salvador, elegido el 4 de diciembre de 1637 y muerto el 14 de enero de 1657.

D. JUAN FRANCISCO DE DUEÑAS, beneficiado de Santiago, elegido el 26 de abril de 1657 y muerto el 28 de septiembre de 1684.

D. ANTONIO DE RIBERA Y CREMA, beneficiado de San Martín, elegido el 21 de enero de de 1685, y muerto el 8 de marzo de 1702.

D. FRANCISCO NÚÑEZ DE PRADO, elegido el 14 de marzo de 1702 y muerto el 14 de febrero de 1710.

D. PEDRO DE RIBERA Y CREMA, beneficiado de Santo Tomás y hermano de D. Antonio, elegido el 11 de mayo de 1710 y muerto el 14 de febrero de 1717.

D. JUAN DE LEÓN Y CASTAÑEDA, beneficiario de Nuestra Señora de la Antigua y canónigo de la Colegial, elegido el 30 de mayo de 1717 y muerto el 18 de mayo de 1740.

N. Al señalar el libro de acuerdos del Cabildo Mayor dela fecha de su muerte, añadió, por excepción, esta nota: "Dignísimo abad de Medina y tofda su abadía, habiéndolo sido veintitres años menos once días, y en todo este tiempo mantuvo y gobernó los dos cabildos en suma paz y concordia, lo que según se va viendo acabó desde su muerte". Efectivamente: el desacuerdo surgió en la celebración de las mismas honras fúnebres y se acentuó en la elección del sucesor, pródica en incidentes. Debemos admitir que influiría en la concesución de aquella laudable armonía, la prodencia reconocida del abad, pero no sería tampoco ajena esta doble circunstancia: que D. Juan de León y Castañeda fue el único que ascendió a la dignidad abacial con el doble carácter de beneficiado de la Antigua y canónigo de la Colegial, capitular por tanto de ambos cabildos; y que dursante un largo periodo juntó, también excepcionalmente, a su dignidad de abad la jurisdicción de vicario. Esta simultaneidad de cargos fue sistemáticamente controvertida y denegada por el Cabildo Mayor cuyos estatutos lo prohibían. Sin embargo, hubo en algunos casos, como en el referido, alguna condescendencia, siempre anhelada y raramente lograda por los de la Colegial. Más raro fue el caso de que el abad asumiera la jurisdicción de vicario del obispo de Valladolid. Contra su aceptación se pronunció el Cabildo mayor el 4 de septiembre de 1667 "por ser contra la dignidad abacial"; y porque D. Juan Francisco de Dueñas, abad a la sazón, quebrantó el acuerdo, aceptando, fue privado de voz y voto durante dos años.

D. MANUEL LISÓN DE TREJADA, beneficiado de San Facundo, fue elegido el 17 de julio de 1740 y murió el 27 de octubre de 1767.

D. NICOLAS CIPRIANO DE VILLARROEL, beneficiado de la Antigua, de familia medinense muy influyente y prstigiosa, pues fue el cuarto en la serie de quince hijos que tuvo el vizconde de la Frontera. Su elección tuvo lugar el 11 de diciembre de 1767. Su discrepancia con el viario comenzó tan pronto comoi éste practicó la primera Visita Pastoral. Al pedir a todos los eleciásticos que exhibieran títulos y licencias ministeriales, D. Nicolás alegó que los suyos eran notorios y que la sola petición era atentatoria a su elevada dignidad, cuyos fueron y preeminencias estaba obligado a defender para no transmitirlas menoscabadas a sus sucesores. No aceptando este criterio el vicario surgió el pleito, y recorrieron de tribunal en tribunal toda la escala con las consiguientes complicaciones. Triunfó en todos, Chancillería de Valladolid, Metropolitano de Toledo y Nunciatura el criterio del vicario, pero entonces el abad, juntamente con los cabildos, elevaon memorial a la Real Cámara, 29 de marzo de 1785, pidiendo sin ambajares que se repusiera en esta vicaría un nuevo mitrado en la omnímoda jurisdicción del antigua abad, fundándose en gravísimos perjuicios de orden espiritual, tales como la tardanza en la administración de la Confirmación y en que la mayor parte de las rentas del obispado de Valladolid procedían de los préstamos de esta abadía.

La Real Cámara solicitó informe del vicario y en el desapasionado que éste emitió, no obstante ser kiembro del cabildo vallisoletano, vino a corroborar los fundamentos del memorial y a exponer las causas y razones de la permanente discordia entre Medina y Valladolid. Decía el vicario: "El incremento que han tenido los pueblos de esta abadía, --aludía a Nava del Rey, Rueda, La Seca...-- y el valor de los efectos de la Mitra desde su erección ha ascendido a más de treinta mil ducados, procedentes en su mayor parte de los préstamos de esta abadía..." Y después de enumerar los principalres motivos de desacuerdo, terminaban: " Para allanar tantos inconvenientes hay uno de estos dos medios: o erigir en Catedral esta Colegiata, creando un Obispado y señalándole la dotación de diez mil ducados en los prestamos de estos pueblos, lo que equivale a la tercera parte de las rentas del obispado de Valladolid, o extinguir la jurisdicción ordinaria que regenta este vicario, uniendo su teritorio a Valladolid sin reserva alguna".

Las circunstancias que sobrevinieron hicieron impracticable el primer miembro del dilema, y 70 años más tarde se consumó el segundo, desapareciendo conjuntamente Abadía y Colegiata.

El abad Villarroel, muy popular dentro y fuera de Medina fallecío el 1 de febrero de 1801. Los últimos abades fueron:

D. MIGUEL ANDRÉS FLORES, beneficiado de Santa María del Castillo, elegido el 16 de febrero de 1801 y muerto el 8 de junio de 1805.

D. AGUSTÍN RODRÍGUEZ CAMPOS, beneficiado asimismo de Santa María, elegido el 3 de julio de 1805 y muerto el 25 de septiembtre de 1813 y

D. JOSÉ ZAPATA CÁCERES, canónigo de la Colegial, elegido el 21 de octubre de 1813 y muerto el 7 de diciembre de 1846.

Muerto este último señor, solo quedaba un elector, D. Manuel Damián Melgar, beneficiado de Santo Tomás, y dos canónigos: D. Ángel Zurro y D. Antolín Alonso, prior, con cuya muerte quedaron extinguidos los cabildos.

Por virtud del Concordato de 1581, quedó constituido, como tenue reminiscencia del Cabildo Colegial, un cuerpo de cuatro beneficiados, que, ante la adversa realidad, ha quefdado reducido a uno solo, el que esto escribe, que por haber visto morir a sus colegas sin conocerles sustitutos, abriga el presentimiento de ser insustituible...

j) Únicamente cuatro canónigos se han destacado del general anonimato: D. Juan Vijil de Quiñones (del que hablaremos después (t), D. Martín Delgado, D. Antonio Nevado y don Julián de Ayllón.

D. MARTÍN DELGADO se distinguió como bienhechos insigne de la Colegial a la cual donó su copiosa fortuna, después de dotar generosamente diversas obras pías. "Por haber adquirido mi hacienda, en el estado eclesiástico y deseando vuelva a quien con liberalidad fue servido de dármela" (dijo en su testamento otorgado el 19 de marzo de 1660). Antes de ser canónigo fue capellán del obispo de Oviedo, D. Bernardo Caballero de Peredes ( 13 N. b) y gracias a su esplendidez pudo la Colegiata mantener con decencia, si no con el debido esplendor, el culto divino. Murió el 3 de mayo de 1670.

D. ANTONIO NEVADO conocemos la biografía compuesta por su colega Ayllón que, por haberle conocidopersonalmente, apreció su valer en el ministerio de su predilección, que fue la predicación. Nació en 1702 y estudió humanidades y filosofía en el colegio de Jesuitas, teniendo por maestro al célebre misionero y escritor P. Pedro de Calatayud, y revelando extraordinarias facultades en los certámenes y disputaciones filosóficas en que acostumbraban a ejercitarse publicamente los alumnos. Cobró entonces una apasionada e indeclinable afición a los clásicas antiguos, que ya no dejó de la mano en todo el discurso de la vida.

Concluida la carrera de las disciplinas filosóficas, puso a la Universidad de Salamanca a estudiar la Teología, en la cual aprovechó como prometía su infatigable aplicación, sin abandonar por eso sus preferencias humanísticas. Vuelto a su patria chica se dio a conocer ventajosamente por varias piezas de oratoria y Poesía que compuso, por las que mereció que los feligreses de San Facundo le eligieran en 1728 para un beneficio vacante en la parroquia. Elevado al sacerdocio, se consagró, llevado de su especial vocación y excepcionales aptitudes, al ministerio del púlpito. Desconfiando de felices improvisaciones, concedía a la lectura, a la meditación y al estudio muchas horas al día, para aumentar las fuentes de su inspiración en la composición de los sermones y de otros muchos escritos que brotaron de su pluma. "Tuvo la desgracia --dice su biógrafo-- de haber vivido en medio de un siglo y en que el gusto de la Oratoria y Poesía estaba muy depravado. Por lo que, dejándose llevar de corriente del siglo, llenó sus oraciones de sutilezas, metáforas y conceptos recónditos..." Me imagino que leyendo los Ocios Médicos de su contemporáneo y convecino Godínez, tendremos una viva semejanza de la manera literaria del canónigo Nevado. El número de los sermones que compuso, de los más variados asuntos, fue superior a 200. Escribió además un titulado "Hospital Metafórico", en el que clasificó y estudió la muchas dolencias morales que afligen a la humanidad, proponiendo en sutiles elucubraciones, los remedios más eficaces.

Dejó también numerosas obras en verso: fábulas, loas, entremeses y relaciones; todo en un estilo tan figurado y sublime que, sin carecer de sentencias originales y profundas, resultaban indescifrables a los no muy versados en los enredos mitológicos. Tanto estas obras como aquellas, aunque muy manoseadas por los eruditos medinenses, quedaron inéditas, por cuya razón la notoriedad del autor quedó circunscrita al limitadísimo escenario de la villa. Es probable también que le alcanzaría no poco la donosa crítica de Fray Gerundio, lo que comprobaríamos si por suerte se hubiera conservado alguna copia.

D. Antonio Nevado fue promovido en 1572 a canónigo de la Colegial, a la que dejó cuanto tenía al sobrevenirle la muerte en 1776.

D. JULIÁN DE AYLLÓN medinense de pura cepa, puso su talento privilegiado a su incansable actividad al servicio de su patria chica. De él dijo el Sr. Ponz que "merecía sere amigo de cualquiera hombre de gusto; amante en extremo de las nobles artes que conoce y aún ejercita alguna vez en lugar de otras diversiones, y porque varias especies de esta villa se deben a su curiosidad; eficacísimo exhortador de plantíos y de todo lo conducente al bien de la nación". Es decir, que no se preocupó solamente del bien espiritual, moral e intelectual de su pueblo; laboró también porque sus paisanos gozasen de prosperidad material sin la cual la práctica de la virtud es perfectamente quimérica. Se le reconocía singular competencia en Ingeniería, y en los libros de acuerdos del Ayuntamiento se encuentran frecuentes informes técnicos del Sr. Ayllón que emitía desinteresadamente a petición de la villa, cuando se trataba del arreglo de fuentes y cañerías. Los planos que levantó de la villa y de la Mota, y de la planta y alzado del Hospital, acleditan suficientemente su pericia. Nació en 12740 y murió en la dignidad de prior el 5 de enero de 1821, dejando manuscrita la obra tantas veces citadfa "Varones Ilustres de Medina del Campo".

k) Nota retrospectiva. Anteriormente a la fundación de la Colegial, la cura de almas de la feligresía de San Antolín era ejercida, al igual que en las demás parroquias, por los beneficiarios respectivos, en turnos más o menos acomodativo. Al fundarse la Colegial, quedó vinculado tal ministerio en el Cabildo, que le ejercía nombrando libremente al cura, casi siempre fuera de su seno. en 1773, en virtud del Concordato a la creada por Real Cédula un rector designado por el Rey en terna sazón vigente, pasó dicha provisión al Patronato Real, y fue que el vicario le presentaba, previa la oportuna oposición, quedando el Cabildo desligado del ministerio parroquial, y para mayor independencia, las funciones parroquiales se celebraban en la capilla de las Angustias. Por el Concordato de 1851 fue reconocida ésta como Parroquia Mayor, con categoría de término --antes era de ascenso-- con párroco y dos coadjutores. El personal auxiliar, compuesto en los buenos tiempos de: maestro de capilla, organista, tenor, contralto, dos sochantres, bajo niño de coro, dos sacristanes, pertiguero y campanero, ha quedado reducido a la más mínima expresión.

Dibujo a plumilla autor de esta página de la Colegiata de San Antolín de Medina del Campo
Dibujo a plumilla autor de esta página de la Colegiata de San Antolín de Medina del Campo

I) Para la descripción del monumento comenzamos por ceder la palabra a Ossorio, pág. 85: "Toda ella es de fábrica de ladrillo, muy bien labrado y asentado, con tres naves, la del medio algo más alta y ancha que las colaterales; tiene de largo por la capilla mayor 74 pasos comunes, y de ancho de todas tres naves 42 pasos... La torre es toda de ladrillo, muy alta y muy bien acabada, con sus corredores de piedra en lo último de ella, y sobre los corredores un chapitel de hojadelata, escamado y en ochavo, y remata sobre él una linterna a proporción de chapitel, también ochavada (posteriormente fue de medianaranja, como consta del auto consistorial de 20 de septiembre de 1652), y por remate una cruz muy grande con tres bolas que disminuyen, doradas, harto grandes, y en toda ella muy agradale vista, y no se puede dejar de poner la obra y arte del famoso reloj, por ser tan nombrado en el Reino, el cual mira a la plaza, y al norte tiene dos hombres armados, muy grandes que dan las horas; debajo de ellas están dos carneros y en medio dos campanas medianas que dan los cuartos de hora, yendo a dar cada uno en su campana; entre los armados y los carneros está la mano que apunta la hora en un redondo grande, hecho de azulejos, que es color perpetuo para los temporales; la música de las campanas es por detrás harmoniosa, pues son de todas suertes, donde hay contrabajo y contralto y tenor y triples, y las tañen con gran concierto y orden que causan mucho regocijo"

Algunas modificaciones experimentó el cuerpo superior cuando se restauraron los desperfectos causados por el rayo que cayó el 20 de agosto de 1841. Desapareció entonces el capitel de hojadelata escamado o la medianaranja, y fue sustituido por el cuerpo de base octogonal con sendos ventanales, en uno de los cuales está el clásico címbalo, cuyos acompasados sones, al mismo tiempo que llamaban a los canónigos a sus sagrados ministerios, regulaban también los cotidianos quehaceres de todos los medinenses; los nuevos horarios han originado nuevas costumbres en desacuerdo con los toques, que tampoco son los tradicionales. La linterna fue reemplazada por el enrejado que cobija a la campaña del reloj, suspendida de sólida trípode y a los "maragatos" colocados, igual que la campana, ya no sobre el muro del lado de la Plaza, como antes, sino por el centro del octógono.

II) La fachada, no obstante elrealce que le da su vasta lonja, tantas veces profanada y malparada por dedicarle a menesteres reñidos con la religión, la estética y la decencia, carece de aspecto monumental. Su pórtico fue modificado en el siglo XVII, pues el 25 de agosto de 1676 pidió el Cabildo la ayuda económica del Ayuntamiento para hacer " la puerta más capaz para las procesiones, especial las de Semana Santa, para que puedan salir las imágenes y pasos con más reverencia".

Se compone de tres cuerpos en el estilo del Renacimiento. El inferior, en cuyo centro está la amplia puerta principal --y en ella clavadas las aldabas traídas de la conquista de Ronda-- con arco adintelado, es del orden toscano y en sendas hornacinas de los intecolumnios están las estatuas de piedra de San Pedro y San Pablo. El segundo cuerpo es de orden jónico con tres hornacinas: la central para la estatua de piedra de San Antolín, y las laterales para las de madera de los santos reyes españoles San Fernando y San Hermenegildo, testimonio fehaciente de la tradición que hace el último hijo de Medina. El cuerpo tercero, también de orden toscano, tiene como remate de sus cornisamentos dos escudos de la Colegiata, y en el centro el de Castilla.

Traza iglesia Colegiata de San Antolín y, a la derecha, capilla de Nuestra Señora de las Angustias de Medina del Campo
Traza iglesia Colegiata de San Antolín y, a la derecha, capilla de Nuestra Señora de las Angustias de Medina del Campo

La traza actual de la iglesia no es la considerada en un principio como definitiva , pues en 28 de enero de 1569 se estipulaba una concordia entre el Cabildo y la cofradía de las Angustias, en virtud de la cual aquél cedía a ésta terrenos para levantar su capilla ---que no hizo hasta casi dos siglos después---, pero reservándose el derecho de tomarla en el cuerpo de la iglesia "cuando el Señor fuere servido proveer de medios para continuarla conforme a su primitiva traza". Había de tener probablemente otra cuarta nave trasversal. Y la fábrica proseguía en 1587, porque el once de noviembre los regidores designaban comisarios que vayan a San Antolín "a contar las limosnas que se dieren en las ofrendas para la fábrica".

m) Para la obligada descripción de los principales retablos de ésta como de las demás iglesias, consignaré previamente que soy deudor de los juicios más acertados que estampe al Sr. Agapito y Revilla, competente arquitecto de Valladolid y director de la restauración de la Mota por los años 914..., quien al propio tiempo hizo un estudio meritísimo de dichos retablos, que publicó en el "Boletín dela Sociedad Castellana de Excursiones" y recogió posteriormente en folleto aparte.

El retablo de la capilla mayor es más interesante, no ya de esta iglesia, sino de todas las de Medina, y uno de los principales de Castilla, por sus magnas proporciones, por la importancia de sus labores de escultura y talla y haber sido atribuido sin fundamento al maestro del Renacimiento español, Alonso de Berruguete. Pertenece a aquel primer estilo renacentista que siguió el ojival. Ocupa todo el testero de la ancha capilla, dividido en cuatro cuerpos horizontales y un ático, asentado sobre un zócalo de piedra. Casi idéntica es la ordenación en los cuatro cuerpos: una serie vertical de nichos en el centro, representando de abajo arriba: el sagrario --que a su vez consta de dos cuerpos con columnitas, nichos y estatuas--, la estatua de la Virgen de las Candelas, San Antolín, su martirio en alto relieve, y en el ático el Calvario con el Crucifijo --lo más bello de la obra, en opinión del Sr. Tormo-- La Virgen y San Juan. A ambos lados están pequeños cuerpos resaltados con columnas abalaustradas y nichos con estatuas en los intercolumnios. A izquierda y derecha otras dos series de compartimentos verticales , separados por columnas, con relieves, presentendo: la Visitación, una estatua de la Purísima sustituyendo a un relieve que falta, San Hermenegildo con un monje y el Nacimiento de San Juan, en el primer cuerpo horizontal. En el segundo, superpuestos respectivamente: Nacimiento de Jesús, Adoración de los Reyes, Venida del Espíritu Santo y Circuncisión. En el tercero: Cena Oración del Huerto, Ascensión y Resurrección. En el cuarto; Coronación de espinas, Flagelación, Santo Entierro y Descendimiento a los infiernos en el que las figuras de Adán y particularmente Eva sorprenden por el atrevidísimo realismo de su desnudo. En el ático el Camino del Calvario y el Descendimiento de la Cruz. En los extremos laterales dos cuerpos muy salientes correspondientes al zócalo y tres primeros cuerpos horizontales, con columnas también abalaustradas, abarcando la altura de los cuerpos segundo y tercero y dos series de nichos con sendas estatuas en cada uno, sobre las cuales están: La Virgen anunciando y Gabriel anunciador --izquierda y derecha, respectivamente, del observador-- y sobre ellas remetidas la Fe y Moisés, simbolizando al Nuevo y Antiguo Testamento. En dos nichos simétricos de la parte inferior de estos cuerpos avanzados están las estatuas orantes, según todas las probabilidades, del obispo fundador de la capilla, D. Juan Ruiz de Medina, la de la izquierda, y de Dª. Catalina Sedeño, donante del retablo, a laderecha. El zócalo de piedra, sobre que se asienta la obrade ensamblaje, tiene ocho bajorelieves de figuras representativas, las de la izquierda, de episodios de la vida de José, y los de la derecha de la de David.

Razonando el Sr. Agapito y Revilla, en el estudio citado, sobre el autor de este retablo, sentó como improbable la atribución del mismo a Berruguete por los señores Ponz y Cea Bermúdez "pues la escultura no tiene nada del maestro, puesta en comparación con lo auténticamente suyo", y creyó que la obra se hizo en 1520 al 1540, por discípulos de Vasco de la Zarza, mencionando a Juan Rodríguez. Acertó en la apreciación el eminente crítico, pues D. Ricardo Magdaleno divulgó en el "Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, t. VI, curso 1938-1940, una escritura de obligación otorgada en 1540, de la que se deduce que el autor de la mitad del ensamblaje de este retablo es el entallador medinense Joaquín de Troya, y los autores de la escultura, total o parcialmente, Juan Rodríguez y Carnielis de Holanda, que a la sazón trabajaban en la catedral de Ávila. A mayor abundamiento y para desvanecer toda duda sobre el particular, consta en el libro de becerro, fol. 309, que Dª. Catalina Sedeño, por testamento otorgado ante Juan de Perea en 7 de enero de 1539 "nombró que su heredero en todos sus bienes a la fábrica de esta iglesia, con cargo de que se haga, de su importe, a retablo en la capilla mayor...".

N. Cuando leyó esto el Sr. Ayllón escribió al margen la siguiente nota: Por estos años se hallaba en Medina el Célebre escultor, pintor y arquitecto, Alonso Berruguete, con el motivo de un pleito que seguía contra la villa sobre tierras sernas del lugar de Ventosa, que el susodicho había comprado", apoyándose en este hecho para atribuir la paternidad de tan importante obra escultórica al glorioso artista. La coincidencia, sin embargo, no fue tanta, pues la compra y pleito de referencia tuvieron lugar veinte años después, en 1559.

n) En esta misma capilla está , lado del evangelio, el sepulcro de los caballeros Morejones, trasladado en 1634 de la antigua parroquia de Santa Cruz, donde estuvieron 505 años, cuyo último vástago enterrado es Dª. Manuela Rodríguez Valderrábano, viuda de D. Juan de Cotes Montalvo y Morejón, marqués de Orduño. hija de los marqueses del Trebolar, de virtudes realmente eximias si creemos a las alabanzas grabadas en la lápida sepulcral. Murió el 1 de marzo de 1851 y su casa solariega era la existente entre las calles de Gamazo y Rafael Giraldo, dode está instalado el Banco Hispano Americano (hoy, año 2013, Telefónica)

En el mismo lado, incrustado en el muro, hay un relicario con el sepulcro de Santa Lucía y otras reliquias de la misma citada procedencia, cuya puerta tiene un lienzo con el martirio de la Santa. De aquí fue sustraído el 26 de marzo de 1878 un lienzo con la sentencia de Pilatos, atribuido, según Moyano a Tiziano.

En ambos lados del relicario hay sendas tablas con estas inscripciones alusivas a los Morejones. La de la izquierda del observador, dice, descompuestas las abreviaturas:

"Siendo patrono y poseedor del mayorazgo D. Pedro Morejón, cavallero de la Orden de Santiago, regidor desta villa y paje de la Majestad de Felipe III, por la ruina de los tiempos, con autoridad del ordinario, se trasladó a esta santa iglesia la parroquia de Santa Cruz, cuya capilla mayor era de la casa de Morejón y se colocó en este arco el cuerpo de Santa Lucía romana virgen y mártir, con otras reliquias que en su capilla mayor tenía y son desta casa, a quien esta santa iglesia a dado este sitio y bóveda por la dicha capilla mayor, después de haber estado en ella sus antecesores 505 años. Trasládose en 31 de julio de 1634 años. Laus Deo."

Y a la derecha: "Aquí yacen los señores D. Pedro de Morejón, caballero de la Orden de Santiago y Dª. Isabel de Ribera su mujer. Sirvió al Emperador Carlos V en las guerras de Alemania, Francia y África. Trasladó al convento de San Marcos de León a Mérida. Fue visitador general de la provincia de León. Murió año 577. Doña Ana de Chauz bivió en perpetua castidad. Murió en 593. Y Francisco Morejón viudo. Fue canónigo y tesorero de la santa iglesia de Toledo. Murió año 614. Y el Dr. Antonio Morejón, inquisidor de Zaragoza y Toledo. Murió año 593. Y D. Juan de Ribera Morejón, abad desta villa, inquisidor de Córdoba, Valladolid y La Suprema. Murió año 628, ijos de Pedro Morejón. Y D. Diego Morejón, hijo de Francisco Morejón y Doña Teresa de Quiroga, sobrina del cardenal Quiroga. Sucedió en sus prebendas. Murió año 622. Requiescant in pace."

Del cuerpo de Santa Lucía a que alude la primera tabla solo se ha conservado una reliquia.

ñ) El retablo de San Gregorio, junto a la capilla mayor, lado del Evangelio, se compone de un cuerpo principal de cuatro columnas estriadas, sin grutesco alguno. Los dos intercolumnios contienen cuatro tablas: San Buenaventura y San pedro a la Izquierda; San Agustín y San Juan Bautista a la derecha. El centro está ocupado por un relieve representando la misa de San Gregorio. En el centro de basamento va la cena y a los lados dos santos. En el ático hay tres tablas: la Virgen con Jesús en el centro y el Ángel con la Virgen en los extremos. El centro remata con otras tablas de una entrada triunfal coronado con frontón triangular y cruz en el vértice, terminado todo con un semicírculo, como se hubiera estado anteriormente ajustado altímpano semicircular de la bóveda de otra capilla, lo que asimismo puede suponerse del simétrico del otro lado. Atributo también este retablo a Berruguete (por Antero Moyano), el Sr. Agapito y Revilla afirma que es de fecha del insigne escultor, aún reconociéndole su mérito.

De los donantes del retablo consta por la lápida adosada con esta inscripción: Soli Deo. Esta capilla y retablo de S. Gregorio, vóbeda sepultura fundaron y dotaron Pero Rº. S. de Contreras y Engracia de Mª. su mujer para ellos sus patronos y llamados, Año de 1584.

Por escritura otorgada en el mismo año dotó también este matrimonio dos prebendas de cien ducados anuales, para huérfanas pobres y virtuosas, prefiriendo a las feligresas de San Antolín, a las cuales prohibían cambiar de feligresía al contraer matrimonio, que había de ser precisamente dentro del año de la adjudicación, que se hacía el día de las Candelas.

o) La capilla que sigue vulgarmente llamada del Pópulo, fue fundada en 1523 por D. Alonso García del Rincón, arcediano de Cuéllar y cuarto abad de esta villa, según hemos visto.

N. Los fines constan expresamente de la escritura del fundación que copia D. Ildefonso, pág. 548, y son: "Queremos que se nombre y llame de la Concepción sin mancilla de la siempre Virgen María... Que se hagan y estén siempre bien aderezados y ataviados dos altares de esta manera: el uno y más principal, que esté dentro de la misma capilla, y el otro segundo altar sehaga en lo alto de la dicha capilla, metido en la pared de la mano izquierda, en la parte de fuera hacia la plaza, con sus puertas y rejas... Que haga siempre cuatro capellanes y un sacristán... Que por razón que en dos ferias del año que se hacen ante dicha capilla en la plaza, concurren muchas gentes de diversas partes y Reinos, y a causa de la mucha contratación que tienen, por no dejar sus tiendas y mercaderías, comúnmente no van ni pueden ir a oír misa a las iglesias... mandamos que en el otro altar alto que estará en la dicha nuestra capilla hacia la plaza, uno de nuestro capellanes diga la misa... de manera que puedan ver y adorar al Santísimo Sacramento de nuestro Salvador Jesucristo dode la dicha plaza y desde sus tiendas, y mandamos que esto se haga y cumpla solamente en los días que fueren de feria... y de trabajar, porque en los otros días que fueron fiestas de guardar y en los domingos mandamos que se diga... porque las gentes vayan a oír las misas mayores a sus iglesias a donde por bien tuvieren... Que los cuatro capellanes y el sacristán se junten todos los días para siempre jamás a la hora de la Salve en dicha capilla y canten la Salve todos los días de Nuestra Señora y los de todas las Pascuas..., que el sacristán reparta hasta cien velas de cuarterón entre los hombres y dueñas más cercanos al altar, y después las torne a recibir, y que sea obligado a tañer y hacer señal a la Salve en poniéndose el sol...". Después también que se diese salario el capellán presbítero que quisiere terminar sus estudios en Univesidad, y el siempre clérigo "que vaya por fuerza diez años a estudiar, y cada dos vea el patrono por medio del guardián de San Francisco u otra persona si es útil para el estudio...".

El pensamiento, pues, del abad que fomentó las Comunidades en la villa, era elevado, y no cabe duda alguna de que todo lo dejó realizado a medida de su deseo y dotado con píngües rentas. Por falta de documentos no es posible precisar si el normal funcionamiento fue muy perdurable. Probablemente no. Lo cierto es que desde principios de este siglo las rentas que debieran sostener cuatro capellanes y un sacristán, no llegaban a trescientas pesetas anuales, y el patrono que administró las rentas con resultado tan mezquino, lo menos que debió hacer, si nabo sentía estímulo de la restauración obligada, fue conservar, para siempre jamás, el altísimo significado simbólico de la fundación sin desvirtuación alguna. No ha sido así y por ello no merece alabanza.

El fundador se preparó naturalmente su sepultura en la misma capilla, lado de la Epístola, con su correspondiente laude sepulcral, y cerró con verjas de singular mérito.

En 1691 levantaron los cofrades del Santísimo, a espaldas de esta capilla, en comunicación con la misma, un salón de juntas que, de paso, coronaron con el balconaje que hoy subsiste, para rendir pleitesía a otra devoción, no espiritual ciertasamente, pero sí acendrada...

p) Siguen cinco capillitas abiertas en el muro de la fachada --la puerta principal entre la segunda y tercera--, la primera tiene un retablo en extremo interesante; la tabla del centro representa el Descendimiento de Jesús, y es, como lo demás, de estilo castellano del siglo XVI. Fundó y dotó esta capilla el licenciado Antonio de Cuéllar, corregidor de Plasencia y antes juez de comisión en esta villa, haciendo de ella su sepultura y la de su mujer doña Beatriz de Cepeda. No todas las tablas del retablo actual son las del primitivo porque en el libro de becerro, fol. 83, se habla de que hizo "otra reja y un retablo de Santa Ana y Santa Catalina, todo dorado..." El licenciado Cuellar otorgó testamento el 5 de enero de 1533.

La segunda capilla, dedicada a la Flagelación del Señor, con las estatuas de San Pedro y San Pablo, tiene a la derecha una lápida que dice: "ESTA CAPILLA ES DE Pº DE BALPUESTA REGIDOR Y DEPOSITARIO GENERAL DESTA Vª DE Mª DEL CAMPO Y DE DOÑA LUISA DE TORRES SU MUJER Y DE SUS HIJOS Y HEREDEROS. AÑO DE 1626".

Cristo de la Paz, iglesia Colegiata de San Antolín
Cristo de la Paz, iglesia Colegiata de San Antolín

En la tercera capilla se venera el titulado Cristo de la Paz, escultura muy bien ejecutada y de bellas formas, que se podría juzgar, en opinión de Ponz, de Gaspar Becerra, pero que D. Esteban García del Chico, que con tanto provecho investiga en los protocolos que de esta villa se han incorporado el Archivo Histórico Provincial de Valladolid, ha documentado como obra de Juan Picardo. La fundó y dotó Garci Sánchez, marido de Francisca Pérez, por testamento otorgado en 29 de abril de 1535, haciendo sepultura de ambos. El patronato de la misma perteneció posteriormente a Dª. Ana Boyer, hija del librero Juan Boyer y de Catalina de León Figueroa; patronato que pasó a su hija Dª. Juana Henríquez, condesa de Castañale.

Sobre esta capilla está una pintura mural representando a San cristóbal, de proporciones gigantescas, como solía hacerse en la Edad Media, a la entrada de Iglesias y catedrales, por atribuirse a su contemplación misteriosas influencias benéficas.

q) Sigue la actual capilla de Santa Regina, antes de San Cayetano, originariamente fundada por Francisco Lobato en 1556 para su panteón, puesta posteriormente bajo el patronato de los Vivero, y adquirida a fines del siglo pasado por el presbítero medinense D. Isidoro Sanz Méndez, para sepulcro suyo, de sus padres D. Miguel y Dª. Concepción y de su hermana Dª. Regina. D. Isidoro murió el 17 de diciembre de 1903 en Madrid, donde ejerció su ministerio, y recibió aquí su sepultura el 20 de mismo mes. Había nacido en 1839 y demostró con obras su interés por su patria chica. Costeó la impresión de la "Colección de documentos para la Historia de Medina", de D. Ildefonso Rodríguez; llevó a cabo en esta iglesia una importante obra de drenaje para evitar la humedad, y el entarimado de la misma; donó un precioso manto procesional para la Virgen de las Angustias y dejó un donativo perpetuo para su cofradía; contribuyó en gran manera a la reedificación y ornamentación del convento PP. Carmelitas; todos los conventos de la villa recibieron con largueza muestra de su caridad, y reparó y libró de inminente hundimiento la iglesia de El Campillo; pero su obra predilecta y de más positivo provecho fue la adquisición del antiguo palacio de Falces (17 N. e) para colegio de niñas. En esta capilla de Santa Tegina en la que renovó el retablo, dejó fundada una capellanía.

La última capilla de este lado, dedicada a San Antonio, tiene a la entrada dos lápidas; la más próxima doce: "D. O. M. JUAN BAUTISTA DE NEIRA REGIDOR Y TESORERO PERPETUO DE ESTA VILLA HIJO MAYOR DE LOS FUNDADORES Y PRIMERO PATRONO DE ESTA CAPILLA HIÇO ESTE ENTIERRO PARA EL DR. SEBASTIAN VACA DE SAGRAMEÑA FAMILIAR DEL SANTO OFICIO Y Dª. LUCIA DE CERECEDO PADRES DE Dª. MARIANA VACA Y DE SAGRAMEÑA SU MUJER. AÑO 1633. Y la más separada: ESTA CAPILLA DE SAN ANTONIO Y ENTIERRO ES DE DIEGO RODRIGUEZ DE NEIRA FAMILIAR DEL SANTO OFICIO DE LA INQUISICION Y Dª. ANA MENDO SU MUJER Y SUS HIJOS Y SUCESORES, AÑO DE 1631.

r) En el testero opuesto de esta nave del Evangelio se abre la puerta de la capilla de Nuestra Señora de las Angustias --donde quizá estuvo también la de Nuestra Señora del Regazo que existió anteriormente-- y cuyas circunstancias de erección se expresan en la inscripción que se lee en la imposta de la media naranja. Dice Así: "A MAYOR GLORIA DE DIOS Nº. SR Y DE MARÍA Sª DE LAS ANGUSTIAS SE HIZO ESTA CAPILLA A EXPENSAS DE LOS MAYORDOMOS DE SU COFRADÍA DEVOTOS Y VECINOS DE ESTA VILLA: SIENDO COMISARIOS LOS SRES. MARQUES DE TEJADA Y D. MANUEL DE MONTALVO. EMPEZOSO EN 30 DE ABRIL DE 1738 Y SE ACABO EN 30 DE SEPTIEMBRE DE 1741. Aunque la fecha sea la consignada, el propósito de erigirla quedó ya de manifiesto en la concordia pactada, como se ha dicho, con el Cabildo el 20 de enero de 1569.

No bastaron los fondos ahorrados de la cofradía, ni las limosnas de los cofrades y devotos, para sufragar los gastos de la edificación, y en 3 de abril de 1742 arbitraron, de acuerdo con el Ayuntamiento, la explotación de la pesca de las Lagunas Reales a beneficio de la capilla. En su virtud el producto de la venta de tencas y anguilas --a dos reales y medio libra a los vecinos, al mayor posible a los forasteros-- sería para la cofradía, quien abonaría al Ayuntamiento la suma de mil reales anuales por cuatro años; con la salvedad de que el último año no se pescaría pieza alguna que pesara menos de media libra, y que el corregidor y regidores continuarían disfrutando el acostumbrado privilegio de pescar para su regalo o el de sus amigos.

Retablo central de la capilla de Ntra. Sra. de las Angustias. Iglesia Colegiata de San Antolín
Retablo central de la capilla de Ntra. Sra. de las Angustias. Iglesia Colegiata de San Antolín

La capilla es de estilo churrigueresco, destacando el retablo central con dos cuerpos; en el primero ocupa el centro la imagen de Nuestra Señora de las Angustias, y a los lados las estatuas de San Fernando y San Hermenegildo --nuevo tributo al santo paisano--; y en el segundo, San José ocupa el centro y a ambos lados los Corazones, como fue uso representarlos cuando las primicias de esta devoción y antes de que la Sagrada Congregación prohibiera representarlos desintegrados del cuerpo.

Retablo izquierdo de la capilla de Nuestra Señora de las Angustias. En el centro la imágen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, izquierda La Magadalena y derecha San Juan. Miembros de la cofradía penitencial Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medina del Campo.
Retablo izquierdo de la capilla de Nuestra Señora de las Angustias. En el centro la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, izquierda La Magadalena y derecha San Juan. Miembros de la cofradía penitencial Nuestro Padre Jesús Nazareno de Medina del Campo.

Los otros dos retablos existentes en la rotonda son simétricos en posición y estructura. En la hornacina central del que está al lado del Evangelio, se venera la imagen del Nazareno, vestido, de faz muy expresiva; y a los lados las estatuas de La Magdalena y San Juan. En la parte superior, la Asunción de la Virgen en bajo relieve entre dos lienzos. En el nicho central del retablo simétrico está la imagen de la Soledad, también vestida y entre las estatuas de San Juan y la Penitente; y arriba el relieve de la Virgen del Pilar entre otros dos lienzos. Bajo el cornisamento semicircular, están representados los costro Evangelistas. En el cuerpo de la capilla se halla el altar con el Santo Sepulcro, y enfrente una tabla de la Virgen Dolorosa. Con ser todas estas obras de época tan reciente, no se ha visto hasta la fecha documento que las autentice.

Por el documento que copia D. Ildefonso Rodríguez, pág. 553, se sabe que las obras comenzaron en 1738, tropezándose con la dificultad de que "cuando se creía hallar firme, se hundió todo el pavimento, descubriéndose unas simas o concabidades profundas que pusieron terror a cuantos las miraron... hallando se cañones de bodegas, ruinas de la antigüedad y gastaron muchos dineros y días en terraplenar y continuar los cimientos... El año 1746 ya se pudo ver terminada la fábrica de la capilla cuya longitud es de 96 pies". La traslación de la imagen se verificó en septiembre de 1749, celebrándose suntuosas fiestas, sagradas y profanas, en los tres días siguientes al de San Antolín.

En el testero de la nave central de la iglesia hay un altar-hornacina con la imagen de Nuestra Señora de la Consolación. Bajo esta advocación estuvo una cofradía de trabajadores --hermanos del trabajo o compañeros--, de cuya existencia dan fe numerosas partidas de defunción en los siglos XVI y XVII, porque los cofrades se obligaban a asistir a sus respectivas exequias. Tuvieron un hospital titulado "de los Compañeros". Me figuro que los tales eran los braceros, sin oficio, que por no estar agremiados, constituían una cofradía o gremio especial. ¡Es verdad lástima que no se hayan conservado apenas documentos concernientes a esta cofradía, que nos habrían revelado muchas cosas interesantes!

s) En el muro de la nave de la Epístola existen las siguientes capillas, descritas en orden inverso:

La del Carmen con retablo moderno de orden compuesto y la sola imagen de la Virgen y el Crucifijo en la parte superior. Dudo que ésta fuera su primitiva advocación. En ella está un sepulcro que dice: "AQUI YACE DIEGO DE MEDINA PERU, FALLECIO EL AÑO 1550 Y ENTERROSE EN LA PARROQUIA DE SAN JUAN DEL AZUGUE Y POR HABERSE RESUMIDO AQUELLA IGLESIA TRASLADO AQUI SU CUERPO Y ESTA IMAGEN DON FRANCISCO DE MEDINA PERU SU NIETO PRIOR DE ESTA SANTA IGLESIA Y FUNDADOR DE ESTA CAPILLA. EL AÑO 1634"

La siguiente es la de San José actualmente, con retablo novísimo e imágenes del Titular, de San Joaquín y Santa Ana. A la derecha hay una lápida sepulcral que dice: "ESTA CAPILLA MANDO HACER CRISTOBAL BELTRAN DE PAZ, FAMILIAR DEL SANTO OFICIO Y FRANCISCA PEREZ SU MUJER: NATURALES DE ESTA VILLA DE MEDINA DEL CAMPO PARA ELLOS Y SUS HERMANOS. AÑO 1614. PUSOLA J. BELTRAN SU HERMANO, AÑO 1640.

Junto a la cancela está la capilla del Bautismo del Señor, cuya retabla con alto relieve de la advocación tiene en la imposta esta inscripción: "AL SERVICIO DE DIOS Y HONRA Y DEVOCIÓN DSEL SALVADOR ESTA CAPILLA FUNDARON Y DOTARON LOS MUY MAGNIFICOS JUAN DE LA PEÑA CARVAJAL Y GUIOMAR ALVAREZ SU MUJER. AÑO 1579. También está aquí enterrado D. José López Panizo, chantre de la iglesia y sobrino de los fundadores.

Seguía un sepulcro con estatua yacente y lápida que, con lamentables irreverencias y desacato a la voluntad del yacente y a los fueros de la historia y del arte, ha sido tapado para colocar a continuación el altar de las Hijas de María, cuyo retablo fue traídoen 1920 de San Facundo. El aquí existente con anterioridad era de menores dimensiones. En el ático fue puestoel lienzo de la Asunción que existía sobre la puerta de la sacristía. En los nichos laterales pusieron la estatua de San Rafael, traída de la Cruz, y la de San Luis Gonzaga, moderna.

t) Capilla del Santo Cristo de la Concepción. Fue erigida en 1645, en el sitio que ocupara anteriormente la sacristía y sala capitular, a expensas del medinense D. Bernardo Caballero de Paredes , obispo de Oviedo; y cuando ya estaba totalmente terminada y decorada, por no llegar a concordia con el Cabildo sobre las condiciones del patronazgo y obligaciones recíprocas, quedó lo edificado de propiedad de la iglesia, menos el retablo, panteón, losas del pavimento y mobiliario, que fue trasladado a la iglesia de las Recoletas (13. N. b.), asimismo fundación del mismo munificentísimo obispo.

En 1659 fue cedida por el Cabildo, en precio de 14.000 reales, a uno de sus capitulares, quien le dedicó en la forma que reza esta inscripción latina de la imposta: "DEO OPTIMO ET MAXIMO ET DIVO INMACULATOQUE VIRGINIS CONCEPCIONIS SINE PECCATI ORIGINALIS LABE, NECNON SANTIS MARTIRIBUS ET CONFESSORIBUS QUORUM RELIQUIAS IN HOC SACRARIO RECONDUNTUR, SACELLUM HOC DR. D. JOANNES VIGIL DE QUIÑONES HUJUS INSIGNIS ECCLESIAE COLLEGIATAE SANCTI ANTONINI MARTIRUS CANONICUS OBTULIT HUMILLEMEQUE DICAVIT. ANNO DOMINI MDCLIX. Tiene, en efecto, esta capilla, aparte del retablo mayor, en cuyo centro está sobre tabernáculo la estatua de la Purísima en la hornacina del Santo Cristo, y a ambos lados dos lienzos de San Antolín y San Lorenzo, dos altares con sendos relicarios, que, a la verdad, merecían ser más conocidos y venerados. A la izquierda del altar mayor (del observador) está el sepulcro del fundador con esta inscripción: "D. O. M. DR. D. JÓANNES VIJIL DE QUIÑONES CANONICUS METHIMNENSIS, PATRONUS HUJUS SACELLI. OBIT ANNO (cifras borrosas). Se descifra esta fecha en el auto consistorial del 24 de octubre de 1672, en el que se leen estas palabras del procurador general D. Juan de la Barrera: "Oy ha muerto el Dr. D. Juan Vijil de Quiñones, mediante lo cual suplica a la villa mande hacer dilijencia de buscar médicoen su lugar, igual al dicho Dr. Quiñones". Y para evitar todo equívoca, en el auto del 22 de noviembre del mismo año, encontramos estas palabras: "En tiempos pasados se dio facultad a esta villa para dar quinientos ducados al médico... Demás de cuarenta años a esta parte que fue médico y cura en esta villa el dicho Dr. Quiñones, no usó de la dicha Real facultad...porque el dicho Dr. por tener patrimonio, ser sacerdote y canónigo no le pidió ni se le dio. Y porque oy no puede entrar otro médico de tanto patrimonio, ni tan científico y experimentado como el Dr. Quiñones, sin darle dicho salario..."

El buen canónigo había sido anteriormente regidor de la villa; y de legítimo matrimonio tuvo un hijo de igual nombre que imitó a su padre en lo de abrazar el estaco eclesiástico después del matrimonio, siendo beneficiado de Santo Tomás. No deja de sorprender dada la procalamada liberalidad del médico-canónigo que pudiera decir en su testamento, otorgado en 23 de octubre de 1672: "En reconocimiento de los grandes beneficios que ha recibido de su Divina Majestad y su providencia, por quien he adquirido en los días de mi vida la mencionada hacienda..." La cual ciertamenteno era baladí, como parece del inventario hecho judicialmente a la hora de la muerte, en el cual se enumera, entre otras muchas partidas de bienes raíces, la friolera de 180 arrobas de monedas de vellón, 31 de calderilla y muy repletas talegas de doblores. También sorprende que mandara el dominio directo de todos sus bienes raices a la Colegial, y solamente la posesión de los mismos, en colonia, a su citado hijo y universal heredero que, a su vez, tenía dos hijas.

Como quiera que sea, rindamos aquí el debido homenaje a la caridad, ciencia y experiencia del sabio y piadoso canónico que en su última voluntad no se olvidó de dedicar un importante donativo para reparar la ermita de Nuestra Señora del Amparo.

u) En el testero de la nave de la Epístola está un retablo que en posición y estructura es simétrico del de San Gregorio. Por escritura de 9 de abril de 1516 se dio este testero a la familia Mercado para hacer su enterramiento. Posteriormente hubo necesidad de abrir en el muro de la torre la puerta que da entrada a la sacristía, y entonces se construyó el actual retablo de Santiago (ésta es su advocación), adosado a la columna como el de San gregorio. Las apariencias obligaron al Sr. Agapito y Revilla a creer en ambos retablos (igual que el del Bautismo del Señor) procederían de otra iglesia donde su remate semicircular se acomodaría al tímpano de la bóveda. Los documentos contradicen tal apreciación por lógica que parezca. Se compone de un cuerpo principal de cuatro columnas estriadas con cuatro lienzos en los intercolumnios: Santa Inés y Santa Teresa a la derecha, San Diego y el Bautista a la izquierda; en el centro la hornacina con la estatua de la Virgen del Pilar desde 1936 (antes de las Maravillas). En el cuerpo superior hay otros seis lienzos: una santa mártir y San Pablo a la derecha, La Sagrada Familia en el centro, y San Miguel y San Pedro a la izquierda. Los escudos existentes en el ático son iguales al incrustado en el muro de la derecha, sobre el retablo de la Purísima.

Custodia Procesional de la Colegiata de San Antolín, autor, Cristóbal de Vergara, año 1562. Justicia y regidores de la Villa mandaron dorarla siendo corregidor el ilustre D. Pedro de Vibero
Custodia Procesional de la Colegiata de San Antolín, autor, Cristóbal de Vergara, año 1562. Justicia y regidores de la Villa mandaron dorarla siendo corregidor el ilustre D. Pedro de Vibero

v) En la sacristía, construida en 1636 conforme a la traza del maestro Francisco Cillero, sobre la puerta de entrada, superpuesto el marco de donde fue arrancado el lienzo de la Asunción de la Virgen, puesto en el ático del retablo de las Hijas de María, está un cuadro con el lienzo de la Virgen del Rosario. En la pared opuesta a las ventanas y sobre las cornisas hay otros tres lienzos representando a San Cayetano, la Concepción y San Antolín, y en el testero otro de Jesús con hábito sacerdotal. En la parte baja sobre la cajonería de la izquierda traída de la Cruz, dos lienzos grandes apaisados procedentes de San Facundo con la cena y Cristo yacentre. Sobre la otra cajonería dos buenas estatuas de San Pedro y San Pablo. Existen además tres lienzos y dos tablas: , los lienzos, de tamaño desigual, representan a la Concepción el mayor y el mediano, y a la Virgen con el Niño el menor, pero más estimada: las tablas, también desiguales, representan al Cristo sedente muerto, rodeado de varias figuras y a Jesús con la cruz a cuestas.

Quede aquí registrada la artística custodia procesional de bronce dorado. En ella se aparecía el escudo de la villa y la siguiente inscripción: "ESTA CUSTODIA MANDO DORAR LA JUSTICIA Y REGIDORES DE MEDINA DEL CAMPO, SIENDO CORREGIDOR D. PEDRO DE VIBERO EN 1562.

De la sillería del coro consistente en un ornato de columnas dóricas que alternan entre los asientos del cuerpo de arriba, con bajos relieves de razonable mérito en losrespaldos, dijo Ponz que había oído decir que fue del monasterio de Guadalupe y que la hizo un tal Sebastián Aponte, artífice hábil. Antero Moyano dice en cambio que fue adquirida en 1616 del convento de San Jerónimo de Guisando.- Esto último consta en el acuerdo del Cabildo de 22 de diciembre de 1614; y que trabajaba, al menos en su colocación, Sebastián de Aponte, se evidencia por la partida de bautismo de su hijo homónimo (2 de mayo de 1616) en que se lee esta nota: "Este Sebastián fue el maestro que hizo y asentó las sillas de nogal".

Nota ampliación información de www.delsolmedina.com:

Doble sillería de nogal del coro de la Ilgesia Colegiata de San Antolín de Medina del Campo
Doble sillería de nogal del coro de la Iglesia Colegiata de San Antolín de Medina del Campo.

(Doble sillería de nogal del coro de la Iglesia Colegiata de San Antolín de Medina del Campo" El Coro de la nave central está provisto de una sillería siguiendo el modelo de la de El Escorial.

Documentalmente sabemos que fué adquirida al monasterio de Guisando el 22 de diciembre de 1614, adaptándola el ensamblador en su nueva ubicacón, Sebastián Apante.

Está compuesta por treinta y tres sitiales altos y ventiuno bajos, cuyos relieves se disponen de forma alterna sobre los primeros de ellos.

Las escenas de los relieves muestras la vida de Jesús desde la Anunciación y el Nacimiento hasta la Resurrección y la Anunciación de Nuestra Señora.

En el dosel corrido se halla una escultura de San Antolín del siglo XVI.

En el piso superior se halla el órgano, obra barroca del organero Juan Francisco de Toledo en 1751, cuyo mueble es uno de los tres mejores de la provincia de Valladolid, convertido en órgano romántico por Quintín Rufiner en 1924. Una escultura del rey David preside los siete castillos de que consta, ordenados en cinco calles.)

N. La precedente manografía de nuestra Iglesia Mayor está documentada , aparte las citas expresadas, en los acuerdos del Cabildo Colegial, coincidente en muchos testimonios y en nada contradictorios con los acuerdos consistoriales; en los libro de becerro, y en los administrativos, en las mismas partidas sacramentales y en expedientes sueltos sin catalogar y sin numerar. Es de lamentar una vez más que no se hayan conservado tantos otros, particularmente de cofradías, que apenas hemos visto. Creo que al irse disolviendo muchas de ellas, fue quemada la documentación en casa de los mayordomos, desaprensivos, y de sus herederos, que no sintieron escrúpulos de quedarse con lo ajeno contra la voluntad de su dueño, para, en definitiva, ir a fomentar estufas o ser pasto de la voracidad ratonil en los devanes. El dueño no puede ser otro que la iglesia, o el Ayuntamiento en su caso, o, en fin, archivo que ofrezca garantía, aunque, por desgracia, entre nosotros... Todavía habrá más de un documento condenado a no ver la luz pública, o a no pasar a manos amigas. Por excepción se guardan documentos preciosos referentes a dos cofradías de eclesiásticos, tituladas las Trecenas de la Santísima Trinidad y de la Ascensión, respectivamente. El nombre "trecena" tienre su origen en que el número de los componentes habría de ser precisamente trece, en un principio. Con el tiempo estas cofradías fueron confundiéndose y vinculándose en el Cabildo mayor. También se conservan documento de otra cofradía muy popular titulada de la Salve.

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2 - AYUNTAMIENTO. Desaparecido el antiguo consistorio (33 R), que, a decir verdad, fue albergue incómodo para nuestro Regimiento desde que el núcleo vital de la villa se desplazó a este lado del Zapardiel, y la anchurosa plaza fue asiento de su emporio mercantil y palestra de juegos y regocijos públicos, porque la atracción irresistible que ejercían estos festejos obligaba a los regidores a tener alquilados, de modo habitual, unos balcones desde donde presenciarlos con la natural ufanía, se construyó el actual en la fecha y circunstancias que dice la inscripción esculpida sobre el dintel de la puerta principal que reza así: "ESTA CASA LA HIZO LA MUY NOBLE VILLA DE MEDINA DEL CAMPO SIENDO CORREGIDOR D. JUAN DE FELOAGA PONCE DE LEON CAVALLERO DE LA ORDEN DE SANTIAGO Y COMISARIOS d. PEDRO DE RIVERA FERNÁNDEZ M. Y D. PEDRO DE SALZEDO Y SALAZAR, CABALLERO DE LA MISMA ORDEN Y D. DIEGO DE ALIPRANDO MERCADO, CAVALLERO DEL L. M. N. SEÑOR DE XAVARES. AÑO 1667". Y en el mismo dintel: "ESTA CASA SE HIZO SIENDO CORREGIDOR DE ESTA BILLA D. ANTONIO DEL SELLO CONTRERAS, CABALLERO DEL HABITO DE ALCANTARA. AÑO DE 1656".

La discordancia de fechas obedece a expresar esta última (1656) la iniciación de las obras, y la otra (1667) la habilitación de las mismas ya ultimadas.

Y aún esto ha de decirse solamente de lo edificado para el Ayuntamiento, pues continuaron las obras de la Cárcel --Lo que ahora es Juzgado y Cruz Roja-- hasta el año 1673, siendo corregidor D. Martín de Zayas Rivadeneira, uno de los pocos que mereció que la Villa gestionara del Rey, el 27 de septiembre de 1673, la prorrogación por un nuevo trienio de mandato, sumamente beneficioso "por haber reedificado las Carnicerías, puentes, fuentes... y haberse fabricado desde donde los cimientos la Cárcel con tan moderada costa que ha excusado más de quince mil ducados..., ejecutando la justicia sin distinción de personas, favoreciendo a los pobres y siguiendo diferentes pleitos con mucha fortuna...".

Fachada Ayuntamiento
De Izquierda a derecha, fachadas de: Oficina de Turismo, Ayuntamiento, Casa de los Arcos o del Cabildo y Palacio Real Testamentario de Medina del Campo

Una idea obsesionó a los regidores desde que el estado ruinoso del anterior Consistorio le hizo inhabitable: no restaurarle en manera alguna, sino buscarle nuevo emplazamiento en la Plaza, precisamente en las casas cuyos balcones solían alquilar para ver los consabidos regocijos, que eran las que mediaban entre la Colegiata y la calle de Salamanca, actual Gamazo.

Alguien se adelantó en la ejecución de tan acariciado deseo, y fue el cabildo Colegial, el cual adquirió, el patronato del Hospital, la casa más céntrica del grupo, con el propósito, confesado sin jambajes, de instalar en ella amplios balcones para ver los festejos. Malogrado también el intento de adquirir la casa del mayorazgo de los Bobadilla --actual de Dª. Margarita Araoz, viuda de D. Clemente Fernández-- hubieron los regidores de iniciar gestiones cerca del Cabildo para lograr la cesión de la casa, y encontraron una fórmula conciliatoria.

La bocacalle de Salamanca podía ser excelente mirador uniendo ambas aceras mediante arcos que permitieran levantar un cuerpo con los ventanales apetecidos.

El Cabildo acogió con agrado la propuesta, y el 18 de abril de 1654 se hizo la escritura en virtud de la cual la Colegial cedía si cada a cambio de que la Villa levantase a su costa los arcos y sobre ellos los balcones.

Así lo ejecutó en el mismo año el maestro arquitecto D. Francisco Cillero, y como la Colegial pusiera ciertos reparos en aceptar la obra por considerar el arco principal sin la suficiente robustez, hubo de adosarse un segundo arco infrapuestoque le diera la consistencia deseada. Esta es la razón de que campee sobre los arcos el escudo de la Colegiata.

De Izquierda a derecha, fachadas de: Oficina de Turismo, Ayuntamiento, Casa de los Arcos o del Cabildo y Palacio Real Testamentario de Medina del Campo
De Izquierda a derecha, fachadas de: Oficina de Turismo, Ayuntamiento, Casa de los Arcos o del Cabildo y Palacio Real Testamentario de Medina del Campo

Realizada esta obra previa, se acometió seguidamente la adquisición de las dos casas colindantes, y en 1656 daban principio las obras, ejecutadas también conforme a las trazas y dirección del citado maestro arquitecto.

Como la penuria era a la sazón extremada, se apeló a toda clase de medios para allegar fondos; renuncia de salarios por parte de los regidores; petición de donativos a los medinenses que ocupaban puestos principales, así dentro como fuera de la villa; imposición de sisas sobre toda clase de mantenimientos; aprovechamiento de toda clase de materiales extraídos de las ruinas del viejo Consistorio y del Palacio Real... Con la economía y el sacrificio de todos, vieron los medinenses que, al final del año 1656, estaban cogidas las aguas de la nueva casa de todos.

Las obras interiores ya se hicieron con más parsimonia.

Las torres gemelas de la fachada tenían otro cuerpo superior que fue rebajado en 1850 a la altura que hoy tiene.

Vista aérea de la plaza mayor de la Hispanidad de Medina del Campo. Al fondo, Iglesia Colegiata de San Antolín o Cabildo Colegial, a la derecha, Casa Consistorial, a continuación Casa del Cabildo o de los Arcos y esquinado, Palacio Real Testamentario.
Vista aérea de la plaza mayor de la Hispanidad de Medina del Campo. Al fondo, Iglesia Colegiata de San Antolín o Cabildo Colegial, a la derecha, Casa Consistorial, a continuación Casa del Cabildo o de los Arcos y esquinado, Palacio Real Testamentario.

El pueblo llama "gorgueras" a los dos balcones existentes en la fachada principal, correspondiente al plano del entresuelo, y la razón de ello puede ser la siguiente. Dase el nombre de "gorgueras", según el diccionario, el adorno del cuello hecho de lienzo plegado y como rizado. Este adorno de la indumentaria, así masculina como femenina, que fue muy corriente en los siglos XVI y XVII, pasó de moda y quedó reservado a los funcionarios públicos en los actos oficiales; posteriormente a solo los alguaciles y aún ahora vemos que es el atuendo particular de los maceros. Es además costumbres inveterada el reservar estos balcones en los espectáculos públicos, especialmente en las corridas de novillos, a dichos funcionarios, y predominando entre ellos este peculiar y típico atavio, es lógico suponer que el pueblo, pródigo en el uso de metáforas, diera en llamar "gorgueras" a dichos balcones.

En el siglo XVII y parte del XVIII acostumbraban los regidores a iniciar sus tareas rectoras, oyendo la Misa que celebraban los capellanes de la Villa, que eran los carmelitas de Santa Ana. Aunque no con certeza, parece que puede asegurarse que la pieza utilizada al efecto era la existente entre las salas de Sesiones de Quintas, desde las cuales podía cómodamente asistir al Sacrificio.

Próximo al Ayuntamiento, en callejuela que rodeaba a la Colegial, estaba el hospital llamado de los Palmeros. Así como los que iban en peregrinación a Santiago de Compostela llevaban conchas en señal de su romería, los peregrinos de Tierra Santa traían palmas como emblema piadoso y se llamaban "palmeros". Medina acogía a los peregrinos que enfermaban o se debilitaban en este hospital, patrocinado por la cofradía de San Pedro y San Pablo

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3 - ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE SAN JULIÁN y también de los Milagros edificada por el abad D. Bernardino Gutiérrez, quien se mandó enterrar en la misma por su testamento otorgado en 2 de septiembre de 1520. Era sufragánea de la Colegiata y dependiente de su Cabildo, el cual autorizaba a la cofradía de las Angustias a celebrar en ella sus autos y congregaciones antes de que ésta edificara su capilla. En 1860 quedó habilitada para escuelas, y continúa en este destino, también sagrado.

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4 - ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DEL AMPARO, que tuvo agregado un hospital del mismo título, sostenido, aparte de otros bienes, con 24 cargas de trigo que aportaba el Concejo, y fue incorporado con sus bienes y rentas al de Simón Ruiz. En los restos del mismose albergó la comunidad de Franciscanos cuando fue incendiado su convento por los franceses, hasta el año 1829 en que se reintegraron al convento restaurado.

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5 - CONVENTO DE TRINITARIAS, fundación de Juan de Medina Velázquez, en solares parcialmente cedidos por la Villa, no sin la contradicción del regidor Cristóbal de Quijana que estimaba (10 de enero de 1578) que los monasterios eran ya demasidados y que el sitio no era adecuado por celebrarse allí el mercado de ovejas y estar también el rollo o picota donde se castigaba públicamente a los delincuentes. Este último inconveniente fue eliminando trasladando la picota al ejido donde quince años después comenzóse a levantar el

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6 - HOSPITAL DE NUESTRA SEÑORA DE LA CONCEPCIÓN Y SAN DIEGO DE ALCALÁ

N. Se ejercitaba la hospitalidad en Medina con prodigalidad tan desmedida que resulta perjudicial, pues al socaire de virtud tan excelsa y a costa de los pobres enfermos se creaban no pocos sanos un fácil bienestar. Nada menos que trece hospitales, sin contar el de la Piedad o de Barrientos, existían anteriormente a la fundación de éste: el de Santa María del Castillo, el de la Trinidad, el de los Palmeros, el de las Budas, los de San Lázaro el Pobre y San Lázaro de los Caballeros, el de San Pedro de los Arcos, el de San Blas, el de San Andrés, el del Amparo, el de San Felipe y Santiago, el de San Antón y el de Quintanilla; todos como órganos de sus respectivas cofradías y cada uno con su administración independiente, su hospitalero y sus servidores que, aún siendo personas caritativas, absorberían la mayor parte de las rentas sin eficaz rendimiento en la asistencia de los enfermos. De alguno consta documentalmente (V. 17 N. c.). Cosa análoga debía ocurrir en toda España, por cuanto las Cortes del Reino pidieron su reducción, y al tratarse de Medina de llevarlo a cabo, examinaron al abad y el Ayuntamiento las rentas y funcionamiento de cada uno, resolviendo que todos se unieran e incorporaran con sus nombres, títulos, advocaciones y rentas a un Hospital General, donde se curaran toda suerte de enfermedades, y entre tanto que se levantaba el nuevo edificio porque los existentes eran inadecuados, señalaron el de la Trinidad (24 R) para calenturas y heridas, el de las Budas (23 R. c) para este mal y los contagiosos, y el de Santa María del Castillo o de Nuestra Señora de la Merced (2 R) para los peregrinos, con dirección y administración únicas. entonces fue cuando la Providencia suscitó un alma grande que vino a poner en ejecución el santo ideal acariciado. Fue:

a) SIMON RUIZ ENVITO, natural de Belorado (Burgos. Flandes y Francia, donde estaba establecido otro hermano suyo llamado Andrés (en Nantes). Tal hecho motivó un pleito sostenido contra los dos hermanos por los licenciados Quirós y Pereira (¿Gómez Pereira?) quienes pidieron a la Villa saliera a la causa por interesarla que aquellos hombres de negocios vinieran personalmente a realizar sus operaciones y nos las encomendaran a vecinos de ésta, que, por serlo, no pagaban peso ni aposento ni otras gabelas. En 1563 los procuradores de la Santa Hermandad le eligieron para procurador general del Común, y actuando como tal nos reveló que su posición económica era ya muy desahogada, pues en pedimento dirigido en 24 de octubre al corregidor, protesta del mandato de éste por el recogió los libros a los cambios y los envió a Rioseco para que allí realizaran los pagos de la feria de agosto. Tal medida, decía Simón Ruiz, perjudica a muchos mercaderes que no pueden verificar sus créditos de la feria de mayo; "a mi solo se me deben treinta mil ducados que tengo de cobrar aquí de los cambios". En 1564 figura ya como regidor, interviniendo en tal concepto, como su hermano Pedro que también lo era, en asuntos concernientes a ferias y a beneficencia. El 5 de septiembre de 1592 renunció este oficio en favor de su sobrino Vítores, y en la sesión consistorial del 6 de abril del año anterior había expuesto el deseo que abrigaba de fundar un hospital, pidiendo el nombramiento de un comisario que con el abad y el corregidor estipularan las condiciones, a base de merecer su confirmación por Bula Pontificia. Fruto de tales deliberaciones fue la Concordia pactada que mereció ser confrimada por Cédula Real de 23 de abril de 1592. En ella y más claramente en el testamento otorgado en 1 de abril de 1596, se refleja la grandeza de alma de aquel opulento hombre de negocios que, contra el tipo usualmente corriente, ahora más que entonces, puso sobre todos los transcendentalismos negocio de la salvación de su alma, dedicando gran parte de sus ganancias, por amor del prójimo, a una obra de tal espiritualidad y beneficencia. Instituyó también dos mayorazgos para sus dos sobrinos, Vítores y Cosme Ruiz Envito, concediendo al primero, como principal, el patronato del hospital, con el derecho exclusivo de nombrar por sí solo los capellanes, administrador y oficiales, pero obligándole, así como a sus sucesores, a seguir domiciliados en Medina y a vivir precisamente en sus casas de junto a San Facundo, en cuya conservación y mejora había de gastar anualmente un mímino de cien ducados, e impuso a los dos mayorazgos sendas cargas y gravámenes en pro de los enfermos de su hospital. Análoga cláusula prescribió para su viuda, de segundo matrimonio, Dª Mariana de Paz, "que es muy principal y muy buena y yo la amo y he amado mucho por sus muchas virtudes y merecimientos... que viva en la villa de Medina del Campo, sin que pueda salir más que dos meses cada año fuera de la dicha villa". Se sobrepuso pues, en Simón Ruiz la pasión que sentía por Medina al amor san sincero que profesaba a su esposa, a quien, por otra parte, rindiendo tributo a la humana debilidad, prohíbe pasar a ulteriores nupcias.

Todavía se acordó de su hospital en el codicilo que hizo el 26 de febrero de 1597, tres días antes de su muerte, y aunque declaró en él que por decreto del Rey Felipe II, posterior al otorgamiento del testamento habían menguado mucho sus bienes, mandó "que de mis bienes se den cuatro mil ducados para acabar la obra del hospital,demás y allende de lo que yo dejo mandado, dispuesto y ordenado que se guste...; que se cobren mil y pico ducados de ciertos deudores con el mismo destino; que lo más pronto que ser puedase acabe la iglesia y la sacristía, y mando que todo lo que de mí adelante se hiciere se a parecer de Dª. Mariana mi mujer y de Fr. Antonio de Sosa, a los cuales pido y encargo mucho que con parecer de buenos oficios, procures se excusen gastos y obras no necesarias, pues Dios ha sido servidoque el decreto me haya moderado el ánimo y hacienda para hacer cosas que se pueden excusar, y así quiero y mando no se haga la obra conforme a la traza del hermano Juan de Tolosa, de la Compañía de Jesús...". Su defunción se registró en el libro correspondiente de difuntos de San Facundo con estas palabras: "El primero de marzo de este año de noventa y siete murió Simón Ruiz, feligrés desta iglesia; depositóse en la capilla mayor; mandó decir una misa cantada con diáconos por un año entero; mandó para ello ciento cincuenta ducados; y más ducientas misas rezadas; y por verdad lo firmé de mi nombre, Juan García Girón". Este Girón fue el primer capellán administrador del hospital.

N. En 30 de octubre de 1581, a la muerte del abad Sr. Antolínez, fue elegido vicario capitular, sede vacante, por 29 garbanzos contra 13 altramuces --modo de verificar la elección entre los dos candidatos-- el licenciado Vítores Ruiz Envito, beneficiado de Santiago el Real desde el año 1577 y tío del mismo Simón, conforme a una alusión que le hace en el testamento. Por tanto, la familia Ruiz Envito, aunque no originaria, se connaturalizó en Medina y le dispensaron todas sus preferencias. La desbandada comenzó después de su muerte y contraviniendo su expreso deseo; acaso motivada y legitimada por la gran decadencia sobrevenida.

b) Alguien que se impresione por las cuantiosas sumas de ducados que baraja Ossorio al hablar de Simón Ruiz, puede, acaso, juzgar que dedicó a su hospital las migajas de Epulón, pero leyendo los documentos citados no puede uno menos de enamorarse de su alma compasiva y generosa. Por eso prefiero entresacar de tales documentos ideas y propósitos que definen cabalmente tan hermosa obra. Dice la Concordia:

"Habiendo venido a noticia del dicho Simón Ruiz que para hacer las más obras de hospitalidad al presente en esta villa no hay casas suficientes, ni rentas para ello, movido por servicio de Dios Nuestro Señor y bien y utilidad de sus pobres, acordó de fundar en esta villa un hospital y capilla donde se recojan todos los enfermos y peregrinos y gastar en el edificio de dicho hospital y capilla diez mil ducados, y dejar a dicho hospital mil ducados de buena renta en cada un año. Los dicho Concejo, Justicia y Regimiento de esta villa dijeron que daban al dicho Simón Ruiz el ejido (campo erial dedicado a desgranar mieses) que está fuera de la puerta de Salamanca, para que de él pueda tomar elsitio que fuera necesario para fundar la capilla, sacristía, cementerio y hospital con cuartos distintos y apartados para que con comodidad puedan ser curados todos los enfermos de todas las vigas y maderas que, sin damnificarse conocidamente los pinares de esta villa, se le puedan dar para el dicho efecto...; que asimismo dan permiso para que puedan sacar en los términos de esta villa y jurisdicción de los baldíos, toda la piedra que fuera necesaria para la dicha fábrica y para hacer toda la cal y yeso que fuera mecesario...; que el dicho hospital se ha de intitular Hospital General porque en él se han de curar de todo género de enfermedades y heridas y llagas, recoger desamparados y peregrinos y males contagiosos, y ha de tener por advocación a Nuestra Señora de la Concepción y el glorioso San Diego de Alcalá, por haber sido este santo devotísimo de la Purísima Concepción y ser santo español...; que dicho abad, Justicia y Regimiento suprimían el Hospital General de la Santísima Trinidad que al presente es y unían a Nuestra Señora de la Concepción y San Diego todos los bienes y haciendas, así muebles como raíces..., y porque esta villa siempre ha tenido por cosa justa y caridad conveniente acudir con limosna de treinta cargas de trigo en cada año al hospital de las Budas, y con veinticuatro cargas de trigo al del Amparo... y quedando unidos estos dichos hospitales al Hospital General que ahora se funda..., concedían a éste cincuenta cargas de trigo en cada año para siempre jamás... Que asimismo se obliga a dar veinticuatro carretadas de leña en cada año perpetuamente de los montes y pinares de esta villa... Asimismo el dicho Simón Ruiz se obliga a dar todos los ornamentos, vasos sagrados, libros y todo lo necesario al servicio de la iglesia... y se obliga a invertir hasta trescientos ducados en camas, colchones... y otra cualquier ropa para que los pobres sean bien curados y los desamparados y peregrinos bien hospedados, y los sirvientes y ministros bien acomodados...; que los pobres que se hayan de curar sean los de toda la cristiandad, que la caridad a todos abraza y a nadie excluye...; que ninguno se reciba a curar que no se confiese primero, y que una vez cuarado de bubas y por vicios volviese a enfermar, será postrero, pues recibió la caridad para no volver a ofender a Dios...; que de los enfermos de heridas y de calenturas solo se han de recibir los pobres que no pudieran ser curados en el hospital del Obispo, porque tiene este hospital dotación particular para curar cómodamente buen número de pobres, así de heridas como de calenturas...; que el administrador provea cómo de noche anden por las calles con linternas a buscar los pobres y los enfermos y loslleven al dicho hospital, y un día y una noche se les dará cama y comida y abrigo caritativamente, como pobres del Señor, no siendo vagabundos que se finjan desamparador, que a los tales han de obligar a que trabajen o se vayan del lugar, porque de esto se hacen ladrones y mujeres perdidas... Se llegaren a peligro de morir los enfermos que tuviere hacienda, se ha de procurar que hagan testamento y mande algo al hospital graciosamente, sin importunarlos ni mostrar codicia, porque el hospital ha de ser cosa de caridad y nadie ha de recibir que tenga hacienda para curar, si no es pagándolo moderadamente, para que no gasten lo que es de los pobres...: que se gaste cada año noventa y cinco mil maravedises en salario de tres sacerdotes, de los cuales uno ha de servir de administrador general, otro de confesor y administrador de lo necesario a las almas de los pobres enfermos, y el otro guarda y disponedor del servicio de lasacristía, dándoles de comer y aposento, servicio meditó y botica...; que en el nombramiento del administrador ni en la administración de las rentas y dineros, no se pueda entrometer nuestro muy Santo Padre, ni Su Majestad, ni ningún Obispo, persona alguna de cualquier calidad o preeminencia que sea... porque es voluntad de dicho Simón Ruiz que el hospital se considere como su propia casa y en ella viviendo recibirá a los pobres y gastará en ellos sus rentas..., que todos los oficiales han de obeceder en todo al administrador, y el que no le obedeciere, sin remisión ha de ser despedido, porque el hospital ha de ser casa de concierto y de paz y no puede haber esto donde no se obedeciere por amor de Dios...; que el administrador ha de visitar dos veces cada día a los pobres con un médico y un cirujano que tendrá asalariados el hospital visitándolos a la hora que más conviniere a su salud...; que dos veces al año el administrador dará cuenta de la administración al abad, regidor y patrón, y éstos ordenarán por votos lo que fuere necesario añadir o quitar o mudar, pero al tomar las dichas cuentas por ningún título podrán llevar de los bienes del hospital estipendio alguno de dinero, comida ni colación alguna, sino que esperen lo que les dará Nuestro Señor..; que les dará más abundante...; que se obtenga del Sumo Pontífice una excomunión reservada para que ninguno de los oficiales del hospital retenga bienes o limosnas del mismo más de veinticuatro horas sin licenciadel administrador; que ha de haber tanta orden, limpieza y paz en todo, que se muevan las gentes, especialmente los señores principales a venir a visitar a los pobres y hacer limosnas y mandarles bienes, viendo que es casa donde se sirva a Dios y se hace caridad al prójimo..."

c) Si las preinsertas disposiciones de la Concordia revelan el mejor espíritu, las que siguen del testamento del generoso fundador respiran cordialidad y misericordia por el menesteroso:

"En Dios verdadero tengo puesta mi confianza y esperanza que me ha de salvar e iré a loarle y gozar de su santa gloria, creyendo y confesando, como creo y confieso, su santa Fe Católica, ayudándome de los santos sacramentos y cumpliendo los mandamientos...; mando que mi cuerpo sea enterrado en la bóveda que se va haciendo en el hospital que yo hago... debajo del altar mayor...; que cuando Dios fuere servido que yo muera me lleven a enterrar con las menos pompa y ruido y gasto posible y con la decencia que conviene a cuerpo cristiano, como se excuse vanidad...; mando se den setenta ducados para las obras de la iglesia de Belorado, donde mis padres están enterrador; que dentro de un año de mi fallecimiento se visitan en la dicha villa de Belorado teinta pobres y se den a los pobres envergonzantes mil y trescientos reales, prefiriendo mis deudos si los hubiere...; mando trescientos mil maravedises para ayuda de casar diez doncellas pobres naturales de Belorado, de mi linaje silas hubiere, y las más necesitadas y virtuosas...; que se compren dos cargas de pan de renta perpetua para los niños de la doctrina de Medina del Campo, con condición que el día de Reyes de cada año vengan con su rector en procesión a la iglesia del dicho hospital y hagan allí oración por mi alma...; y esto quiero que lo hagan porque otros se muevan a dejarles algo por la misma razón...; que se visitan treinta y seis pobres de Medina del Campo y éstos no vayan con mi cuerpo el día del entierro por evitar juicio de vanidad... Pareciéndome que con tanta poca cantidad de renta, como son los veinte mil ducados (de principal, mil de renta) que estoy obligado por la escritura de Concordia a dejar a mi hospital, que no es cosa bastante para la cura y sustentación de los dichos pobres y ministros que los han de curar, para que vaya más cómodo sustentamiento, quiero que los novenos que tengo comprados de Juan de Vega... que de presente rentan seiscientos ducados, queden y sean para dicho hospital... Iten mando que de mis bienes se compren cincuenta mil ducados de principal, la renta de los cuales (2.500) ha de servir para la cura y sustentación de los dichos pobres y ministros... Iten digo y que por cuanto yo me obligué a gastar en la fábrica del hospital e iglesia dél, diez mil ducados... y hasta ágora tengo gastados más de veinte mil, y según el modo y traza , parece que no se podrá acabar con otros veinte mil ducados, quiero que todo lo gastado y que se gastare en la dicha obra hasta que Dios me lleve desta presente vida, no se descuente de lo que es señalado en los dichos novenos, ni de los cincuenta mil ducados que se han de emplear en renta... Pido y encargo al administrador que fuere de dicho hospital haga que todos los pobres que hubiere, recen cada día un "Páter noster" y un "Ave María" por mí y mis dos mujeres..."

d) A vista de estas ideas y propósitos hemos de reconocer que no era ruin ni estaba mentalizada el alma del negociante que las albergaba. Anhelaba Simón Ruiz dar impulso a una obra grande; sabía que necesitaba complemento y por eso pedía que se movieran las gentes, especialmente las principales, a venir a visitar a los pobres enfermos y hacerles limosnas y mandarles bienes, viendo que es casa donde se sirve a Dios y se hace caridad. de seguro soñaba que pasados tres siglos ya no habría en Medina pobres enfermos confiados en ambientes metafísicos de infectos tugurios, sin asistencia ni sustento, porque, al primer día de fiebre, podría ir a su hospital para ser curados y asistidos al amparo de la higiene, de la ciencia y de la caridad. ¡Y con qué devoción para Medina! Él, de arraigadísimos sentimientos cristianos, pero identificado con el fuero medinense, dispone que no se entrometa el Santo Padre ni obispo alguno en asuntos concernientes a la administración de su hospital; ni su S. M. el Rey, no obstante el reverente acatamiento que profesa a la jerarquía. Había de ser Medina la que, en concierto con su mayorazgo, administrase los sagrados intereses de los enfermos.

La triste realidad no se mostró, sin embargo, en armonía con tan santas ilusiones. Fiaba Simón Ruiz más a la buena voluntad de sus deudos que en la tutela de las supremas potestades y aquélla no se manifestó tan recta y elevada como la suya. No más tarde que en julio de 1598, Dª Mariana de Paz, en discordia ya con sus sobrinos, Vitores y Cosme, exponía a la Villa "que Fr. Antonio de Sosa (testamentario de su esposo) pretender moverse pleito ante el Sr. Nuncio de Su Santidad, y por esta causa cesará la obra, y pues en este asunto esta villa es interesada, y yo por el bien común y provecho de los pobres estoy determinada de ir en seguimiento de esto... a vuestra merced pido y suplico sea servido de escribir en nombre de Villa en razón dello, a su mag. y a los señores Presidente y Nuncio, que en ello recibirá merced" Y cuando murió, el 14 de diciembre de 1599, persistía el desacuerdo porque excluyó de su herencia a los dichos Cosme y Vitores, mandando al hospital 1.500 ducados y dejando una fundación para recoger a niños expósitos.

Por otra parte, según informe de los regidores comisarios dando en 28 de abril de 1617, Cosme Ruiz Envito, patrón del hospital, mandó "que primero que se recibiesen pobres, que la renta toda se ocupase en acabarle": y aunque el testador mandó "que el edificio fuese como la traza y aun el codicilo significó deseaba se moderase, no lo han hecho, antes se han accedido dello... en gran cantidad de dineros, siendo así que por la vecindad que ha quedado en esta villa, aún mucho menos era menester. En 19 de junio de 1621 acordó la Villa se consulte al letrado si es posible la restitución de las rentas de los otros hospitales"; buena prueba de disconformidad. Persistía el descontento del Ayuntamiento en 1631, porque el 12 de julio la mayoría de los regidores opinó que se rechazara la petición del mismo Cosme, de agregarle las rentas de San Lázaro, pues temían que se repitiera el caso del hospital de las Budas, extinguido por agregación, sin mejorar, antes al contrario, el trato y asistencia de los enfermos.

Las previsiones, pues, los anhelos y sacrificios del caritativo fundador (valuados por Ossorio, pág. 84, en más de cien mil ducados, más casi otro tanto para rentar 40.000 ducados anuales) fallaron desde un principio, y tal vez porque no brilló nunca en su administración aquella escrupulosidad requerida en la Concordia, los medinenses acudalados no han prestado la ayuda esperada de ellos; necesaria para llevar los elevados fines que perseguía Simón Ruiz.

Por otro lado, desde que Medina, a consecuencia de la desamortización, perdió sus rentas de sernas, suspendió la prestación de las cincuenta cargas de trigo que se había obligado, sobreviviendo por añadidura el periodo revolucionario, en que una Junta de Beneficencia, identificada y confundida de ordinario con el Ayuntamiento, y sujeta a los vaivenes y apasionamientos políticos, suplantó al Patronato y empeoró indiscutiblemente las cosas. Llegó su sacrílega osadía en 1853 --si creemos a una lápida incrustada en el muro entre el zaguar y la escalera-- a sacar y trasladar los restos del fundador, del sepulcro que se mandó labrar debajo del altar mayor.

La admisión y crianza de los niños expósitos, patrocinada por Dª. Mariana ha subsistido, siquiera en cuanto a lo primero, hasta fecha muy reciente, (creo que en 1932) en que fue suprimida, no sé si a plena conciencia de las probables derivaciones:

Aunque Simón Ruiz se reservaba para sí y sucesores en el mayorazgo el patronato, la Villa vindicó siempre las prerrogativas reconocidas en la Concordia, y para hacerlas efectivas en todo momento, nombró habitualmente dos regidores comisarios. Por otra parte, la misma Concordia obligaba al administrador, en su cláusula XXXVI, a rendir cuentas, dos veces al año, al patrón abad, corregidor y comisarios. Por tanto, se ve ya definido un superpatronato que, al desaparecer el mayorazgo y sus derecho-habientes, y pasados los periodos revolucionarios del siglo XIX, dió lugar la constitución del patronato en esta forma: alcalde, por el corregidor; arcipreste, por el abad; dos concejales, por los comisarios y el capellán que simbolizaría al antiguo patrono. En esta forma continuó hasta 1928 en que, so pretexto de eliminar influencias políticas, se modificó, excluyendo a los concejales y capellán, y dando entrada al registrador de la propiedad y al notario decano. Es obvio que esta modificación se hizo contradiciéndoos el espíritu de la Concordia, reflejo del fuero medinense, porque tales funcionarios, por respetables que sean, suelen estar desvinculados de la villa y menos interesados en su bienestar.

e) Las rentas que computó Ossorio en 5.000 ducados (4. de la fundación, y mil de los hospitales incorporados) equivalentes, había razón de los precios corrientes a la sazón, a más de 3.000 fanegas de trigo, mermaron mucho desde un principio. En 1885, conforme a una relación dada por el Ayuntamiento, a los fines de la ley desamortizadora, poseía foros y centros que rentaban 17.389 reales, más 424 fanegas de trigo procedentes de 315 obradas de tierra en Alcazarén, 23 en Velascálvaro, 19 en Rubí, 87 en San Vicente, 20 en Fuente el Sol, 88 en Campillo, 25 en Pollos y 138 en este término municipal,sin contar las rentas que se le agregaron del hospital de la Piedad que sumaban 7.527 reales de censos a la renta de 207 obradas de tierra. En 1925 se hizo pública una Memoria suscrita por la Junta de Patronos, según la cual los ingresos de aquel año ascendieron a 40.482,85 pesetas, incluido el valos de 350 fanegas de trigo. Esta módica renta, lejos de haber aumentado con el sobreprecio que ha alcanzado el trigo, ha disminuido considerablemente, pues en circular publicada en 1943 por la cual administración, se fija la renta total en 19.000 pesetas.

El servicio y asistencia encomendado desde un principio a personal secular, pasó a fines de siglo anterior a religiosas Siervas de María y posteriormente a Hijas de la Caridad, que regentan también unas escuelas instaladas en la planta baja, con creciente aceptación.

Los amplios locales, desocupados en su mayor parete en circunstancias normales, se dedican en ocasiones a muy diversos usos, preferentemente a acuartelamiento de tropas.

Más congruente es el destino que se ha dado últimamente (en 1933) a la planta baja de la izquierda. En ella se ha instalado decorosamente el Centro Secundario de Higiene Rural que presta de año en año más estimables servicios.

f) Se levantó el Hospital mirando con preferencia a la solidad y utilidad sobre ornato. Magníficas galerías de 36 arcos, espaciosas estancias bienorientadas con 72 alcobas para los enfermos pobres, otras amplias y confortables para distinguidos y un servicio sanitario que en aquellos tiempos era el desideratum de higiene, "la fábrica se hizo con tal artificio que en todo el hospital no se halla un madero ni una tabla, excepto puertas y ventanas...; así las oficinas altas como las bajas de bóveda de rosca y doble, enlazadas unas con otroas de género que, aunque subcediese un incendio sólo perecerían los tejados y quedaría sin lesión el hospital, porque se hizo con esa reserva..." Así dijeron los comisarios el 3 de abril de 1720.

Iglesia del Hospital de Simón Ruiz Envito de Medina del Campo
Iglesia del Hospital de Simón Ruiz Envito de Medina del Campo

La iglesia no desdice, antes realza el edificio. Lareja y el retablo, de los que dice Ossorio que costaron más de ocho mil ducados, son las obras más estimadas. Por las cartas de pago que se guardan en el archivo (únicos documentos que nosha sido dable conocer) conocemos sus autores. De la arquitectura, Juan de Ávila; de la ensambladura y rescultura, Pedro de Quadra y Francisco del Rincón; y la pintura, Francisco Martínez. La reja fue obra de Matías y García Ruiz; todos ellos vecinos de Valladolid.

"El retablo --dice Agapito y Revilla en el lugar citado-- costa de dos cuerpos sobre basamento de relieves siendo apasionados los más grandes de éstos y con dos evangelistas cada uno. Cada cuerpo se compone de seis columnas; las del interior de estrías espirales, pareadas las del centro, dejando entre sí tres espacios rectangulares iguales. El comportamiento central de la zona inferior, no tiene más que la "custodia", como se decía antes, y el remate o ático lleva en el centro el consabido Calvario de las tres figuras, cobijado bajo frontón curvo, y a los lados, sobre los ejes de las columnas solas, las estatuas de San Pedro y San Pablo. La importancia artística del retablo está en los cinco relieves de los dos cuerpos principales. El inferior contiene en el compartimiento de la izquierda del observador, la milagrosa escena en lacual se convierte en flores el pan que San Diego llevaba a los pobres; en el de la derecha un pasaje que no entiendo, parece la presentación del Niño en el templo, pues allí se ve una mujer con un niño desnudo (¿la Virgen?), un varón con una sierra (¿San José?), otro con dalmática y aun otras cuatro figuras detrás. La historia del segundo cuerpo son la Purísima Concepción en el compartimiento central; la del lado del Evangelio, San Vítores con la cabeza cercenada del cuerpo entre las manos en actitud de seguir predicando al pueblo; y la del lado de la Epístola, San Martín a caballo en el acto de compartir su capa con el pobre. Estos relieves son de grandes figuras muy desiguales de mano y no carecen algunos de mérito, pero están muy repintados en tonos oscurísimos que hacen desaparecer todo interés a la escultura...".

"Una virgen y un Ángel que están en los áticos, una en cada uno de los retablos colaterales de la capilla mayor, que juntas representan la Anunciación, debiendo formar parte de las portezuelas de un retablo o tríptico, cuya parte central no he encontrado. Son figuras muy interesantes que procederán de aquella escuela castellana de fines del siglo XV y principios del XVI que tuvo por jefe principal el maestro Pedro de Berruguete, padre del eximio escultor, también pintor de nota..."

"En los testeros de los brazos de la iglesia pueden observarse dos excelentes retratos de Simón Ruiz y de su segunda mujer Dª. Mariana de Paz, según el estilo y manera de Pantoja de la Cruz, como con razón dijo Ponz".

En el muro del presbiterio, lado del Evangelio, están las estatuas orantes de Simón Ruiz y de sus dos mujeres, Dª. María de Montalvo y Dª. Mariana de Paz, y enfrente ha sido puesta, traída del hospital del Obispo, la estatua de Barrientos (39 R- a) entre otras dos de trinitarios.

En la sala de Juntas se conserva un tríptico que representa en el centro a la Virgen conel Niño en actitud de coger un racimo de uvas que le ofrece un ángel, y detrás de la Virgen un fraile arrodillado, retrato del donante, en opinión del Sr. Agapito y Revilla, y en los lados a San Francisco y Santo Domingo, de autos desconocido, pero de mérito indiscutible.

El archivo atesora intereantes documentos pertenecientes al fundador, que esperan un examen y estudio para deducir provechosas lecciones de economía que confiamos se ha de hacer algún día, ya que, por desgracia, no se ha hecho. De las letras de cambio se cuenta que son las primeras giradas, pero con evidente exageración, pues muchos antes de Simón Ruiz ya se conocían.

g) Dos cosas desaparecieron al emplear el hospital en este paraje: una lagula y la picota. Al hacerse el coteamiento del sitio cedido que establecía lo siguiente. según auto del 12 de mayo de 1592: "que atento la necesidad de la dicha laguna y de ser mucha la cantidad de agua que tiene y la que con más facilidad se utiliza para el servicio de los fuegos, porque con más facilidad se puede llevar a lo mejor y más principal de la villa, y ansimismo para el servicio de los ganados mayores y menores por no haber desta parte otro lugar donde pueda beber, el dicho Simón Ruiz antes que la ciegue, haga a su costa de subirla arriba, en la parte que le señalaren los comisarios, tan larga, ancha y honda e bien cercada de balladar como lo está agota". Respecto a la picota, rollo u horca de piedra que no faltaba en nuestras villas para poner a los condenados a la vergüenza, o para colgar la cabeza de los ajusticiados, también se decretó que fuera trasladada a costa de Simón Ruiz, sin decirnos dónde.

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7 - CUARTEL MARQUÉS DE LA ENSENADA. Durante la larga guerra sostenida con Portugal, a razíz de su separación, así como en la guerra de Sucesión, en la primera década del siglo XVIII, y aún en tiempos de relativa normalidad, tuvo Medina, sin disponer de cuarteles adecuados, fuerzas militares acantonadas que cosntituían una carga dificilmente soportable para los vecinos no sobrados de disponibilidades. El problema de alojamientos se asoma constantemente al Concejo y constituye una de las pesadillas de los regidores, con estar personalmente exentos del mismo por explicable, aunque no justificado privilegio.

Cuartel Marqués de la Ensenada de Medina del Campo
Cuartel Marqués de la Ensenada de Medina del Campo

El 16 de marzo de 1751 se leyó carta dirigida a la Villa por el intendente de Zamora, de encargo del Rey, en que estimaba a este regimiento para que proveyera de cuarteles para la tropa de caballería "medio de que se restablezca de la decadencia en que se encuentra", pidiendo informe de los recursos, así municipales como del paertido, con que se pudiera contar para tan halagadora pretención. Los regidores no se hicieron ilusiones; confesaron paladinamente que la renta de Propios y los arbitrios de que usaban, eran los precisos para la satisfacción de réditosde censos, pagade salarios, gastos de pleitos, funciones votivas...; y hacer repartimiento de los vecinos es imposible "hallándose en la miseria que es notorio, a excepción de seis u ocho casas de mayorazgos, comunidades de regidores y seculares de que abunda esta villa... En lo que toca a los lugares de este partido solo puede informar que tres son los de más sustancia y vecindad, poues cada uno compone más que los de esta villa, y son Nava del Rey, Rueda y La Seca, los cuales tienen crecidos caudales y haciendas y propios de Concejo..."

Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, Rueda. Valladolid
Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, Rueda. Valladolid

Efectivamente, años más tarde por el 1768, Rueda, que en la cúspide de su prosperidad acababa de levantar, a sus propias expensas, la suntuosa iglesia parroquial, gestionaba la construcción de un cuartel para un escuadrón de caballería, e hizo oferta de 180.000 reales y otras adehalas al Consejo Real. Éste, después de examinada la generosa proposición, consideró que no era Rueda lugar adecuado para alojamiento de tropas, y creyendo que nuestra villa era sitio más ventajoso para su posición, sus aguas y hortalizas, tuvo a bien indicar a Medina si en ella se podría construir un cuartel, conforme a determinada planta, que sirviera para todo un regimiento de caballería, a fín de que la tropa estuviera junta y no diseminada. Medina, que poco después alcanzó de los tribunales sentencia favorable en el sempiterno pleito de sernas, ingresando en las arcas municipales, tantas veces exhaustas, un millón de reales, acogió el proyecto condecisión, y, de un lado, dio amplio poder al marqués de Tejada, entonces procurador del Común, para que practicase en Madrid cuantas gestiones considerase procedentes, y de otro, recomendó el proyecto al ilustra matemático medinense D. Francisco de Villarroel, alférez de Farnesio primero, profesor y director más tarde de una academia de Ingenieros, el cual elaboró un plan tan bien estudiado, que, examinado por la junta de técnicos que recomendara el Marqués de la Ensenada, a la sazón desterrado en la villa, fue aprobado en todos sus detalles. Una Real Provisión de 12 de junio de 1776 dio la licencia competente y comisionó al oidor de la Chancillería de Valladolid, Sr. González Yebra, para que interviniese en su ejecución.

D. Ventura Rodríguez, arquitecto que diseñó el Cuartel Marqués de la Ensenada de Medina del Campo
D. Ventura Rodríguez, arquitecto que diseñó el Cuartel Marqués de la Ensenada de Medina del Campo

Se dio un paso más poniendo el citado plan en manos del arquitecto D. Ventura Rodríguez, suprema autoridad en aquellos años. Fue preferido para emplazamiento del cuartel el sitio conocido por el Cristo de Piedra, allí llamado por estar próximo a uno de los humilladeros erigidos por Barrientos, a la salida de la calle Ravé, atendida su altura, proximidad al viaje de las arcas, etc... D. baltasar Romero, corregidor entonces de la villa, corrió a cargo de la recepción de materiales, cobro de débitos de sernas y pago de oficiales y obreros, utilizando los servicios de D. Bernardo Ayllón, activo y celoso del engrandecimiento de Medina. La construcción, que comenzó el primer día de octubre de 1776, fue encomendada por el R. Consejo el maestro de obras deSalamanca, D. Juan de Sagarvinaga, adjudicándosela en 1.986.000 reales cantidad presupuestada por el arquitecto D. Ventura, y que el citado maestro consideró muy baja, por lo que rehusó hacer la obra de su cuenta. Fue llamado el benedictino de Valladolid Fr. Juan de Ascondo, muy competente y experto en tasación de obras, para que examinando detalladamente dimensiones y calidades, hiciera un cómputo aproximado, resultando que su tasación fue aún más baja que la primera, por lo que se pidió y obtuvo del R.. Consejo licencia para continuar la obra por cuenta de la villa. Con todo, las obras adelantaban con demasiada lentitud, y habiéndolas visitado el arquitecto D. Ventura cuando pasó por ésta, camino de Covadonga, donde proyectaba la construcción de la basílica, tomó la resolución de enviar un aparejador de Madrid que, en efecto, imprimió un ritmo más acelerado a la construcción, pero fomentó con sus innovaciones laoposición de los que, con razón o si ella, las consideraba improcedentes, añadiéndose el que la introducción de algunas mejoras importantes y las filtraciones inevitables de sumas importantes en informes, dictámenes, comisiones, etcétera... habían mermado y casi agotado los caudales del Municipio, que habían realizado al mismo tiempo considerables dispendios (163.629 reales) en las obras del puente de Zurradores, Matadero y Pozo de Nieve. Se vendieron los montes de la Espeluca y el Montico y su producto, 446.641 reales, fue invertido en la obra, sin lograr ver realizadas más que los dos tercios de la misma, cuando ya se habían gastado más de dos millones de reales. Se simplificó el primitivo proyecto suprimiendo la tercera planta que había de tener y se idearon y se ensayaron otros arbitrios para recaudar fondos, entre ellos la celebración de tres corridas de doce toros en cada año, que producirían --calculaban los regidores--de 20 a 30 mil reales anuales; mas falló el optimismo de los arbitristas, y entonces se presentó el Concejo el ineludible dilema: o abandonar la obra o cederla al Estado. Lo primero era perderla y se optó por lo segundo, ofreciendo a S. M. el Rey la obra hecha y los materiales acopiados que importaban cerca de 200.000 reales, con la esperanza de que el Estado ultimara su realización, , mediante acuerdo tomado por el Ayuntamiento en 28 de febrero de 1784, que se reiteró en 11 de marzo de 1794. El rey Carlos IV aceptó el ofrecimiento y continuaron las obras por cuenta del Gobierno hasta dejarlas casi ultimadas. En esto sobrevino la invasión francesa y sirvió de excelente albergue a las tropas napolitanas, únicas usufructuarias del mismo, ocupándole una división de dragones desde principios del año 1809. Ya en el mes de marzo, so pretexto de la falta de hierro, arrancaron la verja del humilladero a que nos hemos referido y todas las aldabas que para arrendar los caballos tenía el edificio a su alrededor, cuyos vestigios aún se notan entre ventana y ventana, utilizando el hierro para herraduras de sus caballos. Reñida la batalla de El Carpio en 23 de noviembre de dicho año, con resultado indeciso pero que el intruso, aunque se lanzó en persecución de los nuestros, debió de considerar del mal agüero y abandonó sigilosamente el cuartel tres días después, llevándose las llaves y dejando, al parecer, el fuego preparado que estalló a las nueve de la nochedel día 27, sin que los medinenses pudieran, en aquellas difíciles circunstancias, atajar los efectos destructores del voraz elemento.

Pocos días después, el 20 de diciembre, el maestro académico D. Tadeo Díez cifraba el presupuesto de reconstrucción en 347.328 reales; por lo que se desprende, y así lo declaraba en su informe, que el siniestro no alcanzó, ni muchos menos, a todo el edificio, quedando bastantes trozos, separados, sin quemarse. Más en el incendio, fue, pues, el vandalismo de tirios y troyanos el destructor de la magnífica fábrica.

a) Casi todo el siglo estuvo Medina contemplando los restos del edificio que había agotado los recursos del anterior, sin tener alientos propios o del Estado para acometer su restauración. A veces sirvió de improvisado circo taurino, casi siempre de mísero albergue a los sin fortuna, todo lo cual agrandaba la destrucción y extendía las ruinas por la fraudulenta sustracción de materiales. En el año 1850 se inician ya gestiones encaminadas a obtener del Gobierno la reconstrucción del Cuartel, ofreciendo el Ayuntamiento, por acuerdo de 13 de octubre de 1851, mil duros en metálico, todas las maderas útiles de sus pinares así como ramera para tejas y ladrillos, las huebras necesarias para el acarreo, y "para los caballos enfermos hierbas tan salutíferas que el ganado del regimiento de Cazadores atacado de sarna en 1845 sanó radicalmente al poco tiempo". El Cuerpo de Ingenieros formuló un proyecto en 5 de octubre de 1851. El Estado llevó entonces su generosidad a ceder los materiales utilizables de los nacionalizados conventos de Fajardas, Trinitarias y Carmelitas Descalzos, pero quedó en proyecto. Nuevas gestiones del Concejo ampliando el ofrecimiento hasta 225.000 pesetas por diversos conceptos, y nuevo estudio conduce a otro proyecto en 24 de abril de 1868m cuyo presupuesto asciende a la suma de 1.129.000 pesetas y que no pasó del papel porque era ya inminente la zarabanda que cada 50 años ha de flagelar a nuestra patria sin ventura. Me refiero a la revolución septembrina, primera república y guerra civil.

El pueblo de Medina confiaba en la impresión que causaría a S. M. D. Alfonso XII la visita al Cuartel realizada durante su corta estancia en esta villa el 29 de marzo de 1876. En efecto, el joven Monarca aplaudió el anhelo fervoroso de los medinenses, por la situación del Tesoro, objeto el Sr. Cánovas, imponía su aplazamiento. En 28 de febrero de 1886 se formalizaron nuevos planos para la construcción de una crujía, presupuestándose200.000 pesetas, de las que el Ayuntamiento sufragaría 50.000 pesetas, pero hubo de esperar Medina hasta el 27 de octubre de 1894 en que por eficaces gestiones de D. Germán Gamazo, diputado a Cortes del distrito y D. Eusebio Giraldo, diputado de la Cámara Agraria, una R. O. aprobaba el proyecto y otra del 17 de noviembre concedía la primera suma de 30.000 pesetas para iniciar la reconstrucción del pabellón de la fachada principal, inaugurándose las obras el 29 del mismo mes. La reconstrucción de otro de los pabellones comenzóse en 1913, gracias al anticipo de 125.000 pesetas que al ramo de Guerra hiciera Medina, merced a un empréstito equivalente logrado del Banco de España, con la garantía personal de unos cuantos acaudalados y generosos medinenses --creo que D. Eusebio Giraldo, D. Francisco Belloso y el conde de Gamazo--. Los intereses del empréstito fueron abonados por suscripción popular. Por último, en 1918 acometió el Estado la restauración total, y dos años después fue destinado a ocuparle el 14 regimiento pesado de Artillería. El primer ocupante de la parte restaurada fue el escuadrón de caballería Borbón, año 1899, y más tarde lo ocuparon dos escuadrones de Albuera.

De la medición hecha al ser entregado por el Estado al Ayuntamiento para su custodia, año 1857, resulta que tienen 546 pies de fachada por 630 de lado.

b) Por haberle dado acertadamente el título de "MARQUÉS DE LA ENSENADA" será complemento de esta breve monografía una reseña biográfica de este ilustre español --medinense circunstancial-- que debiera ser más conocido para ser más admirado e imitado, que buena falta nos hace.

Ni debió su encumbramiento a la nobleza de su linaje, aunque era de familia ilustre. Nació D. Zenón de Somodevilla y Bengoechea en Hervias (Rioja) en 1702. Cursó las primeras letras en Santo Domingo de la Calzada y puso de relieve su gran capacidad para las matemáticas, de las que más tarde fue profesor. Dependiente de comercio en Cádiz, primero, supernumerario del ministerio de Marina después, al instante se destacó de la vulgar empleomanía, y el ministro Patiño, que conocía su valer, le nombró comisario real de Marina en 1728 y contador principal del departamento de Cartagena en 1730. Valía para m´s y asistió de intendente a la expedición destinada a la reconquista de Orán en 1732, y después a la entronizó en el reino de Nápoles al infante D. Carlos, quien para recompensar sus excelentes sevicios le otorgó el título de Marqués de la Ensenada. En 1737 fue nombrado secretario del Consejo del Almirantazgo. En 1743 la reputación de su saber y capacidad le valieron las secretarías (ministerios) de Hacienda, Marina, Guerra d Indias, en todos los cuales y a la vez se notó enseguida la asombrosa actividad y el acierto genial del nuevo ministro. La defensa nacional, la hacienda pública, la administración de justicia, la economía la instrucción, todo cabía en su poderoso cerebro, todo recibía impulso de su laboriosidad. Lo mismo se cuidaba de problema de secundario interés, que mandaba abrir el puerto de Guadarrama, que refrendaba el primer decreto que se ha dado en Europa para evitar el contagio de la tuberculosis, dictando medidasmás severas que las que hoy se toman para garantizar la salud pública. Creación de puertos y arenales como el Ferrol, donde reconcentró muchos centenares de vagabundos, tornándoles de zánganos de hormigas; simplificando de la recaudación fiscal; fabricación nacional de armamentos; centros de cultura de todas partes; protección a los sabios; empleo a los competentes; canales y mapas; recta administración de los fondos públicos; entodos los órganos de la vida nacional se notó el espíritu moderno, el método científico, el criterio amplio y práctico del gran patriota. Al dejar sus cargos quedaba en el Tesoto 300 millones de reales, saldo increíble, dado el estado n que encontró la nación, no convalecida de las calamidades de la guerra civil llamada de Sucesión. Los eternos rivales de España, Inglaterra especialmente, veían con creciente animosidad al ministro que se atrevió a decir "Nunca me faltará una escuada de veinte navíos cerca del Cabo de San Vicente, otra a la vista de Cádiz y otra en el Mediterráneo". Y el embajador inglés Kenne intrigó y estimuló la envidia de los descontentos, logrando la caída de Ensenada, 20 de julio de 1754 y el decreto de destierro y confiscación de todos sus bienes, que el rey Fernando VI atenuó asignándole una pensión de doce mil escudos, iba refrendado, como sucesor suyo, por un inglés nacido en Irlanda y naturalizado en España, el ministro Wal. En Londres celebraron con fiestas y regocijos públicos la caída del gran ministro español, que simbolizaba la caída de España y la consolidación de la hegemonía de la pérfida Albión. Desterrado a Granada, enfermó allí, y por prescripción facultativa se le trasladó al Puerto de Santa María n donde residió hasta el advenimiento de Carlos III, año 1759, que le levantó el destierro. Al estallar el célebre motín de Squilache, marzo de 1766, acusado de haber intervenido en él, fue nuevamente desterrado a esta nuestra villa para pasar en ella el resto de sus días, ocupando una estancia del palacio de Dueñas. Cuando paseando por estos nuestros caminos y veredas oteara el dilatado horizonte castellano y columbrara las cimas nevadas del Guadarrama, escucharía el testimonio de su aquietada conciencia de exiliado, que le decía: "Gracias a mí es una realidad la permanente comunicación entre ambas Castillas por aquel puerto, antes inaccesible" Piadoso lenitivo a la natural amargura halló en los consuelos que le prodigaron, en íntima y cordial amistad, los ilustrados jesuitas del Colegio vecino, hasta que a su vez, envueltos en la misma infamante y calumniosa acusación, les cupo igual suerte, saliendo proscritos de Medina en la noche del dos al tres de abril de 1767.

Otorgó el Marqués testamento el 20 de noviembre de 1781, y en él declaró que no tenía bienes, que las exequias y honras habían de ser como de un hidalgo pobre, y nombró testamentario a D. Francisco Díez del Pozo, cura de la Colegiata, quién añadió la siguiente nota a la partida de defunción, ocurrida el 2 de diciembre del mismo año, inserta en su correspondiente libro: "El mérito de un hombre tan ilustre, tan benemérito de la Nación y de toda esta villa, y el haber sido tesigo de su muerte cristiana, ejemplar y preciosa, obliga mi reconocimiento a perpetuar su memoria en esta nota que firmo...". Por cierto que al saber el cura de Santiago cuyo feligrés era el Marqués, que el de San Antolín se había pemitido insertar en su registro la fe de defunción , recurrió a la justicia y ésta, en el auto consiguiente, resolvió no diera fe la partida de la Colegiata y sí únicamente la d Santiago. Fue enterrado el día siguiente en la capilla mayor de esa misma parroquia y, contra lo prevenido en el testamento, se le tributaron exequias muy solemnes durante seis días.

En dos ocasiones ha querido el Estado desagraviar a su egregio ministro, enalteciendo su buena memoria. la primera fue en 1869. El dos de junio se recibió esta comunicación: "El Gobierno ha acordado celebrar la promulgación de la Constitución inaugurando el Panteón Nacional, Templo de la Inmortalidad, destinado a reunir los restos de los grandes hombres de España. entre ellos se encuentra el Marqués de la Ensenada, y se necesita que con toda urgencia... comunique V. S. el pensamiento del Gobierno al Ayuntamiento, invitándole a que facilite los medios de que pueda venir a Madrid sus cenizas antes del domingo, 6 de junio, para recibir los honores que van a tributarle en esta capital a la memoria de los hijos eminentes de España..." Efectivamente, el día 10, después de celebradas honras solemnes, fueron llevados los restos a la Estación para ser trasladados al Panteón Nacional de la iglesia de Atocha de Madrid.

Nueva comunicación se recibió en octubre de 1883 para que el Ayuntamiento enviase comisario que se hiciese cargo del agrado depósito, pues el Gobierno, sin decir porqué, había vuelto de su anterior acuerdo y aquí volvieron las cenizas de Ensenada, por comisión del diputado a Cortes D. Francisco López Flores, el 30 de octubre, depositándose entonces en el muro del crucero, lado de la Epístola. En 1943 se ha reiterado la función de desagravio y el 6 de octubre fueron trasladados, es de suponer que definitivamente, al panteón de Marinos de San Fernando (Cádiz)

En ninguna de estas ocasiones puso Medina la menor objeción. Con censurable indiferencia se limitó a dejar hacer, aunque con perfectísimo derecho pudo interesar que se honrara y se erigiera el más suntuoso mausoleo al insigne ministro de Fernando VI, pero aquí mismo, donde fue su voluntad yacer y esperar la universal resurrección.

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8 - ESCUELAS FERROVIARIAS. La benemérita institución "Asociación General de Empleados y Obreros de los Ferrocarriles Españoles", creando estas escuelas, inaugurasas en septiembre de1931, ha redimido a Medina del sonroyo de no poder presentar, en pleno siglo XX, un edificio que responda a las exigencias de la educación infantil, porque, efectivamente, ni el Municipio ni el Estado tenían entonces ni han levantado después, desdeñando la ejemplar lección recibida, un edificio que sea templo digno de la grande y sagrada tarea de formar una juventud educada, inteligente, laboriosa, que conozca a la Patria y la honre con sus virtudes, que estudie sus riquezas y sepa explotarlas sin la interesada colaboración de gentes extrañas que la sirvan de lazarillo.

Antigua Escuelas Ferroviarias, hoy Sala Zeuz de Medina del Campo
Antigua Escuelas Ferroviarias, hoy Sala Zeuz de Medina del Campo

El edificio de estilo castellano, obra del arquitecto madrileño Fr. Felipe, consta de cuatro amplias aulas con tránsito y dependencias anejas para el buen funcionamiento de las escuelas, dotadas de moderno y completo menaje. Dispone además de dos soleados patios de recreo para solaz de niños y niñas, y tiene sala de juntas y secretaría para el régimen de la Asociación, que, sirviendo a sus clientes, ha servido también a Medina, marcándole el camino que deberá seguir cuando tenga la fortuna de encontrar unos regidores que hagan lo que tantos se limitaron a prometer.

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9 - CARNICERÍAS. El 27 de mayo de 1500 los Reyes Católicos dieron una R. Cédula autorizando a esta villa para que de sus Propios invirtiera la suma de 25.000 maravedises (probablemente cada año) en la edificación de unas carnicerías --primitivos mataderos donde además tuvieran sus tablas los obligados a abastecer de carne a la población---. La obra no pasó entonces de proyecto. Resucitó éste en 1546 en que se pidieron planos y condiciones a los maestros alarifes, pero pasaron aún varios años sin subastarse y rematarse en Juan del Pozo, maestro carpintero, vecino de la villa, a quien en las cuentas del año 1557 se le pagan 262.500 mrs. por la hechura de las carnicerías, cuya traza había dado Agustín Gallego, también carpintero, de la villa, cobrando por su ha de haber 4.500 mrs. No prosiguieron las obras con demasiada celeridad, pues según el auto del 23 de enero de 1562, se mandó suspender la edificación y que tasase lo ejecutado el maestro de cantería Rodrigo Jil, quien aceptó el encargo con anuencia de Juan del Pozo; y es probable que dicho maestro cantero modificase la traza a la que se ajustó nuevamente el maestro carpintero para utilizar la obra el mismo año de 1562, como dice la inscripción que está sobre una de sus puertas.

Reales Carnicerías de Medina del Campo.B.I.C. Declarado. D. de 13 de octubre de 1995. B.O.E. de 17 de noviembre de 1995. Dibujo a plumín autor de esta página
Reales Carnicerías de Medina del Campo. B.I.C. Declarado. D. de 13 de octubre de 1995. B.O.E. de 17 de noviembre de 1995. Dibujo a plumín autor de esta página

Obras de índole semejante había ya en Salamanca, Valladolid y otras poblaciones importantes, pero éstas de Medina llamaron la atención a los curiosos que ponderaron en términos encomiásticos. Enrique Cock, en la "Jornada de Tarazona hecha por Felipe II en 1592", menciona entre las cosas principales que vio en nuestra villa durante la estancia del

Rey, del18 al 20 de junio, la Carnicería que la equipara a las obras más notables que viera. D. Antonio Ponz en su "Viaje de España", t. XII (carta 5ª., considera este edificio como el mejor que de los de su género existían en España. Dijo así: "Es debido hablar a Vd. de una de las obras más notables de Medina en su línea, y es de las carnicerías: oficina, la mejor y más cómoda, a mi juicio, que hay en España en esta clase, y consiste en una espaciosa pieza cuadrilanda con sus tres naves sobre columnas de piedra berroqueña, y tres portadas en tres de sus lados, expresándose en la inscripción de una de ellas el año de 1562 y el reinado del Señor Felipe II. Una de estas portadas tiene columnas estriadas de orden jónico; otra, pilastras de la misma manera, y la otra, medias columnas sobre ménsulas, a que acompañan otros ornatos graciosos. Me he alegrado de haber visto que se repara en alguna parte un edificio tan singular por su destino, que quien no lo sepa creerá que es una iglesia, prueba de la riqueza de Medina cuando se edificó". Quadrado indicó asimismo que las Carnicerías, "sencilla y legante construcción", revelan la pujanza en que se mantuvo Medina durante el siglo XVI. Lampérez en su notable discurso de entrada en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, hace también honorífica referencia de la Carnicería de Medina del Campo, "que, aunque de los días de Felipe II, nos da idea de lo que debieron de ser en la Edad Media estas dependencias municipales...".

El Sr. Agapito y Revilla estudiando estas Carnicerías en el boletín citado, núm. 188, dice: "He de recordar, por no haberlo visto citado, en ninguna parte, que tienen las Carnicerías en su interior un detalle en que no se fijaron los escritores mencionados. Me refiero a restos de pintura sobre la puerta del lado pequeño de aguas arriba del Zapardiel. Muy obscuro estaba aquello el día que visité el edificio; pero había figuras, quizá pintadas al fresco, quizá al temple, en donde se vislumbraba una Virgen y personajes arrodillados a los lados. Debieron ser de colores brillantes y retratos de hombres metidos en la administración de la villa. ¿Corregidores?". Muy borrosas están, ciertamente, tales pinturas y en ellas he creído ver a la Virgen imponiendo la sagrada veste a San Ildefonso ; pero el inteligente y erudito arquitecto no reparó en las que hay en el testero opuesto, más borrosas todavía, en las que, sin embargo, me hagola ilusión de ver a San Miguel hollando a Satán y clavándole la lanza. ¡Extrañas representaciones en unas Carnicerías!

Queda dicho que, además del propio y específico destino, sirvió también este edificio de matadero. Así lo atestiguan los Rodríguez Castro, pág. 509, y en otro lugar, pág. 484, aseguran que en el siglo XIX servían únicamente de matadero. Sin embargo, esto debió ocurrir solamente en tiempos calamitosos, en que el Mataderoestuviera inservible, pues éste existió desde fecha muy anterior. El 22 de marzo de 1547 consta el acuerdo de mandar al carpintero Luis García "haga y edifique la casa del matadero en el sitio e lugar donde estaba hecho antes". Y asimismo hay constancia de otras reparaciones en el mismo. Cuando en 1886 fue reconstruido, quedaron las Carnicerías sin aplicación, y se convirtieron, por lamentable inconsciencia y abandono, en almacén de trastos y maderas, como las hemos visto hasta el año 1935. En esta fecha (después de ser anulado el acuerdo de condenarlas al pico destructor para aprovechar los materiales, tomando unánimemente el 15 de octubre de 1931, por oportuna intervención de la Dirección General de Belas Artes), prosperó un antiguo deseo de convertirlas en Plaza de Abastos, previa reconstrucción del muro del lado del río y somera adaptación al nuevo destino, que si no satisface todas la exigencias, al menos está en consonancia con su primitiva finalidad.

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10 - CONVENTO DE SANTA ISABEL hasta agosto de 1935 en que se abandonó la comunidad de religiosas franciscanas, agregándose al de Jesús y María de Valladolid. Fue fundado en 1481 por unas señoras virtuosas que se recogieron a vivir religiosamente y dejando sus haciendas para edificarle. Fr. Alonso Gutiérrez en su manuscrito "Historia... del Santo Cristo de San Bartolomé", dice textualmente: "Los caballeros de Medina, antes de ir a militar debajo de las banderas católicas contra las otomanas medias lunas, para ir más bien pertrechados de católicos esfuerzos, se iban al monastero de San Bartolomé, y allí, en la capilla del devoto Crucifijo, en presencia de la soberana imagen, se armaban de todas las armas, y con el cristiano impulso que fervorizaba en sus pechos, juraban y prometían que defenderían la fe hasta perder en sus defensa sus vidas, y en el ínterin dejaban a sus consortes reclusas en el monasterio de Santa Isabel, que está próximo al de San Bartolomé; y como todas las que quedaban en esta reclusión eran señoras de calidad, era forzoso tener sus criadas y sirvientas que entraban y salían en el monasterio a todas horas para acudir a forzosas obediencias de sus dueñas, y también entraban otras señoras nobles a visitar a las que estaban reclusas, y de aquí ha quedado la costumbre de que entre las señoras seculares a visitar a las religiosas, como el día de hoy (1680) se observa".

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11 - PARROQUIA DE SAN MIGUEL

N. Los trabajos de investigación llevados a cabo por D. Esteban García Chico en los protocolos de ésta trasladados al Archivo Histórico Provincial de Valladolid, y publicados en el Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, curso de 1943-44, debemos noticias muy precisas referentes a esta iglesia que han despejado incógnitas y desvanecido dudas que el Sr. Agapito y Revilla no pudo descifrar en el citado estudio. Para caminar más seguro, seguiremos en esta descripción los pasos de guía tan autorizado.

Fachada principal de la Parroquia de San Miguel Arcángel. Dibujo a plumín autor página.
Fachada principal de la Parroquia de San Miguel Arcángel. Dibujo a plumín autor página.

a) La nave central es, sin duda, del siglo XV porque en el libro de Concejos del año1490 leemos que estas asambleas populares se celebraban frecuentemente "en la iglesia del señor Sat Miguel questá frente a las casas consistoriales". La torre de planta cuadrangular con dos órdenes de arquerías ciegas, parece ser obra de alarifes moros, quizá los mismos que intervinieron en la última reforma de la Mota. El ábside de recios contrafuertes, así como la misma capilla mayor, es obra acabada en 1538 y fundada, conforme reza la inscripción de la imposta, por Alonso Nieto, regidor de la villa y su mujer Dª. Juana Vela.

El pórtico es de fecha posterior y aunque su ejecución fue rematada por precio de 460 ducados en Martín Ruiz de Chartudi, cantero, el año 1578 los artífices fueron los maestros de cantería, vecinos de la villa, Martín y Miguel de Répide, que en 1582 confiesan haber recibido maravedises a cuenta de la misma. "Es de piedra sillería labrada a escoda de arco de medio punto, entre elegantes columnas estriadas de orden jónico, con su entablamento sobre el cual se eleva otro cuerpo de idéntica orden, con hornacina que ostenta a manera de pabellón una concha donde ve la efigie del Santo titular, y por remate, el clásico frontón triangular con bolas en los ángulos".

"El templo, perfectamente orientado, según la tradición litúrgica, está dispuesto en una nave, cubierta de bóveda guarnecida de yeso sin ningún primor, de tres tramos, el el último sobre arco escarzano de coro, y al lado de la Epístola, otra de menor altura, edificada unos años después, cuando la portada".

"Sin duda la joya de más valor es el retablo mayor que ocupa el amplio muro absidal hasta el arranque de las bóvedas. La disposición ajústase a las cánones imperantes de la época; predela, o alto basamento, que descansa sobre un zócalo de piedra blanca de la cantera de San Miguel del Arroyo; dos cuerpos de la misma altura y esbelto ático. Dividido en tres calles verticales --central y lateral-- laca uno de los laterales lleva cuatro compartimentos separados por columnas de orden corintio, estriadas en su tercio inferior finalmente exornado. Flanquean los cuerpos principales, dos grandes columnas, que ostentan en su parte inferior los escudos del clero linaje de Alonso Nieto, a cuya munificencia se debe la obra. Los temas de los relieves --altos relieves por cierto-- y las figuras que ocupan los netos y recuados, son distribuidas en la forma siguiente. En el central, sobre el tabernáculo, la hornacina revestida de ornatos de escaso gusto, desde luego la época posterior, está la imagen del santo titular de la parroquia, San Miguel, hollando el dominio y "con un peso y una espada en la mano", encima el gran relieve de la Quinta Angustia, y en la cumbre, en bellas figuras de bulto redondo la escena del Calvario, bajo pabellón que sostienen dos ángeles vestidos de lasgas túnicas. En la calle de la Epístola, ostenta el banco la historia de San Ildefonso "quando nra señora la hecha la casulla"; en el primer cuerpo la Flagelación; sigue en el inmediato, Jesús en el Pretorio, y en el último, el Entierro, corresponde al lado del Evangelio otros cuatro relieves cuyos respectivos asuntos que se suceden a abajo arriba son, en el banco, Santiago en la interpretación clásica "peleando a caballo con algunas figuras de moros"; la Venida del Espíritu Santo en el primero; encima Jesús atado a la columna, y en el último el Descendimiento. Sobre el resalto de la orden postrera, dos esculturas de bulto entero que reprensentan personajes bíblicos; ítem más por frisos, columnas y ménsulas, distribuidos en singular acierto, cabezas de querubines, escudos, niños y otros ornatos de prolija labor y del mejor estilo".

Respecto de su autor, el Sr. Agapito y Revilla y D. Elías Tormo, lo atribuyeron a isaac de Juni, pero D. Esteban García Chico ha tenido la fortuna de documentarle. He aquí sus palabras: "Conocemos detalles de su construcción; se conserva el contrato entre quien encarga el retablo y el escultor que lo ejecuta. El testimonio documental hasta hoy inédito demuestra que Leonardo de Carrión, escultor vecino de Medina, le labra, conforme una escritura de capitulaciones otorgada el 7 de noviembre de 1567, ante elescribano Juan Losa. Encarga la obra Alonso Nieto como patrono de la capilla mayor y señala entre las condiciones, en primer lugar la referente a la parte arquitectónica que habrá de ir ordenada conforme una traza hecha en un papel de marca mayor. No olvida de indicar la calidad de la madera; para el armazón y ornato ha de llevar pino de Hontabilla o Soria, y para las historias y figuras de bulto entero, nogal o álamo blanco. Fija como plazo de terminación cinco años. y como precio mil trescientos ducados, con la particularidad, si al hacer la tasación dos oficiales peritos lo estimaran en más valos, no habría de recibir más cantidad que la estipulada en el contrato. En cuanto a la percepción del importe, se había de hacer como de costumbre en varios plazos según fuera trabajando en la obra. Al fin quedan cumplidas las condiciones y el retablo puesta en toda perfección en la capilla mayor".

Subido el 27/02/2008. La Iglesia de San Miguel, en Medina del Campo, abrió sus puertas antes de Semana Santa después de una rehabilitación que ha costado 450.000 euros. La intervención ha incluido obras en las cubiertas, las cornisas y las fachadas. El secretario general de la Consejería de Fomento de la Junta de Castilla y León, Julio Carnero, el delegado territorial de la Junta en Valladolid, Cecilio Vadillo y el alcalde de la villa, Crescencio Martín Pascual, visitan el lugar.

b) "Ábrase en el muro Norte, una pequeña capilla llamada del Descendimiento, con bello retablo y verja de hierro sobre la que campea el escudo de la familia fundadora. Según rezan viejos papeles, "hicienronla por el año 1558, a su costa y de todo coste, el regidor Alejo de Medina y su muger María López de Mercado, con el exclusivo fin de que sirviera de enterramiento para sí y sus sucesores". Queda de la suntuosa fábrica, como recuerdo de los días mejores, el retablo cuya composición se ordena a la manera de un gran tríptico. Zócalo o basamento corrido dividido en tres partes, que flanquean dos columnas abalaustradas con sus dos trasdoses y sobre el entablamento, en el mismo eje un semicírculo con la recia figura de Dios Padre en actitud de bendecir. Toda la guarnición primorosamente labrada a lo romano, muy próxima a lo mejor de Berruguete. En la parte central un encasamento de poco fondo que sirve de marco a la escena de Cristo descendiendo de la cruz por los santos varones Arimatea y Nicodemus; escena de intenso dolor y dulce ternura, sobre todo impresiona vivamente la angustia de la Virgen tan certeramente expresada. A ambos lados sendos tableros cada uno con dos historias de pincel, de buena mano, distribuidas de esta manera; en el tablero de la izquierda ostenta en la parte alta la Resurrección del Señor, abajo la Virgen con el Niño, y a sus pies el donador Alejo de Medina con las manos juntas en una perdurable imploración de piedad. El otro se ordena del mismo modo, arriba la Crucifixión, abajo la Adoración de los Reyes, muy cerca María López de Mercado, con un libro de Horas abierto, en idéntica postura que su consorte. Los bustos de los piadosos donantes, están perfilados con la exactitud y viveza de auténticos retratos, pocos años después, tal ves con un pintor de menos vuelos. Lleva en la parte baja una vartela que dice 1560 AÑOS. Fecha que indica cuando se dio cima a la obra".

Nada se sabe con certeza del maestro que talló este retablo. Ha sido atribuido por Antero Moyano a Gregorio Fernández, aunque sin fundamento alguno; por Agapito y Revilla a Leonardo de Carrión, y por el crítico alemán Georg Veise, a Juan Picardo, cuya atribución estima más acertada al mismo Sr. García Chico, pues "el Cristo descendido de la cruz, impregnado de dulzura renacentista, sereno, sencillamente movido, de anatomía justa, ofrece una gran analogía en su concepción y factura, con el Cristo de la Paz, que guarda la Colegiata... obra documentada por nosotros como de juan Picardo... que por el año 1539 tomó parte en el retablo mayor de la Colegiata".

Si queda dudosa la paternidad de la escultura, en cambio el mismo erudito investigador ha tenido la suerte de dar con el contrato otorgado el 7 de marzo de 1559 por Luys Vélez, "pintor a cuyo cargo estuvo no solo lo tocante al retablo --policromía y cuadros de la capilla".

En uno de los retablos laterales, el de San Antonio, --lado de la Epístola-- está actualmente, en el segundo cuerpo, la escultura de la Virgen de las Candelas, con el Niño en el brazo izquierdo, "tallada con unción y ternura, tal vez por un artista medinense..., y en el coro alto, el órgano --la mejor gala del templo--, cuya máquina construyó con mucho arte y primor, Manuel Marín, uno de los maestros más hábiles y expertos de Castilla en 1590".

c) El retablo y la imagen del Santo Cristo de San Bartolomé proceden del monasterio de igual título, y en el muro del lado está incrustada la lápida de la misma procedencia con esta inscripción de enigmático estilo, debida, conforme al testimonio de Fr. Alonso Gutiérrez, al catedrático de hebreo de la Universidad de Salamanca y dos veces prelado en la abadía de Sahagún, Fr.. Gregorio de Quintanilla: D. O. M. INVICTÍSIMO HEROI D. ALFONSO STEPA SARACENORUN DEBELATORI CLARISIMO CRUCIFIXI SS IMAGINIS VINDICI DEFENSORI ASERTORI HUJUS CENOBI ORNATORI MAGNIFICENTISSIMO UT SUB HOC MARMORE MANU PENE VIVENTIS VITAM CORPORISQUE E MORTUIS STUM AVITORI MORTIS QUEM HOC GLADIO ETERNITATI SACRO ASSERUIT IN SUPREMA ANASTASI RECIPIAT; M. F. G. D. Q. P. D. S. De cuyo epitafio el citado Fr. Alonso hace la siguiente versión: "A Dios, óptimo y máximo. Al ilustrísimo héroe D. Alonso de Stepa, clarísimo vencedor de los sarracenos, defensor, protector, libertador de la imágen del santísimo Crucifijo; magnificentísimo bienhechor de este monasterio, para que su mano carísima reciba de la última resurrección la vida y espíritu que desamparó al cuerpo del triunfador de la muerte, a quien defendió con esto espada consagrada a la inmortalidad. Maestro fray Gregorio de Quintanilla pone, dedica sacrifica".

D. Antero Moyano atestigua que, cuando niño, vio, no solo la espada mencionada, sí que también la cola del caballo a que fue atada la imágen por el sacrílego agareno.

d) En la capilla mayor tuvieron su entierro los caballeros NIETO, cuya fidelidad lució tanto en servicio del Emperador con ocasión de las Comunidades. El Alonso Nieto que la hizo seria probablemente hijo del Gil Nieto, también regidor, que por sus sentimientos realistas y hostiles a los comuneros fue víctima de las iras del tundidor Bobadilla que le mató y arrojó su cadaver por los balcones del Consistorio (69); el mismo que sirvió de nuncio al general Pedro Navarro para participar al Rey Católico el desastre sufrido por las armas cristianas en la isla de los Gelves (28 de agosto de 1510). Y primo o hermano del medinense Nieto que "teniendo el ejército del César cercado a Tordesillas (5 de diciembre de 1520) y habiendo hecho en el muro un agujero pequeño que apenas cabía, se arrojó por él a la villa con una espada y una rodela, a la vista del conde de Haro, estando dentro muchos soldados que la defendían y 400 más arcabuceros que traía el obispo de Zamora", según refiere Sandoval, libro VIII, cap. VIII. Vástago también de esta familia fue Fr. Rodrigo Nieto (26 R. b). Abuelo del primero y padre de los dos siguientes sería probablemente el Alonso Nieto, obrero mayor de las obras que los Reyes Católicos mandaron hacer (año 1478) en la Mota, según cédula dirigida al concejo de Segovia para que no cobrara tributos ni sisas de las maderas que de ella se sacaran para tales obras. Fundado en esta relación y además en el estilo arquitectónico, estima el Sr. Agapito y Revilla que los mismos alarifes del Castillo trabajaban luego en la torre de San Miguel, "ya que lleva la fortaleza muchos signos de hacerse al estilo mudéjar, y la torre de San Miguel, en la repetición de arquitos y otros detalles tiene el mismo carácter también".

Esta torre, que en un tiempo amenazó ruina por defectuosa cimentación, fue objeto de un arriesgado socalce ideado por un fraile, elcual supo tornapuntarla con tal seguridad que, dejando casi en vilo, permitióla obra de consolidación y los estribos de piedra existentes en su primer tercio, advirtiéndose aún la solera embutida en el muro para dicho efecto.

e) El puente llamado de San Miguel ahora, se llamó antiguamente de "Cadenas". ¿Por qué? Nos lo dice Ayllón en la biografía del medinense Álvaro Rodríguez de Eván, capitán esforzado de los tercios de Medina en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, a la cual concurrieron juntas las compañías de Ávila y Segovia, como solían: todas las cuales iban bajo las órdenes del rey de Navarra, quien con ellas asaltó el palenque de cadenas donde se había fortificado el Miramamolín. Repartiendo el botín, el rey de Navarra se llevó algunas cadenas que orlan desde entonces su escudo, y colocó en varias iglesias y en la colegiata de Roncesvalles. El capitán medinense trajo también gran número de ellas "las cuales se ven hoy colocadas por barandilla del puente llamado "de las Cadenas", que por estar expuestas en altura y al aire libre se conservan íntegras y sin corrosión alguna...

Créese que sean las mismas que se ganaron entonces, porque constando en los papeles del archivo de esta villa, cuando se hizo el puente y su coste, no se halla que se mandasen fabricar cadenas para que sirvieran de antepechos, antes consta por los mismos, que estaban colocadas sobre otro de madera cuando al mismo sitio, y no es verosímil que para una fábrica tan perecedera y poco costosa, a la cual correspondía barandilla de la misma materia, se emplease tanto hierro de mucho mayor costa que todo el puente"

Estas cadenas, quitadas del puente en 1827, fueron depositadas en la iglesia de San Miguel. Posteriormente el Ayuntamiento acordó, el 17 de octubre de 1840, venderlas en pública subasta, para con su producto atender a la reparación de las Carnicerías, destinando una parte a la balaustrada del caño de la Plaza, y en nuestros días, al ser trasladado este caño, ha desaparecido la balaustrada, porque ¡qué interés existe en conservar reliquias de tiempos tan lejanos! Es verdad que Burgos conserva con religioso respeto, en el monasterios de las Huelgas, el Pendón de las Navas, y Pamplona guarda reverentes sus cadenas, y París tiene en los Inválidos el bosque de banderas que ganara Napoleón; pero Medina no se cuida de pequeñeces y desdeña la conservación de trofeos de sus antiguas gestas...

A propósito del mismo puente leemos en "Las Antiguas Ferias" de Espejo y paz pág. 48 "Varias veces habían solicitado los vecinos de las calles de la Rúa, San Francisco y Cuatro Calles el derribo del puente de San Miguel y casas en él construidas porque uno y otras impedían el libre curso de las aguas del Zapardiel en las avenidas, extendiéndose éstas por las calles y perjudicando a aquellas casas. A esto se oponían los lugares de la tierra de Medina, porque el puente era muy antiguo y porque servía de traánsito para las mercaderías que allí acudían, y en vista de tan encontradas opiniones, mandaron los Reyes se hiciera información sobre el caso, y con el parecer del corregidor, se enviase al Consejo para resolver lo más conveniente. Resultó ser necesarioderribar todas las casas que en el puente se habían construido; que convenía allanar el extremo del mismo, hacia la parte de San Miguel, para que cuando hubiese crecida, pasase por encima el agua...; limpiar y profundizar el cauce del río desde el puente Nuevo (Zurradores) abajo: derribar el del Hospital (del Obispo) y hacerle de madera... A todos ellas acudieron los Reyes (Católicos) mandándolas ejecutar así y cobrar los 180.000 maravedises en que ciertos vecinos de la villa fueron condenados por la obra que comenzaron a hacer en el puente de San Francisco, aplicándolas a estos gastos".

La última reforma y ensanchamiento del puente tuvo lugar el año 1873.

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12 - PALACIO DEL ALMIRANTE, así ollado por haber sido morada de D. Alonso Enríquez, llamado por autonomasia "El Almirante", dignidad vinculada durante muchos años a la familia de los Enríquez de laque descendía el Marqués de Tejada que le poseyó en los últimos siglos y que tanta influencia ejerció Medina y su Tierra, por ser uno de los mayores terratenientes.

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13 - CONVENTO DE CARMELITAS DESCALZOS, antiguo de Agustinas Recoletas.

Actual iglesia de la Inmaculada Concepción (Padres Carmelitas Descalzos) de Medina del Campo. Dibujo a plumín autor página.
Actual iglesia de la Inmaculada Concepción (Padres Carmelitas Descalzos) de Medina del Campo. Dibujo a plumín autor página.

a) El primitivo, que da nombre a la plazuela, fue fundación de Dª. Agustina Canovio, que aquí se había establecido al socaire de las ferias, y de Lucrecia Canovio. Fue bautizada en la Colegiata el día22 de abril de 1562. Casada muy joven con otro rico mercader de Milán, Claudio Visconti, enviudó muy pronto y aunque era ---dice Ossorio que la conoció-- de las hermosuras que hubo en esta villa, eligió la mejor parte consagrando vida y fortuna al servicio de Dios y de los pobres con la fundación de este convento, provisionalmente en su propia casa por el año 1604, y erigiéndole después en las casas de los caballeros Daza. Tan rica en dones espirituales como en bienes de fortuna, hizo el mejor uso de unos y de otros, según refiere su panegirista Ayllón, que podera las virtudes que ejerció, lo mismo antes que después de haber profesado en este mismo convento, del que fue priora hasta su muerte, ocurrió en 1634.

Mayores alabanzas consagra tocavía el mismo historiógrafo medinense a otra monja recoleta, la M. Ana Felipa de los Ángeles, hija del Marqués de Falces, nacida en esta villa el 1 de mayo de 1664 y muerta el 29 de octubre de 1710, después de una vida maravillosamente ejemplar. La que en el cambio no lasa muy bien librada en la virtud de sus hermanas de religión que sirvieron de piedra de toque a su mortificación.

Esta comunidad de Recoletas fue disuelta en 1838, incorporándose las monjas unas la de Agustinas Magdalenas de aquí, y otras al de Recoletas de Salamanca.

N. por cédula de 23 de enero de 1613 se hizo Real Merced del sitio y suelo del patio Real para levantar este convento de Recoletas, pero no se utilizó la concesión, según consta en auto consistorial del día 13 de enero de 1663.

b) La iglesia es obra del medinense D. BERNARDO CABALLERO DE PAREDES, cura de Berrocal (Ávila), canónigo de Ávila, inquisidor de Toledo y obispo de Albarracín. Orihuela, Lérida y Oviedo. Era hijo de Diego Caballero, bordador, y de María Paredes, siendo bautizado en la Colegiata el 25 de mayo de 1595. Su ministerio en Lérida fue harto complicado y difícil, erizado de gravísimos peligros que sorteo con prudencia y energía, y su relato parece propiamente una página vivida en nuestros días. Acaeció en aquel entonces la sublevación de Cataluña, motivada por los estimados desaciertos de Conde-Duque de Olivares y en reivindicación de sus fueros y lebertades, motivo y causa que para nuestra desventura se repiten con deplorable frecuencia en el curso de la historia. Los barceloneses sublevados asesinaron al virrey, marqués de Santa Coloma en el histórico "Corpus de Sangre", cuando el reavivado espíritu nacionalista les inspiró la famosa canción "Els segadors". La desesperación llego entonces a los catalanes al extremo de reconocer la soberanía del Rey de Francia, el cual envió tropas que dominaron buena parte de Cataluña y pusieron sitio a Lérida. El obispo medinense había de cumplir, en tan duro trance, el difícil y espinoso deber de fidelidad al Rey y a la Patria y el de Prelado y pastor de sus diocesanos, que, ofuscados por disculpables y en cierto modo nobles sentimientos, llegaron a decir con sacrílega osadía, al Obispo --que en previsión de posibles probables desmanes, había organizado una campaña de cien hombres de tropa-- las palabras siguientes: "Si en Barcelona se ha quitado la vida a un Virey, no será mucho quitársela el Lérida a un Obispo". Nada valieron las exhortaciones a la moderación y al acatamiento debido al Rey, que les hizo el Obispo, ni los consejos de los prudentes. la animosidad del pueblo fue en aumento y D. Bernardo hubode permanecer en su palacio como en plaza fortificada, sin poder fiarse ni aun de su mismo clero que más participaba de la pasión popular que de la devoción a su prelado. "En este apuro, dice Ayllón, viendo muchas personas religiosas elpeligro en que se hallaba el Obispo, le aconsejaron y le instaron a que tomase la resolución de ausentarse antes que mediara alguna fatalidad mayor". Cedió a ruegos de los bienintencionados y, disfrazado de capuchino entre dos frailes, pudo abandonar la ciudad el día 21 de septiembre de 1640, burlando la vigilancia de los conjurados, encaminándose a pie a Monzón, distancia siete leguas, donde permaneció hasta que fue dominada la sublevación y expulsados los franceses, ejerciendo como podía la pacificadora misión evangélica propia de su sagrado ministerio. Conocedor el rey Felipe IV de los relevantes servicios prestados a la causa de la religión y de la patria por el medinense D. Bernardo, y de su ministerio no podía ser ya eficaz para aquellas almas tan conturbadas por la pasión política, le propuso para el obispado de Oviedo.

De paso para su nueva diócesis, moró breve tiempo entre sus paisanos y tuvo entonces el propósito de fundar una capilla con pingüe dotación en la Colegiata (IN. t.), propósito que estuvo en vías de ejecución, pero no llegó a ultimarse por discusiones que se suscitaron sobre el patronato de la misma, lo que le resolvió a modificar su primer intento, pues necesitando iglesia el convento que poco antes había fundado Dª. Agustina Canovio, la erigió en 1651 a sus expensas, "de bastante amplitud, dice Ayllón, y la arquitectura muy decente, donde colocó un altar que es una cámara santa por las innumerables reliquias que contiene, entre las cuales hay muchas insignes, y la consagró al venerable misterio de la Concepción, para cuyo serviciodotó muy bien tres capellanías que presenta el patronato de la familia, que hoy lo es el conde de Peñaflorida... En ella construyó una tribuna independiente para sus patronos, cuya entrada se maneja por la calle del Rey, y además una magnífica casa en la calle de Salamanca".amiento, como todos los medinenses de categoría, a prestar su concurso para levantar la nueva Casa Consistorial contestó en carta de 28 de marzo diciendo que se consideraba el más reconocido y obligado, pero que solo podía ofrecer 500 ducados y en dos plazos, pues las muchas necesidades de su diócesis le reclamaban con mayor apremio. Con todo, fue el suyo el donativo más importante de los registrados en aquella ocasión. Ratificó su medinismo en la escritura de fundación de esta iglesia, disponiendo la cláusula de que "en defecto de los llamados e instituidos en dichomayorazgo, constituimos y llamamos por nuestro único patrono a los señores corregidor y regidores dela muy Noble y Leal villa de las obras que los Reyes Católicos mandaron hacer (año 1479) en Medina del Campo, que al presente son o por tiempo fueron".

N. En el presbiterio, lado del Evangelio, bajo su estatua orante de alabastro, reza así una lápida: D. O. M. BERNARDUS EPISCOPUS OVETENSIS HANC CONSTRUXIT ECCESIAM.

MDCLIII, ORATE PRO EO.

En el lado opuesto otra lápida, bajo dos estatuas orantes, dice: D. O. M. CLAUDUNTUR HOC TUMULO DD. JUANNES DE INSAUSTI & DD. CATHARINA DE PAREDES EXOR ILLIUS, ILLE, D. JACOBI EQUES, INCLYTAE FAMILIAE DE INSAUSTI, CAIUS NOBILITAS AVORUM ATQU ATAVORUM AZCOYTIAE IN CANTABRIA FULGET. AEQUITATEM AC PRUDENTIAM MEIUS COGNOSCENT REX PHILIPPUS IIII MINISTERIUM IPSI PATRONATO MAGNARUMQU RERUM A CONSILLO MONARQUIAE HISPANIAE COMMENDAVIT, QUOD PUBLICA OMNIUM ACCAMATIONE & APPROBATIONE GESSIT MATRITI AETATIS SUAE 52, DIE 17 AUGUSTI ANNO 1627. HAEC, VIRTUTIS EXIMIAE EXEMPLAR NUPTA, INVIOLABILIS CONIUGIT DE OUS ET ORNAMENTUM. VIDUA, RELIGIOSAE VITAE NORMA & SPECULUM. FILIA NOBILIS DIDACI CAVALLERO ET D. MARIAE DE PAREDES METHIMNENSIUM,OBIIT MATRITI, AETATIS SUAE 52, DIE 6 APRILIS ANNO 1637. UTRIUSQU CINERIBUS, ILLIUS UTI FRATRIS & VICEPARENTIS OPTIMI, HUIUS TAMQUAM CHARISSMAE SORORIS GERMANAE, BERNARDUS EPISCOPUSOVETENSIS, PIO AMORE AFFECTUS, HOC PARENTAVIT MAUSOLEO. ANNO DNI 1653.

C) A juzgar por la estructura de la iglesia, la relativa modernidad del convento y la poderada opulencia de la fundadora, es lógica la suposición de que se trataba de una fábrica, cuan menos, de garantizada solidez. No obstante lo cual, no resistió, como no resistieron los otros conventos, el periodo de exclaustración. Es cierto penoso registrar el hecho indiscutible de que en Medina ha sidi imposible librar de la destrucción edificios susceptibles, sin duda alguna, de provechosa aplicación. Como al fin la tuvo la iglesia, conservada gracias a la providencia de su Patronato, cuando en 1890 levantaron su convento los PP. Carmelitas en el mismo solar que tuviera el de Recoletos. La iglesia fue reintegrada al culto con triduo solemne celebrado el 31 de octubre, 1 y 2 de noviembre de 1897.

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14 - CASA PALACIO DEL CONDE DE ADANERO

Casa-Palacio del Conde de Adanero, calle Alfonso de Quintanilla. Medina del Campo. Dibujo a plumín autor página.
Casa-Palacio del Conde de Adanero, calle Alfonso de Quintanilla. Medina del Campo. Dibujo a plumín autor página.

Edificio de grandes proporciones de dos plantas del siglo XVI, perteneció a uno de los Linajes de la Villa, del que fue descendiente el Conde de Adanero.

Parte del mismo fue habilitado para su residencia por el Marqués de la Conquista en los años 40. Actualmente pertenece a los herederos del procurador don Julián López.

Dispone de dos portones de entrada, uno de ellos con elementos decorativos y el otro de arco de medio punto, sobre el primer portón se hallan dos escudos de armas labrados en piedra.

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15 - IGLESIA DE SANTA MARÍA DEL CASTILLO, vulgarmente llamada de la Cruz.

a) La cofradía de la Vera-Cruz, que en 1588 erigió esta iglesia, era una de las más antiguas y arraigadas de la villa. De actividad muy compleja, lo mismo realizaba fines espirituales que temporales; con igual fervor formaban sus piadosos cofrades en las procesiones de disciplinantes --hasta el número de 700, según testifica Ossorio, pág. 323-- que organizaba el indispensable juego de cañas o regocijo de todos de "notoria utilidad e provecho a los vecinos e tratantes desta villa por la mucha gente que viene a ella", como declara el auto consistorial del 26 de marzo de 1596. "Por cosa muy cierta e notoria se sabe en esta villa --leemos en el de 1 de agosto de 1589.. quan loablemente la cofradía e cofrades de la santa vera cruz e sus mayordomos e deputados han empleado y distribuido, emplean y distribuyen los bienes y rentas de la dicha cofradía, e limosnas que la hacen, en sacar presos de la cárcel por deudas por ser pobres, e por otras cosas de caridad, e proveyendo necesidades de pobres, e haciéndoles curar en sus enfermedades, y otras obras pías e meritorias". En la casa contigua perteneciente a la cofradía, y probablemente algunas más, ejecutaban tan loables obras benéficas. Después que la villa cayó de su encumbramiento, no ha quedado huellas apreciables de las mencionadas obras de piedad y beneficencia, pero el capítulo de regocijos no falta, aún en circunstancias aciagas, hasta el siglo XVIII.

En 1634, la iglesia pasó a ser propiedad de la parroquia de Santa María del Castillo que hubo de abandonar la primitiva (2R) por ruina, incorporándose también por entonces la de El Salvador, y sirvió a la feligresía hasta el año 1885 en la que fue suprimida, quedando de filial de la San Antolín. Su retablo mayor, de orden corintio, ejecutado en 1793 por Ramón Quinzaños,ensamblador de ésta, y Anastasio Chicote, dorador de Valladolid, ajustándose al diseño y dirección de D. Julián de Ayllón, canónigo de la iglesia de la Colegiata, está coronado en su ático por el grupo escultórico de la Asunción, titular de la parroquia, obra de Julián San Martín, escultor de Madrid. En su hornacina adentra Jesús crucificado, de buena talla, mucho más antigua.

UNA ESCULTURA POCO CONOCIDA DE LA COFRADÍA DE LA VERA CRUZ DE MEDINA
UNA ESCULTURA POCO CONOCIDA DE LA COFRADÍA DE LA VERA CRUZ DE MEDINA
A un mes de la llegada de la Semana Santa, os ofrecemos una fotografía obtenida hacia 1920-1924 por Georg Weise, de la escultura de Jesús atado a la Columna (actualmente desaparecida) que perteneció a la Cofradía de la Vera Cruz de Medina del Campo. De ella Gerardo Moraleja anotaba en el “Inventario de la Iglesia de Sta. Mª del Castillo, vulgo de la Cruz”, el 12 de mayo de 1911: “Hay, además, en esta capilla [de la Purísima Concepción] las imágenes talladas de Jesús atado a la Columna, de 1,50 m., de Jesús Nazareno, con su manto, de 1,50 m… en sus correspondientes hornacinas enclavadas en la misma pared”. La fotografía original se conserva en el Bildarchiv Foto de la Universidad alemana de Marburgo

Los retablos laterales fueron obra de Antonio Baamonde, maestro de Valladolid, y de Mateo Núñez, de esta villa, ejecutados en 1771 y 1777, respectivamente, para la Purísima, rocedente de la iglesia de Jesuítas, y para Nuestra Señora del Refugio.

En una hornacina de la primera capilla de la derecha se encuentra la estatua de la Virgen de la Piedad, cuya actitud contorsionada y violenta revela una manera muy compenetrada con la de Juan de Juni, si no es este mismo gran escultor su verdadero autor. Moyano afirmó que procede del convento de las Fajardas ¿no sería más bien del hospital de la Piedad?

Al lado izquierdo del crucero está la capilla llamada de "Las Abadesas" porque dos hermanas del abad D. Diego Polanco --hijas del Dr. Polanco, médico renombrado en la villa-- constituyeron en ella una capellanía y erigieron digno mausoleo a su hermano el abad.

Cataloguemos finalmente la Cruz de plata que, con reliquias incrustadas, recine culto en el altar de la primera capilla de la izquierda, la del Santo Sepulcro, y que en artísticas andas era sacada en procesión cuando los buenos tiempos de la cofradía.

N. Esta parroquia tuvo un periodo de prosperidad en el último tercio del siglo XVIII y se remozó completamente, Además del socalce de piedra con que se consolidaron sus cimientos, se hicieron los retablos mencionados, cuyos artífices cobraron, según las cuentas de la Fábrica, las siguientes cantidades: Chicote, 7.400 reales; San Martín, 2.500; Quinzaños, 2180; Baamonde, 2.200; Núñez, 1.500 y otros tantos un artista ignorado que estafó la imágen de Nuestra Señora del Refugio. También se adquirieron entonces el juego de cuatro ramos y seis candeleros de plata con su cruz, del platero vallisoletano Gregorio Izquierdo, por la suma de 10.245 reales y se encargó el juego de sacras, probablemente al mismo artífice. El órgano y otras obras menos importantes fueron asimismo fruto de aquella prosperidad.

b) Traído de la parroquia de Rodilana, donde tuvo su primitiva sepultura en tierras castellanas, está en ésta, arco del presbiterio, lado de la Epístola, el sepulcro del coronel CRISTÓBAL DE MONDRAGÓN, famosísimo en nuestras guerras de Flandes y una de las más legítimas glorias militares que tiene nuestra patria. Síntesis de sus más sobresalientes hazañas es la inscripción de la lápida sepulcral, que ya no está "bajo su retrato" como decía Ayllón, y que reza así: "Aquí yace quien por sus hechos heroicos vivirá siempre en lamemoria de todos, el muy valeroso caballero, el Coronel Cristóbal de Mondragón, gobernador y preboste de la villa de Dantdiblant en el pays de Luxemburg, alcaide, guarda mayor, gobernador de todos los bosques de Dambilliers, capitán y gobernador de la villa de Devencer, con 6.000 hombres de guarnición. Levantó por patente de S. M. un tercio de walones arcabuceros de seis banderas para seguridad de la villa de Dambilliers y sus contornos. Sirvió por otra patente con 400 arcabuceros, tanto en la villa de Dambilliers como en el campo. Levantó por patente del Duque de Alba una compañía de 250 walones para la defensa del país de Zelanda y de la isla de Walcheren. Fue coronel de 10 compañías de infantes walones, con que guardó las costas marítimas y la isla de Walcheren, en la provincia de Zelanda, contra los piratas rebeldes y fugitivos bandidos. Fue gobernador y capitán general del país de Zelanda y de la isla de Walcheren. Hizo la rendición de las villas de Mildembourg y de Arnemunde, y ajustó diesen la obediencia a S. M., contratando la rendición con el Príncipe de Orange. Fe castellano del castillo de Gante. Puso en cobro todos los moradores del país de Zelanda y de la isla, volviéndolos a la obedienciade S. M. y restituyéndolos a su ser, como antes con todos sus privilegios. Notificó el perdón de S. M. a los moradores de las villas de Gorcum y de Egorcun, de la rebelión que había hecho y les volvió sus honores, haciendas y privilegios, por parte de S. M. Fue a la vuelta de Brabante y Güeldes y sacó, así las tropas españolas como walonas que estaban allí alojadas, para que se sirviese de ellas en la parte que les pareciese convenía más al servicio de S. M. Fue por patente de S. M. caballero del castillo de Amberes: fue del Concejo de Guerra de S. M. de cuyo votose hizo en él toda estimación. Fue por patente de S. M. gobernador y capitán general del ejército de Brabante, habiendo recibido de la Majestad Cesárea del Señor Felipe II tantas honras que solo las armas de S. M. y las de dicho coronel están en la capilla de armas. Murió, habiendo servido cincuenta y seis años, en el castillo de Amberes, a 14 de enero de1596, habiendo hecho tantas y tan memorables hazañas y dado tantas victorias a las católicas armas, cuando no se refieren mayores de otro vasallo; elogio con que le aclaman, no solo los cronistas españoles, sino los extranjeros. Trajo sus huesos de la capilla de Amberes, Alonso de Mondragón, su sobrino, capitán de caballos, abuelo de D. Juan de la Barrera Mondragón y Castillo, su mujer, bisnietos de dicho coronel, poseedores de su casas, servicios y mayorazgos".

Algunos pormenores añadimos a esta loa sepulcral completarán la semblanza de nuestro héroe. Nos ayudará el estudio de D. Ángel Salcedo Ruiz en su "El coronel Cristóbal de Mondragón", publicado en Madrid el año 1905, a cuya autoridad nos acogemos y a cuyas referencias bibliográficas remitimos al lector.

Aunque los Mondragones eran vascos y de la villa del mismo nombre, ya en el siglo XV tenían estasblecidas armerías y ferreterías en esta villa de las ferias, y aquí nació Martín de Mondragón, padre de D. Cristóbal. La madre, Mencía de Mercado, era también medinense, de alcurnia tan conocida como linajuda.

El hijo que había de escribir tantas páginas brillantes en la historia militar nació hacie el año 1514. Pronto abandonó la villa natal. Los hidalgos de Medina, igual que los de toda España, hervían a la sazón en anhelos de superación, y contagiado por el ambiente, se alistó de soldado a los dieciocho años para llevar la pica y el arcabuz a media Europa. Militó de soldado raso en Italia, en Tunez, en la Provenza y en la guerra de Alemania, en cuya batalla de Mulberg, después de trece años de hazañas anónimas, mereció el ascenso de alférez por una que fue muy sonada. "Cristóbal de Mondragón --cuenta Estrada-- fue uno de aquellos diez varones españoles que con admirable arrojo pasaron a nado el Elba con las espadas en la boca, y arrebatadas unas barcas de pasage que había justo a la ribera volviendo con ellas entre torbellino de balas enemigas, hecha una puente por la cual pasaron los imperiales, fueron la principal causa de conseguir con celeridad la victoria". También logró entonces Mondragón la estimación del Duque de Alba, que nunca le faltó en adelante.

En 1558 figura ya como capitán dxe caballeros ligeros, guerreando contra los franceses en la frontera franco.belga, y posteriormente se destaca tanto la prudencia y valentía de su actuación que se le confían los honrosos y difíciles cargos que enumera el epitafio. Una proeza entre muchas debemos reseñar. Los rebeldes flamencos pusieron sitio a Goes en la isla de Zuid-Baveland. Los socorros que repetidamente se enviaron por el mar a los valientes españoles que defendían la plaza, no llegaron sino a poder del enemigo que tenía escuadra más poderosa. Alguien notificó a Mondragón la existencia de un paraje que en las bajas mareas podía servir de vado, utilizando en ocasiones por los arevidos pescadores de aquellas costas. Tenía tres leguas y media de ancho y había que atravesarlo con la celeridad impuesta por el flujo y el reflujo de la marea. Intentar vadearle de día ya era empresa temeraria; pero acometerla de noche para burlar la vigilancia de los vajeles enemigos, y por un ejército de 3.000 hombres, tocaba en lo descabellado. Pues Mondragón la acometió con el más resonante éxito en la noche obscurísima del 20 de octubre de 1572. Mandó formar en columna de a cuatro. Previno para cada soldado un saquito colgado del cuello con lo más esencial, y descalzándose todos y echándose las armas al hombro, siguieron el ejemplo de su coronel, el primero en tirarse al agua acompañado del guía. Los de corta estatura tuvieron que sacer a nado muchos trozos. en algunos parajes tocaba el agua a las barbas de casi todos. Al cruzar la corriente tenían que cogerse unos a otros para resistir el empuje, pero fueron tales el orden y la fortuna, nunca como entonces tan favorable a los audaces, que solo se ahogaron nueve soldados. Al manacer tocaba tierra la columna en el dique de Zuid-Baveland. La súbita aparición en tierra de los temibles tercios, que creían siempre separados por el brazo de mar, hizo el milagro de sembrar el pánico incontenible entre los enemigos que en la huída cifraron su salvación.

Segunda y tercera vez repitió la estupenda proeza de vadear un estrecho con el agua al pecho en la isla de Finart, el año 1573, y en la de Schouwen en 1575, obteniendo, con su arrojo inigualabre, otros semejantes triunfos.

Nombrado Mondragón capitán general de Zedalda, defendió valerosamente a su capitán Middeburg de un prolongaso asedio, y cuando la resistencia se hizo imposible por la extremada penuria y por la ingente mortandad que ocasionaba la peste, pactó honrosa capitulación de la que resultó su reputación más ennoblecida ante propios y extraños. Acrecentó igualmente su gloria cuando en el año siguiente , de sitiado puso a sitiador de la plaza de Zierikzeé, donde puso en juego todos los recursos que la ingeniería militar de la época le suministraba, actuando a la vez de general y de soldado, de ingeniero y de artillero, de severo administrador y de hábil diplomático hasta conseguir la rendición de la plaza el 20 de junio de 1576.

Por grave contrariedad asó a fin de este año, al saber que su segunda esposa Guillemette de Chastelet, a quien había dejado con sus hijas en el castillo de Gante, cayó prisionera de los rebeldes ganteses que vencieron la heroica resistencia de la guarnición mandada por el capitán medinense Antonio de Álamos, se apoderaron del Castillo y apresaron a sus ocupantes. El temple acerado de su alma se sobrepuso a todas las pruebas y en todas se acrisoló su nobleza y heroísmo. Omitiremos las demás para referirnos a la gan victoria alcanzada en as postrimerías de su vida, cuando por su ancianidad tenía merecido el más condecorado y honorífico retiro. Tal victoria fue la toma de Amberes por Alejandro Farnesio el 27 de agosto de 1585, debida en su mayor parte al valor acreditado y consumada pericia del maestre del campo del tercio español, Cristóbal de Mondragón, mereciendo por ello ser nombrado gobernador de la importantísima plaza, cargo que desempeñó hasta su muerte ocurrida el 4 de enero de 1596, después de 64 años --según datos mejor comprobados--- de una vida militar lo más densa en servicios arriesgados y comprometidos por el honor de la patria.

Ésta no fue generosa con su abnegado adalid, que cinco días antes de morir pidió en vano al Rey la merced de que nombrase sucesor suyo en la castellanía deAmberes a su yerno y sobrino Alonso, y la capitanía de lanzas a su nieto Cristóbal. Estos dieron honrosa sepultura a su glorioso deudo en la capilla del mismo castillo con el siguiente epitafio latino que redactó uno de sus leales flamencos: "Quarto die januarii obil Xppofanus Mondragonus, hispanus arcis antuerpiae veteranus, militum Dux proeliis clarus qui jam inde 3ex adventu Ducis Albani yn Velgio omnibus expeditionibus interfuit, et ubique perclarum et fidelem regi operam cum laude meruit".

Pero no permanecieron mucho tiempo en Amberes los restos del Coronel --llamado así porque en este grado realizó sus más celebradas proezas, pero alcanzó las más preeminentes puestos de la milicia-- porque el pensamiento de éste fue siempre yacer en el bendito suelo de su nacimiento, por más que Medina tampoco le honró cuan merecía la única vez que le visitó el año 1570, cuando, ya cubierto de gloria, vino a España escoltando con su regimiento de walones a la reina Dª. Ana. Había llegado poco tiempo hacía a esta villa otro medinense, el capitán Cristóbal de San Vicente, cuya viografía dejamos para el final, hombre de armas valiente y afortunado, protagonista de aventuras y proezas, pero indisciplinado, descomedido. Falto de pundonor; no obstante lo cual la Villa le concedió honores que regateó a Mondragón, prototipo de hidalguía y de nobleza, que no encontró ambiente favorable a su justificada pretensión de alcanzar el hábito de Santiago. Salcedo Ruiz atribuye este maleficio que persiguió a nuestro héroe y a sus descendientes, a un sambenito colgado de la Colegiata, pregonando que en las postrimerías del siglo precedente había sigo quemado en la Plaza, por judaizante, el escribano Ruy Gómez de Zalamea, pariente por afinidad de Mondragón, padre de Cristóbal. Fútil era el pretexto, pero hasta ese extremo ha sabido llevar las cosas la idiosincrasia castellana.

Cerraremos estas notas biográficas consignando el juicio crítico formulado por algunos historiadores, "Ilustre por su valor --escribió Herrera-- y por las infinitas victorias y hazañas que hizo, digno de admiración por el amor y respeto que siempre le tuvieron sus soldados, y que sin otra ayuda ni favor que el propio, alcanzó los mayores grados de la milicia". Cabrera de Córdoba dijo de Mondragón: "Gran solcado, vencedor y bien afortunado por intrépido y resuelto acometedor, sin haber conocido el miedo en lo más dudoso y difícil de emprender". Según Ventivoglio, Mondragón fue "rígido en la disciplina, y con todo eso también querido en todas la naciones, que cada una le deseaba por cabo, y todas a porfía procuraban tenerle por padre" Del francés Gachard en "Correspondence de Philippe II". Vol. IV, son estas palabras: "No es dado evitar, leyendo la correspondencia de Mondragón, que se despierte en el ánimo un vivo sentimiento de simpatía por este jefe español, el único quizás de su nación que no se atrajo el odio público en los Países Bajos; inspiran aprecio hacia él su fortaleza, su lealtad y su modestia".

c) Simétrico del de Mondragón está, lado del Evangelio, el sepulcro del muy ilustre caballero Diego González del Castillo, por cuyo mandato se erigieron ambos panteones en la primitiva parroquia, pues este Diego fue esposo de Magdalena, hermana mayor del Coronel.

A esta familia perteneció D. JERÓNIMO CASTILLO DE BOBADILLA, ilustre medinense de quien dice Ayllón: Su singular ingenio se echó de ver desde muy tiernos años, por lo que aplicado a los estudios de la Universidad de Salamanca, fueron tan rápidos sus progresos que en breve tiempo se impuso felizmente en las humanidades. Después de haber estudiado con aprovechamiento de Filosofía, emprendió el estudio del Drecho Civil y Canónico, en que brevemente sobresalió tanto bajo del magisterio de los más eminentes jurisconsultos, quiero decir, Manuel Costa y Arias Pinedo, que a los veintiún años de la edad se graduó de doctor. Desde entonces estuvo empleado en la carrera de los corregimientos de varios pueblos, que gobernó por espacio de veintiún años con mucho aplauso. Después ejerció la abogacía en la Chancillería de Valladolid, hasta fue en ella fue promovido a la plaza de Fiscal de lo Civil. Éste fue el término a que llegó un hombre de tanto mérito: de poco le sirve estar enriquecido de ciencias y talentos para desempeñar los mayores empleos a quien no tiene por compañera a la fortuna. Pero su insigne obra, llena de admirable erudición y elegancia perpetuará su memoria, y no dejará de publicar que si no obtuvo mayores puestos, supo merecerlos. Dejó escrita una obra cuyo título es "Política para corregidores y señores de vasallos en tiempos de paz y de guerra y para prelados". Imprimiose en Madrid en dos tomos en fol., año de 1597; en Medina, año de 1608; en Barcelona en 1616, y poco después se reimprimió en Madrid... En su testamento, que he leído, otorgado en esta villa el 16 de septiembre de 1605 por testimonio de Crsitóbal Méndez, dice tener trabajada una obra de mucho estudio y develó sobre los Derecho Civil y Canónigo, y que por ser la que más estima de toda su librería se la manda a García León del Castillo, su sobrino, para que se aprovechase de ella. no sabemos donde habrá ido a parar; harto mejor hubiera sido haberla publicado para que todos se hubiesen aprovechado de tan apreciable tesoro...". Había nacido en 1547.

Fachada del Teatro Isabel la Católica durante su derribo. 1960
Fachada del Teatro Isabel la Católica durante su derribo. 1960

d) Contiguo y adosado al ábside de esta iglesia de Santa María del Castillo está el TEATRO DE ISABEL LA CATÓLICA. La cofradía de la Vera-Cruz no se limitó a erigir la iglesia, según quedó dicho. El día 11 de octubre de 1588, Juan Portero, Juan de Guercas y Juan Gómez de SAlderete, mayordomo y diputados respectivamente de la misma, exponía a la Villa que junto al sitio en que levantarion la capilla y casa del cabildo (la inmedita a la Plazuela del Pan, de análoga estructura), sobraba espacio para hacer un teatro donde representar comedias "respecto de no haber en la villa lugar a parte, donde se puedan representar, como le ha yen Valladolid, Salamanca..." y expresaban su deseo de hacerle a su costa, pero quedarían "tener la certidumbre de que no se representa en otras partes, sino en él... para que con las limosnas puedan acudir a las obras pías que hacen". Los regidores lo consideraron atentamente y el 1 de agosto de 1589 acordaron, la conformidad a lo pedido, que "la cofradía puede llevar e recibir por la comunidad del dicho teatro e asiento la limosna que se lleva y acostumbra a llevar en la villa de Madrid, Valladolid... sin acceder de ello en cosa alguna". Primitivamente fue abierto, o como entonces se decía, Corral de Comedias. En 1720 fue cubierto y continuó funcionando tan pobremente como permitía la creciente penuria de la publicación. En 1782 se verificó nuevo arreglo, ya por cuenta del Ayuntamiento, a base de que la separación de sexos durante los actos fuera completa- En 1858 fue renunciado por ruinoso y a fines de 1866 seinició la creación de una sociedad titulada Liceo Medinense con la finalidad de restaurarlo; idea que, patrocinado por el alcalde a la sazón, D. Sebastián Fernández Miranda, púsose pronto en ejecución. La cofradía había hecho cesión de sus derechos reservándose el de celebrar sus juntas en el mismo, y obligándole al Ayuntamiento a subvencionar la celebración de sus cultos y procesiones. Terminada la restauración del edificio, que fue bautizado con el honroso título que lleva, puede ser inaugurado el 30 de abril de 1867 con la representación, por la sección de declaración del propio Liceo, de "La Vaquera de la Finojosa". Posteriormente ha sido objeto de reformas y mejoras y en él se ha reunido la sociedad medinense para sus esparcimientos y para asambleas, conferencias y actos de muy diverso carácter. El impulso monopolizador del cinematógrafo, la construcción del Coliseo y una desacertada gestión de los intereses municipales en los últimos tiempos, le han puesto en trance de desaparecer.

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16 -. ANTIGUO MAYORAZGO DE MONTALVO. Tanto Ossorio como Ayllón atribuyen a esta familia, oriunda de Francia, una ascendencia muy remota, entroncada con los linajes de Gutiérrez Castellanos y Pollino. Individuos de la misma fueron:

Garci Rodríguez de Montalvo, regidor de la villa en las últimas décadas del siglo XV y en la primera del XVI, autor o, al menos corrector del "Amadis de Gaula", famosísimo libro de caballería, impreso por primera vez en Zaragoza el año 1508, al que añadió, ciertamente de su invención, el quinto libro que trata de la "Las Sergas de Esplandián". En ediciones posteriores aparece Garci Ordóñez por Garci Rodríguez, pero su verdadero nombre es este último. Desde muy joven siguió la carrera de las armas que alternaba con el manejo de la pluma, pues por sus propias manifestaciones en dichos libros, se desprende que invirtió un mínimo de veinte años en sus trabajos de traducción y refundición, y que cuando la toma de Granada, en 1492, había pasado ya los cincuenta años de edad. Debió de morir antes de 1505, dehando tres hijos: Pedro, Juan y Francisco Vaca Montalvo. Ese Juan Vaca sería probablemente padre del homónimo que murió en 1577 desempeñando en lugartenencia la alcandía de la Mota. La identificación del Garci Ordóñez con el auténtico Garci Rodríguez de Montalvo la debemos al insigne polígrafo D. Narciso Alonso Cortés en "Artículos Histórico-literarios", pág. 12.

Fr. BERNABÉ DE MONTALVO, monje cistercense que escribió una celebrada "Historia del Císter", impresa en Madrid el año 1602.

GARCÍA DE MONTALVO, regidor de la villa y alcaide de la Mota, capitán nombrado por Medina en la guerra promovida por Felipe II, a la muerte del rey D. Sebastián para la incorporación de Portugal; padre de

D. JUAN ANTONIO DE MONTALVO, autor del "Memorial Histórico", de quien dice Ayllón: "Por ser sujeto muy instruido en las antigüedades y noticias históricas de ésta su patria, le dio el Ayuntamiento de ella comisión para que formase un memorial, en que expusiese los méritos de esta villa, a fin de solicitar facultad Real para establecer en ella un mercado franco que se consideraba como único medio de su restauración. En efecto, logró formarse, trayendo como mérito historial las antigüedades, regalías, exenciones, privilegios, servicios y grandes hombres de que estuvo adornada esta villa en tiempos de su mayor opulencia. Expuso también el estado decadente y miserable a que estaba reducida el año1631, que fue cuando se le presentó a la Mag. de Felipe IV". En 19 de marzo de 1607 fue designado en concepto de regidor, cargo que ejercía desde el 17 de septiembre de 1605, como alférez a la compañía que capitaneó su cuñado D. Diego de Escobar, regidor también de la villa y más tarde gobernador de Cádiz y capitán general de Cartagena de Indias. El sabio P. Fita en el Boletín de la R. A. de la Historia, correspondiente a los meses de marzo y abril de 1905, con datos que le suministrara D. Celedonio Cabrero, párroco de Santiago, y otros de su invención, publicó unas notas biográficas de Montalvo, dando a conocer las numerosas fuentes históricas que consultó el ilustre medinense para componer el "Memorial" y servir a la villa, y algunas circunstancias de su vida. Salvaremos aquí el erróneo cálculo que hizo el académico jesuita, pues Montalvo no pudo nacer en 1594, por haber muerto su padre el 5 de febrero de 1591; ni vivir en 1659 --cuando fue confirmado un hijo suyo-- porque su muerte está registrada en la parroquia de San Esteban en 29 de noviembre de 1647, veintiocho días después de haber pasado su oficio de regidor en D. Pedro de Reinoso. Fue enterrado en la capilla de San Luis del convento de San Agustín.

Una divertida, diligente y provechosaintervención tuvo Montalvo en su ruidoso negocio, muy trascendente para la villa, . D. Rodrigo Calderón, favorito del Duque de Lerma, prepotente válido del rey Felipe III, que ya se había alzado con el marquesado de Sieteiglesias, de dode era oriundo, quiso redondease con la posesión de los montes Palancar, Valdevite y Valdemuelles, aledaños de su villa. No le fue difícil amañarse una información en virtud de la cual logró Cédula Real que la facultaba para entrar en posesión de los mismos. Al enterarse nuestros regidores de la trama urdida, formularon la oportuna contradicción, pero se encontraron con que, tanto el corregidor como su teniente eran dóciles instrumentos de la avasalladora influencia del Marqués de Sieteiglesias y se disponían a darle posesión. No cedieron sin embargo los solícitos regidores, y y D. Juan Antonio, designado comisario, acechó las andanzas del corregidor, de su teniente y del apoderado D. Rodrigo. En la madrugada del 24 de septiembre de 1614 advirtió que el teniente corregidor salía sigilosamente y se encaminaba a Valdevite, donde le esperaba el apoderado del Calderón con escribano y testigos para tomar posesión con las formalidades lagales. Apresuradamente se puso en seguimiento Montalvo, haciéndose acompañar también de escribano y les dio alcance precisamente cuando dejaban la cañada para entrar en el monte, y el celoso regidor los requirió a gritos y voces para que no diesen posesión del dicho monte, por ser propio de Medina y pasto común de los lugares de su tierra. De nada les sirvió a los otros la sordera voluntaria que simularon padecer. Tuvieron que oírle las ruinosas protestaciones que hizo de la posesión que querían darle y le dieron, levantando mojones, arrancando retamas y haciendo otros actos de dominio; y el acta que levantó su escribano, fue testimonio suficiente para que el pleito promovido en el Consejo Real se fallaran favorablemente el derecho de Medina y en contra de las ambiciosas pretensiones del Marqués, cuya estrella comenzó a declinar hasta llevarle no tardando a la horca. No tuvo igual fortuna nuestro regidor e historiador cuando en funciones de procurador general asistió al pleito promovido por peñaranda y Tordesillas contra la merced de mercado franco en los lunes de cada semana, concedida a Medina por Felipe IV en 1629. En aquella ocasión todos los desvelos resultaron vanos, porque triunfaron las villas vecinas, y la merced concedida resultó ilusoria. La buena memoria del regidor D. Juan Antonio de Montalvo será en todo caso de las más perdurables.

A esta misma familia perteneció también Dª. María de Montalvo, primera mujer de Simón Ruiz.

N. En este palacio, dedicado ahora a escuelas nacionales, estuvo instalado el Asilo de Ancianos Desamparados desde el año 1903 hasta el 1928 en que fue trasladado a su actual residencia

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17 - IGLESIA DE SAN MARTÍN. Hubo una antigua parroquia de San Min --San Martín-- en las proximidades de la Mota, que desapreció en las postrimerías del siglo XV, siendo sustituida por ésta, que tuvo después agregadas las de San Juan de Sardón y Santo Domingo de Silos hasta el año 1885 en que, a su vez, fue suprimida, quedando desde entonces como filial de Santiago. Anejo tuvo un hospital titulado de San Pedro de los Arcos.

Fachada principal de la antigua iglesia de San Martín, hoy Museo de las Ferias de Medina del Campo. Dibujo a plumín autor página.
Fachada principal de la antigua iglesia de San Martín, hoy Museo de las Ferias de Medina del Campo. Dibujo a plumín autor página.

a) La época y fundación de la iglesia y Hospital consta de la inscripción que se lee debajo del artesanado de la capilla mayor. Dice así: PEDRO DE RIBERA COMENDADOR DE CIEZA CAVALLERIZO MAYOR CAPITAN E ALCAIDE DE CARTAGENA E MARIA DE MEDINA SU MUJER CRIADOS DE LOS PODEROSOS SEÑORES E REY DON FERNANDO E LA REYNA DOÑA ISABEL DE GLORIOSA MEMORIA EDIFICARON ESTA IGLESIA E OSPITAL AÑO MIL D XIV. Los escudos o blasones existentes en el artesanado coinciden con los del retablo y el de la fachada, lo que demuestra que este matrimonio, a quien pertenecen tales blasones, costeó integramente la obra. Un hijo del mismo tiene su sepulcro en el muro del Evangelio de la misma capilla mayor, según reza la lápida sepulcral a saber: AQUI YAZA DIEGO DE RIBERA COMENDADOR DE PEÑA USENDE CAPITAN DE GENTE DAR DE SV MAJESTAD FIJO MAYOR DEL COMENDADOR PEDRO DE RIBERA E DOÑA MARIA DE MEDINA SV MUJER CAVALLERIZA MAYOR DE LA CATHOLICA REINA DOÑA YSABEL --FUNDADORES DE ESTA IGLESIA-- FALLESCIO A V DE JVNIO DE 1539. REQUIESTANT IN PACE. AMEN. Hijo de este Diego y de su mujer Dª- Isabel de Quintanilla fue otro Pedro de Ribera de Quintanilla, que se distinguió en las guerras sostenidas por Felipe II en Francia, por lo que fue honrado con el gobierno de Salamanca primero y más tarde con el de Aranjuez.

N. Copiamos de Ayllón: "Tiene dos solares conocidos (esta familia) en Galicia, distantes uno de otro y fundados en distintos tiempos por siferentes sujetos. El uno se halla hoy en la casa de los marqueses de Villafranca por la de Lemus; el otro en la de Monterrey. Entrambas traen su origen de sangre real. Este reúne en sí dos líneas reales: una de los ostrogodos por el Conde D. Mendo, y otra de los reyes de Asturias por Dª. Juana Romanes, su madre, nieta del rey D. Fruela I. Esta rama de los Ribera de Medina viene de Perafán de Ribera, cuyo hijo Payo de Ribera señor de Malpica y Valdepusa, fue padre de Diego de Ribera, ayo del príncipe D. Alonso y de la infanta Dª. María González de Santisteban, hija de Pedro Sánchez de Valladolid, contador mayor de D. Juan II y de Dª. Beatriz de Santiesteban y Corral, como lo trae Zurita en el tomo cuarto de sus Anales, lib. 19, cap. 10, los cuales procrearon a D. Andrés de Santiesteban, alcaide de Burgos y señor de Fuentes de Valdepero, y al comendador Pedro de Ribera, alcaide del castillo de Montefrío en el reino de Granada y capitán de las guardias de los Reyes Católicos, el cual casó en Medina con Dª. María de Medina, comendadora de la misma orden. Su hijo mayor fue Pedro de Ribera, caballero del hábito de Santiago, que habiendo casado con Dª. Ana de Chaves, tuvieron a D. Diego y a Dª. Isabel de Ribera, la cual contrajo matrimonio con D. Pedro de Morejón, caballero del hábito de Santiago, D. Diego de Ribera, comendador de Peñausende, casó con Dª. isabel de Quintanilla, por la cual vino a ser D. Pedro de Ribera heredero de la casa de Quintanilla y de Dª. Ana de Tarsis. De este matrimonio nació D. Pedro de Ribera, caballero del hábito de Santiago, que casó con Dª. María de Quiroga, sobrina del cardenal... Dª. María de Ribera, hija de D. Antonio de Ribera, primogénito de los ya citados D. Pedro de Ribera y Dª. María de Quiroga, casó con D. Francisco de Cotes, natural de Olmedo...".

A este árbol genealógico debemos oponer el reparo de que la Isabel de Quintanilla no fue hija de Alfonso, sino hermana, hijade Luis y de Catalina de Valencia; y el Diego, su esposo, no es Ribera y Chaves, sino Ribera y Medina. Así consta del testamento de Luis de Quintanilla y Lupeña, delfamoso contador.

Misa de San Gregorio
La escena dedicada a san Gregorio recoge el momento de la aparición milagrosa de Cristo, cuya imagen hoy perdida se encontraba en el interior del pequeño retablo, durante la celebración de una misa en la que uno de los asistentes puso en duda la presencia real en el sacrificio. Es uno de los motivos más habituales en el arte del siglo XV y comienzos del XVI, con una evidente tradicionalidad de la exaltación eucarística.

b) Del retablo de la capilla mayor dice el Sr. Agapito y Revilla: "La primera vez que contemplé la obra me encantó, me aficioné a ella y pretendí buscarle relaciones de familia y gasta documentos que ilustrasen su existencia..., y la más amplia negativa me ha acompañado al querer estudiar esta interesantísima obra, que no llegó a fijar la atención del viajero D. Antonio Ponz, ni del brillante escritor D. José María Cuadrado, ni aún del meritísimo D. José Marí y Mansó, eso que como he expresado más de una vez, tantas simpatías le inspiraba la triste Medina de las ferias. Tiene todos los caracteres de ser una de las primeras obras, en su género del Regimiento en España, pero con concesiones a lo gótico... Estos detalles góticos dan la fecha aproximada de la obra del retablo, que no avanzaría más acá del primer quinto del siglo XVI. La arquitectura del retablo es obra de las primeras que en su estilo se hacían en la región , por artista meritísimo, que conocía bien el desarrollo que seguía el arte en su movimientoevolutivo del gótico decadente, pero brillante, de los tiempos de los Reyes Católicos, el Renacimiento enérgico y sugestivo de Carlos I... Conserva el retablo de su primitiva escultura los grupos en figuritas redondas, más que relieves, de la misa de San Gregorio y Santiago en el banco; la estatua sedente de San Martín, obispo, en el segundo cuerpo; y el Calvario del remate. Toda ella es curiosísima y de gran valor. La composición de la Misa de San Gregorio es muy simétrica: ocupan el altar (del que falta Jesús saliendo del sepulcro) y el Papa la parte central; a cada lado hay cuatro figuritas, dos de pie (una de la izquierda leyendo con lentes y otra de la derecha con la tiara en las manos); un cardenal arrodillado y sentado respectivamente (leyendo el de la derecha) y otra más pequeña arrodillada junto a San Gregorio... Las figuritas son algo rechonchas; tienen expresión y muestran la edificante escena con naturalidad, aunque no sea suelta, y las figuras se agrupan en demasía... El otro grupo del banco es también una lindeza; Santiago se ofrece sobre brioso caballo, blandiendo en alto la españa (que falta) que descarga sobre unos moros que ruedan por el suelo, mientras otro jinete huye peña arriba; el fondo lo constituyen grandes peñas donde asientan un castillo y una casita, conversando al pie de aquél dos guerreros cristianos... Con no igual comodidad se aprecian las excelencias de la magnífica estatua de San Martín. Sentado en su trono prelacial, muéstrase la figura con naturalidad y corrección; la cabeza parece un retrato, y es muy hermosa...; es una buena escultura que hace perfecto juego con el resto del retablo... La escultura es importantísima, muy natural, como he dicho, y abrillanta grandemente el retablo, eso que faltan los otros dos grupos del banco o basamento, que serían otras dos lindas escenas historias, y aún otro grupo que habría debajo de la estatua de San Martín, y quizá otro en el centro de dicho basamento. Puede conceptuarse, de todos modos, que el escultor era un artista de mérito, que conocía perfectamente las obras de la época en Burgos, Toledo, Ávila, Palencia, y que no iba muy separado de los Vigarny, Zarza, Ordóñez, Siloee, por citar los más conocidos de estos reinos. ¿Sería alguno de ellos?"

"Sube la importancia de la obra en lo referente a la Pintura... La serie de las siete tablas (Anunciación, Visitación, Nacimiento de Jesús, Adoración de los Reyes, Circuncisión, Huida de Egipto y Jesús en el templo) es de un interés inmenso; hay en ellas un gran naturalismo y una gran firmeza de colores, con un dibujo cuidadísimo, que no pierde el detalle más insignificante; allí todo está hecho, no se deja nada para adivinar. El pintor sería acasoun discípulo de Pedro Berruguete o de su sucesor en 1507 en la pintura del retablo de la catedral de Ávila, Santacruz y no Santos Cruz como se ha escrito. Integro el retablo, adornadas estas hermosas tablas, con la orla de la parte superior de recortados temas, que recordaban más los góticos detalles que fue frecuente poner, sería verdaderamente una preciosidad... la obra en conjunto y en detalles es muy primorosa y de verdadera importancia en las Bellas Artes castellanas del siglo XVI y la alhaja artística de Medina del Campo".

Tampoco es de mérito el retablo existente en la capilla de los Palomares, llamada así por haberla fundado Dª. María de Palomar, que asimismo dejó fundada una capellanía que ha tenido la fortuna de subsistir hasta nuestros días.

c) Respecto del hospital de San Pedro de los Arcos hemos encontrado un documento harto significativo. Es el testimonio de la visita practicada al mismo por el abad D. Jerónimo de Dueñas, el 11 de noviembre de 1582, que obra en el archivo de San Martín. Resulta que la situación del tal hospital era en aquel entonces sumamente precaria. El edificio, contiguo a esta iglesia, lado del Poniente, era viejo y amenazaba ruina. Aparte la habitación del santero, y una pequeña capilla o ermita, tenía un solo aposento de relativa amplitud "sin apartamento alguno con cinco camas viejas de madera y una manta de andrajos" Pertenecía a la cofradía del mismo título establecida en la parroquia de San Juan de Sardón, a la cual cofradía dio autorización el abad para vender la parroquia de San Martín una parte del corral y la espalda y contiguo a la capilla mayor, con el fin de edificar una torre, que quedó en proyecto (la espadaña actual sobre la fachada es del siglo XIX). Es curioso y aleccionador saber que el mismo testimonio que ,la mencionada cofradía se componía en aquella fecha de menos de ocho individuos, puesto que las cuatro que asistieron a la junta en que otorgaron poderes para la venta era mayoría, y no obstante el estado de pobreza en que sostenían el hospital, cuyo único beneficiario era, al parecer, el santero (pues no se menciona la existencia de enfermos, ni es de creer apetecieran aquel confort), poseía rentas de alguna consideración, porque la Chancillería de Valladolid entendía en causa que se seguía al mayordomo de la misma por falta de escrúpulos en la administración. ¡Cómo si el hospital fuera bonita socaliña para otros fines... no piadosos!

N. Conocemos otras actuaciones, no ciertamente laudables, del mayordomo. Sebastián de Caraballo, personajillo influyente y sin escrúpulos. Cuando el coronel Mondragón (15 N. b) vino a Medinaen 1570 y expresó su legítima pretensión de vestir el Hábito de Santiago, uno de los que recordaron , con la aviesa intención de que no justificara la requerida limpieza de sangre, que un pariente de su madre había sido condenado por judaizante, fue este Sebastián de Caraballo, quien repitió la faena 25 años más tarde, contra análoga pretensión, también frustrada, de Alonso de Mondragón. V. la citada obra de Salcedo Ruiz, cap. IX y XXV.

d) Contiguo a esta iglesia, lado del Naciente, está el antiguo Casa palacio del Marqués de Falces. Este marquesado perteneció a los caballeros PERALTA, oriundos de los reyes de Navarra y más concretamente del famoso condestable Pierres de Peralta que tan eficazmente sostuvo la causa de D. Enrique en la segunda batalla de Olmedo. El primero que entroncó en Medina fue D. Luis de Peralta, que casó con Dª. Catalina de Pedrosa, hija del Gutierre de Pedrosa de que luego hablaremos. Este peralta fue capitán de caballos de lanzas ginetas, por lo cual acompañó al emperador Carlos en todas sus jornadas,. Hallóse en un encuentro delante del Emperador con los luteranos, del cual salió herido, y quitándose S. M. un peto de malla que traía, se la dio diciendo que "quien tanto se aventuraba era bien trajese armas Reales", cuya alhaja dejó vinculada en el mayorazgo de su casa. Honrado por el Emperador con el cargo de alcaide y capitán general de Bugía (Argelia), lo ejerció con tal celo y abnegación, que en un lapso de tiempo de quince años solo una vez vino a vez a su mujer e hijos, que había dejado en esta villa, y no más que ocho meses, regresando al punto de honor donde estuvo en constaste pelear con los turcos enemigos, los cuales, al fin, lograron darle muerte en una batalla, el año 1552, llevándose su cabeza a una mezquita de Argel donde hoy --dice Ossorio-- está en una jaula de alambre. En cambio, de sus huesos afirma que están sepultados en una capilla de Santo Domingo el Real (querría decir de San Andrés, iglesia de Dominicos) que tenía fundada con su esposa Dª. Catalina, de cuyas virtudes hace el mismo historiador cumplido panegísico. También le hace de su padre, el comendador Gutierre de Pedrosa, hombre belicoso en extremo, el cual, celebrándose audiencia en la cárcel, cuando el levantamiento de las Comunidades en la villa, enfrentóse con el jefe de los comuneros, Pedro deTorres, le asió de los cabezones, y le hizo dar garrote en la misma audiencia; proeza poco jurídica cientamente (pagina 259).

Hermano e hijo de este Luis de Peralta fue el capitán ALONSO DE PERALTA, infortunado por demás en la defensa de la misma plaza de Bagía, que también le estuvo encomendada, y del que, acaso por su infortunio, o dicen nada nuestros cronistas. Supliremos esta falta copiando lo que dice Sandovalen el libro XXXII, cap. XXXII de la "Historia del emperador Carlos V": "Siendo capitán general de esta ciudad D. Alonso de Peralta, natural de Medina del Campo, Salh Arraez, gobernador de Argel, a persuasión de un morabito llamado Didi Mahomet el Haxi, fue sobre ella con una armada de veintidos bajeles por mar, y un cuerpo de más de 40.000 hombres por tierra, entre los cuales iban diez mil tiradores. Y habiendo ocupado el castillo imperial, que los cristianos desampararon, pareciéndoles que no se podía bien defender, cercó el castillo de la mar, y lo batió cinco días, y después de algunos asaltos, lo entró, por fuerza de armas, habiendo en él solo cuarenta soldados españoles que pelearon animosamente. De allí fue luego sobre el castillo grande, donde restaba D. Alonso de Peralta con toda la otra gente, y le batió veintidos días, al cabo de los cuales faltándole a D. Alonso ánimo, o movido de piedad de las mujeres y niños, fiado del partido que el moro le hizo, se rindió, habiéndole prometido, que le dejaría ir libre a él y a los que con él estaban, y les dejaría bajeles en que pasasen a España. Con esto el moro entró al castillo a 27 de septiembre, día de San Cosme y San Damián. No se cumplió con Peralta lo que había prometido, porque el turco o el moro los tomó a todos por esclavos, dando solamente libertad a D. Alonso y otros veinte con él. Los cuales vinieron a España, y el Emperador mandó prender a D. Alonso y a los que le aconsejaron que se rindiese, y tratándose esta causa en consejo, acusando el fiscal a D. Alonso, fue condenado a muerte. Y en Valladolid a 4 de mayo de 1556 le sacaron de la cárcel pública armado, y con pregones le trajeron por las calles, quitándole en cada cantón o parte más pública una pieza de armas, y de esta manera con pregones afrentosos le fueron desarmando, hasta llegar a la plaza mayor, donde sobre un tablado le cortaron la cabeza como a cobarde, que le fuera mejor como valiente y como quien él era y lo habían hecho sus pasados".

Hijo del matrimonio Peralta-Pedrosa fue D. JUAN DE PERALTA, quien siendo recién casado al tiempo del levantamiento de los moros de Granada, fue a servir a sus expensas en esta guerra y --cosa peregrina en aquellos tiempos y en éstos-- vino de la guerra muy empeñado y lo estuvo hasta que murió. Así lo atestigua Ossorio, pág. 261.

Otro LUIS DE PERALTA, hijo de este Juan, fue designado por el Consejo de la villa, capitán de sus tercios en la guerra contra Inglaterra, formando parte de la Invencible, y era tal su bizarría, que al pasar por tordesillas camino de La Coruña, se le agregaron las tropas de la villa vecina para militar a sus órdenes. La empresa resultó, según es sabido, desastrosa, regresando a La Coruña milido y quebrantado de la embarcación, habiendo estado una noche con el agua hasta los hombros, lo que fue causa de su muerte prematura acaecida en ésta su villa natal.

Otro Peralta, D. PEDRO, mereció del Emperador la honrosa distinción de ser custodio del Delfín de Francia cuando hubo de entregarle en rehenes su padre el rey Francisco I, el prisionero de Pavía, para obtener su rescate.

e) Este palacio de los Peralta fue adquirido en 1894 por el generoso y entusiasta medinense ISIDORO SANZ MÉNDEZ (1N. 9), con los bienes de su difunta hermana Dª. Regina, para instalar un colegio de niñas que confió a la nueva congregación que acababa de fundar la R. M. Cándida (Dª. Juana Josefa Cipitria) con el título de Hijas de Jesús. Después de ligeras obras de adaptación fue abierto en septiembre del mismo año, aunque las clases de párvulos, por la que ha desfilado buena parte de la juventud medinense, iniciándose en el balbuceo del saber, no se inauguró hasta el 7 de septiembre de 1896. Por ella solo merece eterno reconocimiento el piadoso fundador, y en esta institución pudiéramos repetir lo dicho del Hospital de la Concepción. También D. Isidoro soñaría con que la base que él ponía sería consolidada y ampliada en bien del pueblo, tan necesitado de centros de enseñanza. No ha sido así hasta la fecha. Sus amplias y diáfanas aulas, soleadas galerías, patio abrigado, devota capilla, disciplina, piedad, constancia probada... merecían mayor estimación por parte de la sociedad medinense.

f) Enfrente de San Martín está la antigua casa-palacio de los Quintanilla. Ya consagramos el recuerdo posible, si no el merecido, al primer caballero de esta familia avecinado en Medina, el famoso contador Alonso de Quintanilla (35 N. a). Diremos algo de sus descendientes.

Hijo de Alonso fue LUIS DE QUINTANILLA, caudillo de los comuneros medinenses en la salida de éstos hicieron, después del incendio de 1520, contra Alaejos (70). Posteriormente Luis se encargó de la custodia de la reina Dª. Juana cuando los comuneros fueron dueños de Tordesillas; y su segunda mujer, Dª. Catalina de Figueroa, estuvo al inmediato servicio de la soberana. Después del desastre de Villalar, este Quintanilla fue exceptuado del padrón otorgado por el Emperador, pero volvió más tarde a su gracia y servicio porque figuró como maestresala de S. M., como declara en su testamento. Por él nos enteramos de que su palacio daba a la plazuela de San Juan, y alcanzaba la del Teatro, llamada algún de Quintanilla. Sabemos asimismo que su hijo Cristóbal murió en la batalla de Pavía, "defendiendo honradamente el estandarte del infante D. Fernando debajo donde él iba y está enterrado en San Francisco de Pavía en depósito" y el piadoso padre mandó a su mayorazgo que, valiéndose de mercaderes, procurase traerle a su capilla de San Juan de Sardón, donde dispuso también su enterramiento y el de sus dos mujeres. Murió el 29 de diciembre de 1527. Hijo y mayorazgo de éste y de Dª. Catalina de Valencia fue

ALONSO DE QUINTANILLA, el fuerte, a quien el cielo, dice Ayllón, "dotó de extraordinarias fuerzas, cuya fama, esparcida por todas partes, dio ocasión a que el emperador Carlos V lellamase para servirse de él en las ocasiones, Cuéntase de él, y lo traen nuestras memorias antiguas, cosas asombrosas, que parecen increíbles: como que metía un clavo en su madero empujándole con el dedo pulgar, como si fuera a golpe de martillo; rompía dos herraduras juntas de caballo sin más instrumento que sus manos... También se dice por tradición en esta villa, su patria, que hablando desde la calle a una dama que estaba asomada a una ventana cubierta por delante con una fuerte reja de hierro, como le dijese por chanza que si gustaba de entrar franquease la puerta, él, diciendo y haciendo, echó mano a la reja, y estribando con el pie en la pared, la arrancó y se facilitó la entrada. Venían de muy lejanos países hombres briosos a probar con él sus fuerzas, ya fuese en la lucha y ya en otros ejercicios corporales, y de todos llevaba la victoria, por lo cual era comúnmente llamado Alonso de Quintanilla el Fuerte. Fue uno de los escogidos por el Emperador para que le acompañara en el desafío a que le provocó Francisco I rey de Francia, presentándose en el campo señalado. Mereció que la misma Majestad Cesárea le escribiese la siguiente carta:

Alonso de Quintanilla, ya sabéis las guerras injustas que el rey de Francia a movido estos años contra nos y nuestros estados, y como no he querido cumplir lo que se asentó y juró al tiempo que lo pusimos el libertad, y como so color de cobrar sus hijos, que nos dejó en rehenes por él, ha puesto en armas a toda Italia contra nos, y nos ha enviado a desafiar, y lo mismo el rey de Inglaterra por tratos y persuasiones suyas, y porque para resistir a los dichos reyes y ofendellos, si necesario fuese, conviene juntar mucha gente para un ejército y dos o los que fueren menester, yo os encargo y mando que así para lo susodicho, como para otra cualquier cosa de guerra que se nos ofrezca, estéis apercibido para nos venir a servir con nuestra persona y casa en la mejor orden y más cantidas que pudiéredes, como de vos confío, porque demás de hacer lo que debéis y sois obligado,, en ello me serviréis. En Madrid a catorce de marzo de quinientos veinte y ocho. Yo el Rey. Por mandado de S. M. Pedro de Zuazola.

El desafío no tuvo efecto, al fin, pero dio lugar a que Alonso de Quintanilla "el Fuerte", ostentara como timbre de gloria esta demostración de confianza y distinción que recibiera del Emperador.

Otra merced recibida de los Reyes por la familia Quintanilla fue la de tener vinculada la dignidad de alférez de la villa, que siempre ejerció, juntamente con el oficio de regidor, uno de sus miembros.

No solo en el sexo fuerte tuvieron los Quintanilla individuos de relevante mérito, También en el débil se distinguieron sobremanera por sus eximias virtudes -a juzgar por la relación de los cronistas locales que les dedican los más encomiásticos elogios-- entre otras las siguientes:

Dª. Aldara de Quintanilla, religiosa profesa en el convento de Santa María de las Dueñas, cuyas relevantes virtudes trascendieron llevándola a fundar nuevos monasterio en Belmonte y en Ocaña, donde murió "llena de merecimientos y dejando gran opinión de santidad", dice Ayllón.

Dª. Juana de Quintanilla y Tarsis, hija de Alonso "el Fuerte", y esposa del Diego de Ribera y Chaves, con cuyo matrimonio entroncaron nuevamente ambas poderosas familias.

N. Con ocasión de la publicación de un interesante "Estudio histórico-crítico de Alonso de Quintanilla", por D. Rafael Fuertes Arias, se tributó un homenaje al contador de los Reyes Católicos el año 1903, dándose su nombre a la calle que llevó anteriormente el de Palenzuela.

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18 - PALACIO DEL CONDADO DE BORNOS, y mayorazgo de Torre y Eguíluz, fundado en el siglo XVI por el regidor de la villa D. Francisco de la Torre, quien dejó renta para que el mayorazgo vistiera cada año a quince pobres de su misma feligresía. Con esta familia enlazó en el siglo XVII la de Eguíluz y Salcedo, que tuvo una serie de representantes en el regimiento de la villa, y más tarde llegó a vincularse con el condado de Bornos. Hijo del fundador del mayorazgo fue el

a) Dr. JUAN DE LA TORRE, sacerdote y catedrático de Salamanca primer, jesuíta después, del cual nos dice lo siguiente López Ossorio, pág. 197:

"Fue catedrático en cánones en la ciudad de Salamanca; fue tan gran letrado y de tan apacible condición que entrando en las escuelas se iban todos los estudiantes tras él, y algunas veces buscaban el mayor local para que cupiesen; sus mismos maestros se aprovechaban de él para lecciones de oposición de cánones y leyes, y los opositores y todos los que se graduaban en leyes y cánones se valían de su gran ingenio y era tan apacible que a todos les daga gusto. Jamás salía de su estudio si no era a decir misa y a la visita de la cárcel a sacar presos por deudas; en esto expendía lo más del día y de su renta, y estas obras pudieron tanto con la majestad de Dios que vino a dar la mano a todo y se entró en la Compañía de Jesús, con lo cual edificó a muchos, que por su buen ejemplo hicieron otros letrados lo mismo".

Refiere después que el Adelantado de Castilla le llevó de confesor y consejero a la jornada de portugal (sería la de 1580) y que en el hospital de Yelves prodigó su asistencia caritativa a los muchos soldados que enfermaban, a consecuencia de lo cual enfermó a su vez y murió ejemplarmente, sin consignar la fecha, como tampoco la de su nacimiento.

Hijo también del regidor Francisco de la Torre sería, probablemente, otro regidor de igual nombre que actuó de comisario, con mucha fortuna, juntamente con D. Juan de Montalvo en la defensa de Medina en el pleito promovido, año 1616, por el ambicioso Marqués de Sieteiglesias, el famiso D. Rodrigo Calderón (V. 16N).

N. Cuando los franceses incendiaron, durante la guerra de la Independencia, el convento de San Andrés, sirvió este palacio de albergue a los frailes dominicos, por lo que suele llamársele palacio de Santo Domingo.

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19 - CASA PALACIO DEL MAYORAZGO DE GALARZA, de cuya familia son muy escasas las noticias registradas, aparte algún regidor de igual apellido.

a) Esta casa fure adquirida y engrandecida con magnífico teatro de nueva planta por D. Eusebio Girando Crespo, en 1917, con el nobilísimo propósito de destinarle a Casa Social, halagado por la esperanza de suavizar la lucha de clases, ya en tensión, y de conjurar el cruentísimo choque a que conducía el desenfrenado egoísmo de los unos y el odio correspondido de las otros, dispensando generosa ayuda moral y material a los trabajadores. Fracasó el intento, es cierto, pero en estricta justicia debemos cargarlo a la incomprensión de los demás y abonar a los elevados propósitos del generoso donante el mérito de la nobilísima empresa.

En 1920 y bajo los mismos auspicios quedó convertido en Colegio de primera y segunda enseñanza, cuya dirección fue encomendada a los Hermanos Maristas, los cuales, al menor soplo de contradicción, se disolvieron en 1931 y abandonaron el Colegio que desde entonces aguardaba nuevo destino en consonancia, seguramente, con el propósito del espléndido fundador, que, temiendo que la excentricidad del sitio comprometiera el éxito del Colegio, adquirió el palacio de Castroserna (frente al del Almirante) con la intención de edificarle allí nueva planta.

b) D. EUSEBIO GIRALDO CRESPO, es sobradamente acreedor de unos apuntes biográficos. Había nacido en Quintanilla de Abajo el 5 de marzo de 1837, y muy joven se estableció en esta plaza, dedicándose al comercio en que muy pronto se destacó por su actividad y talento comercial. Casó sucesivamente con dos virtuosas damas medinenses, Dª. Gregoria y Dª. Eleuteria Fernández Miranda, y ya vinculó todos sus afanes al engrandecimiento de Medina, preocupándole en todos sus órdenes. En 1867 es ya regidor segundo de su Ayuntamiento. Alejado de las tareas municipales al triunfar la revolución del 68, vuelve a las mismas en octubre de 1869, elegido por sufragio popular, y cuando el alcalde le invita a prestar el juramento entonces de rigor, dice sin ambages: "Juro guardar y hacer guardar las leyes, más no la nueva Constitución de la que disiento". Al ser proclamada la primera República y constituirse el Ayuntamiento por sus devotos, D. Eusebio deja la concejalía para volver a ocuparla el 16 de enero de 1874, cuando aquélla fue eliminada, y en 4 de enero del año siguiente es nombrado alcalde del Ayuntamiento monárquico, iniciando al punto las gestiones pro restauración del cuartel. En 1887 presidió una Asamblea Agrícola reunida en esta villa. Volvió al Ayuntamiento en sucesivas elecciones dejando siempre huellas y su desinterés, acreditando con hechos que no convertía el cargo de concejal en lucrativa granjería. Así, en el acta del 13 de agosto de 1885 se lee que cedió gratuitamente para la vía pública 101 metros cuadrados de las calles de Salamanca y Ronda de Gracia. El 12 de marzo de 1891 renunció la concejalía por haber sido elegido diputado a Cortes por la Cámara Agraria. Con este carácter secundó eficazmente las gestiones de Gamazo para conseguir, al fin, la restauración del cuartel, iniciada en 1894, y cuando en 1913 el Banco de España pidió garantías personales del empréstito concedido al mismo fin, don Eusebio fue el primero en ofrecer la suya.

En junio de 1921 aconteció la catástrofe de Anual (Marruecos) y el patriotismo lastimado de los españoles ofrendaba al Gobierno, por provincias, sendos aeroplanos. Giraldo no se limitó a ser de los primeros suscriptores en la colecta provincial. Escribió al Presidente del Consejo de Ministros para que adquiriesen a su exclusiva costa uno de los mejores. D. Antonio Maura se apresuró a contestarle, después de dar encomiástica referencia a la Prensa, con la siguiente carga autógrafa:

Madrid, 30 de agosto de 1921.

Quiero amigo: Mil gracias por los afectuosos términos de su carta de ayer, adecuados a nuestra ya antigua y buena amistad. En trances como el presente nada puede nadie regatear a la Patria, y bien lo muestra el noble rasgo que forma la segunda mitad de su carta. Le felicito por él y en nombre de S. M. el Rey y de España acepto su donativo de un aeroplano de los mejores. Al ministro de la Guerra he comunicado la oferta de V. y allí donde esta clase de artefactos militares se adquieren, cuidará de hacer efectiva la decisión de V. Para abreviar es posible que el jefe de tal servicio se comunique directamente con V.

Salúdale con el mejor afecto. A. Maura.

Consagró entonces su cariño a Medina haciendo que este nombre brillara al sol en las alas del hidroavión; Consagró entonces su cariño a Medina haciendo que este nombre brillara al sol en las alas del hidroavión; pero desde un principio lo demostró con obras. Procurando siempre por la paz social, dispensó su protección económica a las Sociedades Obreras, antes de que éstas aceptaran como punto cardinal de su programa l lucha de clases. El Asilo tuvo en él su más espléndido patrocinador. En los Juegos Florales conmemorativo del centenario de Isabel la Católica, premió con largueza el trabajo que dio origen al citado libro "Las Ferias". La instalación de la Cruz Roja en esta villa se debió moral y materialmente a él, que fue su primer presidente. No se inició ni continuó en la villa una sola obra de carácter benéfico-social que no le reconociera la prioridad en protegerla y sostenerla. Las crisis de pan se resolvían en Medina pronto y satisfactoriamente por el altruismo de nuestro primer fabricante de harinas. De llaneza cordial y franca acogía benévolo a cuantos a él se acercaban, aún a los más sencillos. No faltaba una sola tarde a su excursión a San Rafael, y cuando de allí regresaba a los atardeceres de primavera y verano, la niñas de Pozal de Gallinas, siempre en acecho, se acercaban confiadas al coche de D. Eusebio pidiendo una rosa, y el coche paraba indefectiblemente, y con la mayor complacencia distribuía entre las más complacidas pedigüeñas las flores de que volvía siempre bien provisto. Cuando los muchos años le obligaron a recortar el largo paseo, se dirigía, también con regularidad absoluta, al más cecano San Luis, donde cuidó bien pronto la situación una fuente a la vera de la carretera para practicar con el sediento caminante, anticipandose al ruego, la tercera obra de misericordia. En mil rasgos se trasparentaba su alma prócer. Cristiano viejo, no perdía su Misa de once, atravesando la plaza con señorial continente, envuelto en su clásica capa española.

"Por la puerta de las casas de los dependientes o servidores de D. Eusebio, pasará alguna vez el hambre, pero nunca entra", dijo un obrero en un acto público, y, efectivamente, el que entraba a servirle no salía, como no fuera por muerte o jubilación, porque Giraldo no despedía a sus servidores inútiles; les concedía retiro vitalicio, anticipándose a la moderna legislación social, o mejor dicho, siguiendo la añeja costumbre cristiana de considerar al criado como un familiar más, digno siempre de amparo y tutela. Y cuando murió el 14 de marzo de 1922, con plena lucidez mental hasta los últimos momentos, edificando a los que estábamos presentes por su fervorosa aceptación de la muerte --con el Crucifijo en la mano y el estertor en el pecho, ¿qué quisieras haber hecho?, dijo cuando se le día a besar, terminada la imposición de la Santa Unción-- le acompañaban varios dependientes, octogenarios como él, alguno de los cuales llevaba en la cada 50 años.

Era Senador del Reino y estaba en posesión de la Gran Cruz del Mérito Naval. Las corporaciones provinciales habían solicitado para él la concesión de un título de Castilla, y el Ayuntamiento acordó declararle Hijo Adoptivo, dedicándole una placa metálica con el siguiente texto grabado: "El Ilustre Ayuntamiento de Medina del Campo en sesión del día 12 de octubre de 1921, acordó por unanimidad, conforme a lo solicitado por numerosos vecinos, declarar HIJO ADOPTIVO de esta villa al Excmo. Sr. D. Eusebio Giraldo Crespo, como testimonio perenne de viva y honra gratitud de los inmensos beneficios de carácter filantrópico-social realizados por el mismo en favor de la población, creando y fomentando con magnánima liberalidad y a costa de su patrimonial fortuna, centros de cultura e instrucción cooperando con asidua constancia a todos los actos benéficos, y significándose más aún últimamente con su generoso destello patriótico al donar a España, para el servicio de su Marina de guerra, un costoso hidroavión que obstenta el nombre -MEDINA-GIRALDO-". Como testimonio de auténtica unanimidad, aparecen las firmas de todos los concejales sin exceptuar el representante de la Casa del Pueblo, que previamente se había adherido con frases de sincero reonocimiento.La misma unanimidad en el sentir popular se demostró en su entierro, que fue presidido por las primeras autoridades de la Provincia.

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